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Historia de Carlo Magno

Enviado por   •  21 de Septiembre de 2017  •  1.937 Palabras (8 Páginas)  •  585 Visitas

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defensa de la religión; y logró, en pocos años, dar comienzo así a un nuevo Imperio germánico, que perduraría hasta comienzos del siglo XIX, cuya capital se estableció en Aquisgrán, que se convierte en el centro del mundo medieval: se reúnen los sabios de la época y algo muy particular ocurre se funda la primera universidad. El monarca tiene poder absoluto, pero 2 veces al año permitía que se reuniera la Asamblea General, en la que se aprobaban las leyes, las cuales eran escritas en códigos llamados CAPITULARES. Carlomagno divide a su imperio en condados y marcas fronterizas, a cargo de un conde o marqués funciones administrativas y militares. Los nobles eran fiscalizados anualmente por los Missi Dominici, siempre un religioso y un laico, quienes informaban al rey de cualquier anomalía en el territorio.

Aunque la continuidad de este Imperio germánico con el Imperio Romano de Occidente, desaparecido tres siglos antes, era una ficción, la restauración de la idea imperial significaba una aspiración a un poder universal por encima de los príncipes de los distintos reinos, que sería la contrapartida temporal de la supremacía del papa en lo espiritual. Esta peculiar alianza y complementariedad del emperador con el papa daría lugar a una pugna por la supremacía entre ambos poderes lo que se conoce hoy como lo teopolitico, que se prolongaría a lo largo de la Edad Media.

Además realizo en su imperio en diferentes aspectos obras muy importante, continuo propagando el cristianismo, el derecho, el orden y la cultura; su actividad en todas las ramas de la administración y del gobierno fue grande y eficiente. Acuñó monedas, fundó escuelas y recomendó a los padres la instrucción de los hijos, fomentó la creación de bibliotecas, intervino como mediador para solucionar disputas religiosas. La administración del Imperio fue confiada a unos 250 administradores reales denominados condes y emitió cientos de decretos, llamados capitulares, tratando un amplio abanico de asuntos, desde cuestiones jurídicas y militares hasta cuestiones relativas a monasterios, a la educación y a la gestión de los dominios imperiales. El Imperio no se amplió después del 800; de hecho, ya en la década del 790 las costas y los valles ribereños sufrieron las primeras y temibles incursiones de los vikingos. En el 814 designó su sucesor al único hijo que le quedaba, Luis. Su residencia favorita se situó en Aquisgrán desde el 794. En su palacio reunió eruditos de toda Europa, el más famoso de los cuales fue el clérigo inglés Alcuino de York, al que puso a cargo de la escuela palatina.

Carlomagno fue un personaje sobresaliente para la historia de la iglesia porque a su manera persistió en que se propagara el cristianismo y de esta manera el permite que esa fe cristiana con raíces verdadera se extendiera en Europa, pero con muchas hojas marchitada por las ideología de los hombres el cristianismo perdía su esencia.

Prácticamente el fue un hombre que restauró el Imperio en Europa occidental. El heredó el Trono al morir su padre (768) y lo completó con los territorios orientales concedidos a su hermano Carlomán. Gracias a Carlomagno, hoy en día contamos con universidades. Él creía que el conocimiento era sumamente importante e hizo que los sabios impartieran sus descubrimientos, los cuales eran documentados; ordenó que se enseñe el latín. Todo lo realizó sin nunca haber asistido a la academia, pese a eso, aprendió varios idiomas. También cabe destacar que Estando en el poder Carlomagno y siendo coronado pretendía revivir los días de gloria del Imperio Romano. En una época caracterizada por el alto grado de violencia y de anarquía que presidía la vida social, el Imperio carolingio fue un gran esfuerzo de organización político-administrativa. Aunque no había una capital fija (la capital del Imperio estaba donde se encontrara el emperador con su corte), la ciudad germánica de Aquisgrán cumplió esas funciones de manera casi permanente. Desde allí, una Cancillería, a cuyo frente se encontraba un clérigo culto, dirigía los asuntos tanto civiles como eclesiásticos; el control del territorio estaba en manos de los condes, salvo en las marcas fronterizas, organizadas militarmente; y unos enviados del emperador, supervisaban la administración en cada rincón del territorio.

Carlomagno murió en su palacio de Aquisgrán, el 28 enero de 814, residencia fija de Carlomagno hasta su fallecimiento y el lugar desde el que gobernó el Imperio. Este suntuoso complejo residencial fue destruido a lo largo de los siglos, pero todavía se conserva la Capilla Palatina, el núcleo de la catedral de Aquisgrán, donde fue sepultado el emperador. En el siglo XII, sus huesos fueron depositados en el llamado sagrario de Carlomagno, expuesto en la misma catedral.

Entre las consecuencias importantes del Imperio Carolingio se encuentran: la continuidad del desarrollo cultural en Occidente no se estancó, al contrario, se sentaron las bases de la cultura occidental al mezclarse la cultura clásica con la religión cristiana, además de recuperar la unidad europea tras la caída del Imperio Romano, pero esta obra no duraría mucho, ya que, a la muerte de Carlomagno, el imperio decae: ya no hay un monarca protector, y el reino se divide entre los hijos Tratado de Verdún, 814 d.C. Esto, sumado a las continuas invasiones, provoca que el pueblo se refugie cada vez más en los nobles, iniciando así el proceso de formación de la sociedad feudal.

La religión cristiana constituía un elemento cultural de integración, de estabilidad y de orden social, que el emperador se encargó de cultivar: protegió a los monasterios y procuró extender la fe cristiana hacia el norte (imponiéndola por la fuerza a los sajones). Sin embargo, aquel gran conglomerado territorial no sobrevivió mucho tiempo. Es muy peculiar porque el propio Carlomagno había previsto que, a su muerte, el Imperio se repartiera entre sus tres hijos; pero la muerte de dos de ellos retrasó la fragmentación hasta el momento en que murió el único sucesor superviviente, Ludovico Pío, que también dividió el Imperio entre sus tres hijos (Tratado de Verdún, 843). La dinastía Carolingia siguió al frente del Imperio hasta comienzos del siglo X, y en el Trono de Francia, hasta el 987.

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