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Escolástica / Fin de la edad media

Enviado por   •  24 de Septiembre de 2018  •  1.691 Palabras (7 Páginas)  •  362 Visitas

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1. Iglesia

2. Señoría

3. Nación

Iglesia

a) Los conflictos

En 1305, es elegido Papa Clemente V. Aviñón se convierte en la residencia de los Papas. Pero la centralización pontificia no se detiene; prosigue la organización del gobierno eclesiástico y se perfeccionan los servicios administrativos, tanto en el sentido financiero como el judicial.

La pérdida de las ventajas materiales vinculadas a la sede romana y el lujo creciente de la Corte de Aviñón, conllevaron una crisis financiera, resuelta con centralización fiscal y mayor recaudación de impuestos entre la población. Los franciscanos, con su ideal de pobreza, eran una acusación permanente contra el lujo de la Corte Papal.

b) Los teóricos adversos: Marsilio de Padua y Guillermo de Ockham

[pic 7] M. de Padua

• Marsilio de Padua (1275 – 1342)

Fue un hombre de estudio y de acción. Se opone al orden político bajo el Papado. Considera que las usurpaciones del Papado y del clero son la causa esencial capaz de turbar la paz. Según él, “La ley es la expresión de la justicia y del bien que conviene a la vida de la Ciudad”. El pueblo aparece como legislador pero su soberanía no es absoluta. En la segunda parte, más sólida, critica a la Iglesia. Señala que la organización contemporánea de la Iglesia no es de institución divina sino el resultado de un cercenamiento abusivo de las prerrogativas de los fieles, de los laicos, que constituyen la Iglesia. Considera que la Iglesia comprende a todos los fieles y laicos, y que no hay poder espiritual fuera de los laicos. La autoridad es patrimonio exclusivo del Estado, pues solo él puede disponer de la sanción (incluso espiritual). No se debe distinguir lo espiritual de lo temporal: no existe una sociedad específicamente espiritual. El Estado debe proveer las necesidades espirituales de sus miembros. Esta negación radical de la Iglesia conlleva a la universalidad del Estado. Es terminante respecto al absolutismo del Estado, aunque limitado a los confines de su jurisdicción geográfica. No aspira al imperio único. Otros autores recogen estas ideas pero las morigeran, para asegurar la independencia entre Estado e Iglesia, sin que esta deba someterse a aquel (Songe du Verger) o evitando llevar la crítica a la Iglesia hasta su negación, como es el caso de Guillermo de Ockham.

[pic 8]G. de Ockham

• Guillermo de Ockham (1280 – 1349)

Es franciscano, filósofo y académico. Se une a Miguel de Cesena y Luis de Baviera en la crítica a la Iglesia, especialmente a los errores a los Papas. Su crítica es corrosiva, pero menos absoluta que la de Marsilio de Padua. En su obra el Dialogus, acumula argumentos a favor y en contra de las tesis tradicionales sobre la Constitución de la Iglesia o los derechos del Papado; predominan los argumentos contrarios a las posiciones ortodoxas. Ockham no se propone disolver la Iglesia en el Estado, sino disociarlos, delimitar las zonas de jurisdicción de ambas sociedades y reformar la Iglesia. Para ello debe oponerse a las usurpaciones de autoridad del Papa, que no pueden extenderse a los derechos y libertades de los demás, pues pertenecen a las cosas del siglo y sobre las cuales no tiene autoridad el Papa, quien no puede privar a los hombres de las libertades concedidas por Dios, por la naturaleza o por otros hombres. Admite como fuente de derecho junto a Dios, a la naturaleza y a los compromisos humanos, lo cual es uno de los aspectos más progresivo de su pensamiento. Recoge los argumentos del Defensor pacis pero los despoja de su agresividad y alega incluso contra la supremacía del Papa respecto a las otras Iglesias. Examina la cuestión en función de la utilidad para la Iglesia, para la sociedad cristiana, dando prioridad al principio de unidad en Cristo. Al final, luego de examinar una serie de consideraciones, concluye que el Papa tiene toda la autoridad sobre las instituciones basadas en el Evangelio (sacramento, clero, asuntos eclesiásticos) pero no le corresponde imponer la obediencia de todo aquello que la ley evangélica no prescribe.

c) Los últimos teóricos de la teocracia pontifica

La tesis de Marsilio de Padua y de Guillermo de Ockham causaron reacciones. Entre los argumentos esgrimidos destacan los siguientes: el Papa recibe directamente de Dios la plenitudo potestatis, siendo el emperador un agente de la Iglesia. El Estado está en la Iglesia, lo temporal en lo espiritual, lo accesorio sigue a lo principal.

d) El Gran Cisma, las herejías

El retorno del Papa a Roma (1377) se vio seguida de desórdenes que dividieron la cristiandad por cerca de cuarenta años. En 1378, la población romana exigió que fuera elegido Papa uno de los suyos. Los cardenales eligieron al italiano Urbano VI, pero luego indicaron que fue bajo presión y designaron al francés Clemente VII, quien residió en Aviñón. Se produjo así un cisma. El asunto empeoró cuando un concilio reunido en Pisa en 1419 depuso a ambos y designó a un tercero. En Inglaterra, John Wycliffe critica vivamente a la Iglesia y exalta el poder temporal. En sus obras De dominio divino (1375) y De civili dominio (1376) distingue el señorío de derecho o ius, del poder o potestas, possesio, y del uso o usus. A Dios le corresponde el dominio, el cual ejerce de manera inmediata sin intermediarios.

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