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Esta historia está relacionada con el concepto de blanquedad, capitalismo, con las relaciones coloniales y neocoloniales y con las políticas de clase. Los acuerdos entre países transformaron la sociedad permitiendo el enriquecimiento de las naciones y de las clases económicamente más altas y, a la vez, empobreciendo a grupos de población en una región de Asia. Además, se observan relaciones de dominación y subordinación de clases, por ejemplo, los campesinos fueron discriminados de la sociedad y les arrebataron sus derechos humanos y de ciudadanos. No hay que olvidar el obstáculo que supone para hacer progresar a las nuevas generaciones, privándoles del derecho al saber, al conocimiento. Todos los conceptos anteriores caracterizan la ideología de un país oriental que perjudica al progreso de la educación, aunque al mismo tiempo tienes propósitos de crecimiento económico. La enseñanza se ve condicionada por varios factores ideológicos, como los manuales, la forma de pensar de los docentes, la cultura de un país, etc, pero la lectura nos muestra un caso extremo porque, ¿En que lugar del mundo se puede luchar por un progreso y un crecimiento económico y dejar de lado a la educación? Parece ser que en un país oriental es posible.

Como conclusión, la lectura es una viva imagen de cómo el capitalismo de un país puede llegar a pretender que existan personas que sufren y se les priven de sus derechos como ciudadanos, mientras en otra parte del mundo otros se están beneficiando. Observamos, claramente, como la ideología influye en la educación. Detrás de la viva imagen de cada nación hay unos intereses económicos, personas subordinadas ante la ley y regidas por unas normas. La verdad es que el relato me ha hecho reflexionar sobre la sociedad en sí, sobre la estrecha relación entre poder y saber y el materialismo que nos rodea. No hay que quitarles la comida ni privar de los derechos a unas personas para que otras vivan mejor. La sabiduría, la educación nos abren esa puerta hacia un mundo mejor, no se la cerremos a nadie. Para una prosperidad económica es necesario formar a la población para que sea competente.