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LA DOCTRINA DE LA RELIGION CATÓLICA.

Enviado por   •  30 de Abril de 2018  •  3.739 Palabras (15 Páginas)  •  287 Visitas

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a tener vida. Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana. La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. El término carne designa al hombre en su condición debilidad ante los placeres de la vida terrenal y de mortalidad.

Todos los hombres que han muerto y hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación.

Lo explicado se puede encontrar en fragmentos de ambas obras como por ejemplo el pecado de lujuria que realiza el personaje al traicionar a su prometida en el hotel de las bailarinas, sin esperar guardarse hasta el matrimonio que es uno de los principales sacramentos, pues lo que dará como entendido que el individuo por haber cedido a la debilidad del placer terminara por recibir la condenación, y quedarse sin la vida eterna si no se arrepiente de lo hecho.

[…] entonces pensé en la mujer; en los días de abstinencia que me esperaban; en la tristeza de haber dado mi placer, una vez más, al calor de otro cuerpo. Impaciente por llegar, enojado aun por no haber recibido un beso, siquiera, de mi prometida, me encamine hacia el hotel de las bailarinas […] Cuando regrese a mi casa, con los pasos inseguros de quien ha pretendido burlar con el vino la fatiga del cuerpo ahíto de holgarse sobre otro cuerpo […] (CARPENTIER Alejo Semejante a la Noche 5)

En contraste a su amado pecador la prometida del mismo representa la pureza en su cuerpo virginal con esperanzas de una vida eterna.

[…] encendida de virginal indagación, mi prometida […] era evidente que, a pesar de su pureza, de que clase eran las mujeres que solían embarcar […]. (CARPENTIER, Alejo Semejante a la Noche 3 y 6).

El incumplimiento de una promesa realizada por parte de un católico a una santidad como por ejemplo: la promesa de peregrinar hasta Santiago de Compostela que hace el personaje Juan el Romero. Se considera un pecado pues la promesa no se concreta, debido a que el personaje decide tomar otro camino y abandonar el de Santiago. He aquí el riesgo de quedar sin la resurrección de la carne y la vida eterna, es decir, sin su resurrección y su vida eterna. Pero sucede que al tomar el otro camino, Santiago hijo de zebeo y Salomé decide que con ir al nuevo mundo le pagaría la promesa hecha pues el personaje deberá enfrentar una multitud de males exponiendo su propia vida.

[…] toma Juan el Romero el camino de Sevilla, olvidándose del Camino de Santiago […] – dejadlos, señora- dice Santiago, hijo de zebeo y Salomé, pensando en las cien ciudades nuevas que debe a semejantes trúhanes - . Dejadlos, que con ir allá me cumplen […] (CARPENTIER Alejo El camino a Santiago 20 y 21)

El personaje virginal que se creía párrafos más arriba haber ganado ya la vida eterna también fue tentado por manifestaciones provenidas del mal reino donde se encuentra el oponente eterno de Dios que es Lucifer ángel que obro contra Dios y fue expulsado de los cielos.

[…] pero la idea que era virgen la que así me entregaba, y que la carne intacta y cerrada exigiría un lento y sostenido empeño por mi parte se me impuso con el acto fallido. Eche a mi prometida al lado […] (CARPNTIER, Alejo Semejante a la Noche 7).

Se puede notar al leer el cuento que el autor cree que el símbolo virginal es lo más sagrado pues el mismo expone un extenso párrafo sobre la virginidad femenina y su sacrifico al entregar su cuerpo a un hombre y quede en la vergüenza si resultara embarazada. Y quedara sin el perdón por no haber realizado primero el sacramento del matrimonio, dejándose llevar por el pecado de la lujuria y a su vez violar uno de los diez mandamientos “no cometerás actos impuros”. Al mismo tiempo el autor describe con una minuciosidad tan puntual el acto de entrega de un cuerpo virginal, sin dejar siquiera el olor para tarea de la imaginación.

[…] como si ese sacrificio de la virginidad, tan guardada y custodiada […] el contacto de un cuerpo puro, jamás palpado por manos de amante, tiene un frescor único y peculiar dentro de sus crispaciones […] lo inhábil que sería malograr júbilos nupciales; de su vergüenza al resultar empreñada […] ( CARPENTIER, A Semejante a la Noche 7 )

Por tanto el mal es sinónimo de pecado en la doctrina católica, es así que, el mal no solo se encuentra rondando a la mujer por ser el género más débil según posturas católicas. También se puede personificar por ejemplo en un animal como una rata, roedor inmundo poseedor y transmisor de todas las enfermedades posibles, este animal es pestilente y simboliza la perdición porque todo lo que toca primeramente se daña para terminar muriendo.

[…] la compañía se había llenado de ratas. Juan recordaba, como alimaña de mal agüero, aquella rata hedionda y rabipelada […] cuando un bicho inmundo no estaba ahogado, de panza arriba, en el vivero de las anguilas. De aquellas ratas llegadas y purulentas, venidas de sabe Dios qué isla de las Especias, que roían hasta el correaje de las corazas y el cuero de las monturas, y hasta profanaban las hostias sin consagrar del capellán de la compañía […] (CARPENTIER, Alejo El Camino a Santiago 3).

El máximo símbolo de la doctrina católica es la Cruz, pero ¿qué es un símbolo? es algo sencillo al mirarlo recuerda o representa toda una gama de sentir o de condiciones, algo que al mirarlo trae a la memoria cosas tan importantes que es necesario resumirlo en un signo.

La esencia del catolicismo es la redención, es el “porque” de la venida de Cristo. El Señor no vino a resucitar, esto es la consecuencia, la confirmación de la salvación en la Cruz. Por lo tanto, el símbolo que resume la esencia del catolicismo es la Cruz, escenario del suceso más trascendental en la historia del hombre. Por este motivo fue escogida la Cruz como símbolo del catolicismo y significa salvación, no derrota, pues cristo en la Cruz no es símbolo de derrota sino de victoria sobre el pecado. La Cruz no es símbolo de muerte, sino de vida y vida en abundancia, pues vida eterna.

[…] le hable de altos propósitos, haciéndole ver la miseria de tantos pobres idolatras, desconocedores del signo de la Cruz […] (CARPENTIER Alejo Semejante a la Noche 3)

[…] la Gran Canaria se ha erigido en atalaya mayor del campeón del catolicismo, representado por el ministerio de un tremebundo inquisidor que ha plantado, en La Palma, la Cruz Verde del Santo Oficio […] (CARPENTIER Alejo El Camino a Santiago 18).

Como se podrá ver en la primera cita el signo

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