Ines Claux Carriquiry. La Búsqueda. Del convento a la revolución armada. Testimonio de Leonor Esguerra.

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a Bogotá e intentó transformar la manera de pensar de las monjas y de las alumnas del Marymount. Consideraba que era importante que las estudiantes conocieran e intentaran transformar la realidad colombiana, ya que éstas niñas recibían una educación exclusivamente orientada hacia el conocimiento de Estados Unidos. No se encontraba de acuerdo con las misiones ni con la caridad y por esto impulsó la creación de un colegio al sur de Bogotá, en la barrio Galán para las niñas de los obreros, con este proyecto pretendía educar a las niñas profesional y críticamente. Es en este momento cuando se pone en contacto con Germán Zabala y otros profesores marxistas. El modelo pedagógico del colegio de Galán se basaría en la horizontalidad entre la figura del maestro y la de los alumnos, en la retroalimentación.

En esos años conocería también a Domingo Laín, un cura obrero, partidario de la revolución como única salida para mejorar las condiciones sociales de los menos favorecidos, y quien crearía junto a algunos compañeros curas, el grupo de Golconda. Finalmente Leonor junto con la profesora de religión del Marymount serían destituidas por sus ideologías peligrosas que ponían en peligro el orden social y de la iglesia. Es en ésta época cuando Leonor se acercaría más a las ideas del grupo de Golconda. Expulsados del país por el DAS, Domingo Laín, Manuel Pérez y Jose Antonio Jimenez, volverían de manera clandestina y se integrarían al ELN. Para entonces Leonor y dos amigas suyas se encontraban trabajando también de manera clandestina en Buenaventura, cuando recibe un llamado de Fabio Vasquez uno de los fundadores del ELN y principal dirigente para la época. Leonor decide vincularse a la guerrilla y pasó a llamarse Socorro. Encontró allí lo que estaba buscando, un profundo apego hacia la gente, hacia el pueblo, se encontraba ya convencida de que la lucha armada era la salida.

Finalmente Leonor dejaría las filas guerrilleras por voluntad propia, sin embargo seguiría asistiendo a reuniones en calidad de monja, hasta que el monseñor de Buenaventura se enteró de su vinculación con el grupo guerrillero y la expulsó. Decidió salir de allí también por motivos de seguridad, el DAS se encontraba en conocimiento de su ubicación y en cualquier momento llegaría por ella. Regresó a Bogotá como maestra de inglés pero continuó haciendo el correo del ELN. Después del incidente con los morrales que la autora relata en el primer capítulo, Leonor se ve forzada a transformar su vida y enfrentar la persecución de las autoridades, pasó a llamarse Magdalena. Volvió a la montaña y se unió a los guerrilleros nuevamente, sin embargo las fuertes disputas dentro del movimiento guerrillero generaron una gran crisis que duraría diez años. Fabio sería destituido como jefe del ELN y Magdalena tendría que huir del país hacia mediados del 76, sin embargo a finales del mismo año volvió al país de manera clandestina.

La victoria de la revolución popular sandinista en Nicaragua le daría un nuevo aire a los movimientos revolucionarios latinoamericanos. Leonor decide entonces viajar a Nicaragua en 1979 para conocer y para cooperar con el movimiento revolucionario, allí sería conocida como Marucha y trabajaría en la cárcel, hechos que relata la autora en el primer capítulo. Cuando la cárcel es cerrada Marucha comienza a trabajar como periodista y diagramadora en una agencia de noticias guatemalteca. Hacia 1983 el ELN comienza una reorganización. El gobierno de Betancur les ofrecería un cese al fuego, sin embargo ni el ELN ni el MIR, ni Patria Libre, ni el Partido Revolucionario de los Trabajadores aceptaría, puesto que sabían por experiencia que no se podía confiar en el gobierno, que efectivamente rompería el trato poco después. Leonor seguía de cerca estos acontecimientos. Marucha regresó a Colombia, cumplidos sus 56 años, en 1987 y se integró nuevamente en sus funciones en la Comisión de Propaganda del ELN, ahora llamándose Mayra. Regresó por un breve periodo de tiempo al monte pero volvió para retomar la publicación del periódico del ELN, Insurrección. Uno de los propósitos era difundir la situación del país en el exterior.

Los asesinatos a líderes políticos provenientes de grupos armados al margen de la ley, el auge del narcotráfico, el sabotaje petrolero, las elecciones del 90, las divisiones internas entre el camino de las armas y el camino político, marcarían el ambiente de esos años mientras Leonor continuaba realizando sus labores diplomáticas y periodísticas y recorriendo otros países latinoamericanos, como Cuba del cual quedó gratamente sorprendida. Cuando se desligó del trabajo como periodista comenzó a trabajar con la UNICEF, con la secretaria de Bienestar Social, con la Corporación Minuto de Dios, el SENA, en ONGs, entre otros.

Para Leonor, como marxista que se considera, el mundo se encuentra en un momento de cambio en los medios de producción, como por ejemplo el auge de las nuevas tecnologías. Para ella es la mujer el grupo humano que va a jalonar el avance de la humanidad, pero esto solo se verá una vez que la mujer tome conciencia de sus posibilidades, de su ser mujer, porque más antiguo y arraigado que la burguesía se encuentra el patriarcado, presente incluso en aquellos personajes más revolucionarios. La búsqueda de la mujer debe estar orientada hacia la equidad, reconociendo las diferencias, no hacia la igualdad, y principalmente asumiendo su condición de mujer y buscando la conciencia de género.