Europa y la gente sin historia. El tráfico de esclavos.

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El segundo mecanismo operaba por medio de un proceso judicial; esto se refería a las transgresiones del linaje, de las personas vivas e incluso de los ancestros, aquí se les separaba de su linaje, y a veces a estas personas se les vendían como esclavos.

El tercer mecanismo era la captura en guerra. “Así pues, para las élites militar, judicial y comercial, el trabajo esclavo proporcionaba una buena porción de los excedentes que luego utilizarían para su sostenimiento”.

Un lugar donde las potencias en materia de tráfico de esclavos se abastecían era en La costa de oro, en África Occidental, donde muchos gobernantes contribuyeron al tráfico de sus compatriotas a cambio de armas. Para 1730 las importaciones anuales de armas en África occidental habían llegado a la cantidad de 180000 y fueron aumentando.

La declinación del tráfico de esclavos en el siglo XIX debilitó la influencia de los militares; se enlazaron los empresarios comerciales con la clase baja.

Los Estados de África occidental que participaban en este tráfico eran Asante, Oyo, Dahomey y Benin, en el último de estos florecieron centros del tráfico de esclavos a lo largo de la costa, que servían de puntos de entrada de las mercancías e influencia de los europeos y como sitios de embarque de los esclavos que provenían del interior.

Otra región de abastecimiento era África central, en el reino de Kongo; la organización social era matrilineal; los portugueses fueron bien recibidos, ya que ofrecían sus mercancías pero, a cambio de ellas pedían esclavos y marfil; por un tiempo fueron aliados y fueron evangelizados, así el gobernante fue convertido y adoptó el nombre de Don Alfonso I.

Pronto el tráfico de esclavos en esta zona se intensificó y se dividió entre quienes pudieran conseguir esclavos.

Durante dos siglos los gobernantes de estas entidades desempeñaron un papel importante como cazadores y traficantes de esclavos al servicio de los portugueses, pero igual evitaban que avanzaran al interior del país. A estos se les conoce como imbangolas o imbangalas. Del proceso político militar resultó el desarrollo de los reinos de Luba y Lunda. Estos eran un conjunto de patrilinajes que impusieron su dominio entre varios grupos.

A fines del siglo XVII hubo una creciente demanda de esclavos y marfil, ya que antes abastecían a Asia, pero ahora también a Europa pues, sus gustos por el marfil tallado, las bolas de billar y teclas de piano.

En 1807 los ingleses abolieron el tráfico de esclavos en África occidental, y así, los negreros brasileños y cubanos fijaron su mira al África de oriente.

Un grupo destacado de militares y traficantes fue el de los bembas. Los bembas se caracterizaron por el tráfico de esclavos y el comercio de marfil; un jefe distrital de esta tribu decretó que dicho comercio era un monopolio real y así lo centralizó. Se alió con los árabes y se deslindó de los otros competidores. Tiempo después, cuando se abolió la esclavitud y se prohibió la caza de elefantes por decreto de los ingleses, los bembas tuvieron que cultivar y emigraron hacia la faja donde se encontraban las minas de cobre.

Por 500 años, desde Senegambia se traficaba con esclavos, para posteriormente llevarlos a otros lugares y se comercializaba con ellos.

Hubo una marcada división del trabajo, pues los africanos se encargaban de capturar, mantenerlos con vida y transportarlos de manera terrestre, mientras que los europeos los transportaban marítimamente, los condicionaban para doblegarse y se culminaba este proceso con su distribución.

La mayor parte de estos esclavos fue destinada a América, ya que los “indígenas” no eran fáciles de someter para la realización de tareas pesadas. Esta historia, escrita por los tratantes es la que denigró a los africanos, la que los muestra como salvajes.

Algunos países africanos se beneficiaron en gran manera por traficar con sus propios compatriotas, y propició el surgimiento de otros más. “A lo largo del Niger, el tráfico aumentó el poder de los gobernantes tributarios locales tributarios locales que acabaron dedicándose a este negocio”. Hubo un gran debilitamiento de algunos estados, mismo que fortaleció a las élites tributarias militares y comerciales.

Por todos estos motivos no es posible entender a Europa sin fijar la mente en todo lo que significó África también fue de gran ayuda en su gran desarrollo y la expansión territorial.