LA ORGANIZACIÓN ECONÓMICA Y TERRITORIAL DE LA ARGENTINA
Enviado por Mikki • 13 de Febrero de 2018 • 4.604 Palabras (19 Páginas) • 407 Visitas
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Las razones de esta consolidación son múltiples y tienen que ver con el surgimiento de condiciones adecuadas para la producción de productos agropecuarios, relacionadas con la tierra, el capital y la mano de obra.
Como vimos en el capítulo anterior, en la década de 1880, el Estado organizó una serie de campañas militares hacia el sur y el norte del país, que tuvieron, entre sus consecuencias, la incorporación de miles de hectáreas productivas al modelo agro-exportador.
La ganadería
A partir de 1880, las nuevas tierras del sur fueron destinadas a la cría de ovinos, que antes pastaban en la provincia de Buenos Aires. Así, esas tierras comenzaron a ser apropiadas por criadores de ganado refinado. Ya no se trataba del ganado cimarrón o las vacas introducidas durante la Colonia, sino que eran nuevas especies, procedentes de países con una larga trayectoria ganadera, como Inglaterra, Francia u Holanda. Asimismo, se estableció una división del trabajo entre criadores e invernadores. Los primeros se ocupaban de la reproducción de los animales, mientras que, los segundos, se encargaban de su engorde. Los invernadores compraban el ganado, lo engordaban y, luego, lo vendían a los frigoríficos. Este sector social de invernadores, que muchas veces también eran criadores, adquirió una gran relevancia en la sociedad argentina. Una expresión del poderío del sector se expresó en la creación de la Sociedad Rural Argentina, institución del campo que perdura hasta la actualidad.
El desarrollo ganadero impulsó el cultivo de alfalfa y otras forrajeras para alimentar al ganado. En las ciudades, especialmente en Buenos Aires y Rosario, la ganadería estimuló, a su vez, el surgimiento de un eslabón fundamental en el circuito de exportación de carne: el frigorífico. Hasta las primeras décadas del siglo XX, se enviaban a Europa los animales vivos, es decir, en pie.
En Salta y el Territorio Nacional de Neuquén, tal como se lo conocía en ese entonces, así como en otras zonas cordilleranas, también se desarrolló un mercado de exportación de vacunos. En este caso, se exportaban animales en pie, trasladados por los llamados troperos o arrieros. Una diferencia importante con respecto a las zonas productoras del Litoral, era que, en la región cordillerana, el principal mercado no era el europeo, sino el chileno. Hasta las primeras décadas del siglo XX, tanto Neuquén como Río Negro mantuvieron un intenso comercio transcordillerano.
En el caso de Salta y Jujuy, se mantuvieron los antiguos lazos con el Alto Perú que, en el siglo XIX, formaba parte de la República de Solivia. El Cerro Rico de Potosí ya no era la región que demandaba muías, sino una serie de explotaciones mineras ubicadas en el suroeste de Solivia. Cuando esas explotaciones comenzaron a decaer, y con ellas la demanda de productos provenientes del noroeste argentino, tuvo lugar el auge minero en el norte de Chile, basado en el salitre. Esta actividad dio un fuerte impulso a ciertas regiones transcordilleranas del norte argentino, que se convirtieron en proveedoras de alimentos y ganado de carga.
El transporte en la organización territorial y económica
En la historia de la organización territorial argentina y los transportes, se pueden diferenciar distintos momentos.
Un primer momento abarca las primeras décadas de conformación del Estado argentino, que heredó la organización territorial colonial. Hasta la década de 1860, los desplazamientos debían realizarse en carreta, por caminos difíciles y durante largas jornadas.
La relación entre distancia y tiempo mejoró considerablemente a partir de esa década y, sobre todo, desde 1890, cuando se produjo el "boom" de los ferrocarriles. Se construyeron miles de kilómetros de vías, para transporte de los productos agropecuarios, que conectaron a los puertos de Buenos Aires y Rosario con las regiones al norte y sur del país. El ferrocarril y el barco eran los medios de transporte fundamentales para el funcionamiento de la economía agro-exportadora, a la vez que el primero también permitía la colocación de la producción del norte y el oeste cordillerano en el Litoral. Igualmente, algunos productos siguieron siendo transportados por los caminos, especialmente, aquellos que se enviaban hacia las regiones trans-cordilleranas.
En la década de 1940, comenzó un doble proceso: la decadencia del ferrocarril y el auge del transporte automotor. Al costado de las vías, se construyeron rutas asfaltadas, por donde comenzaron a circular vehículos y camiones, que competían con el ferrocarril. Pero, además, otras rutas permitieron completar el proceso de integración territorial, ya que llegaban a muchos lugares donde los trenes no llegaban.
El puerto siguió siendo un espacio vital en la organización económica. Era el lugar donde llegaban las cargas de todo el país, tanto por ferrocarril como por camión, y donde se cargaban en los buques con destino a los mercados europeos. Además, por el puerto, ingresaban al país los bienes industrializados. Por su parte, el transporte aéreo complementó a los dos anteriores, ya que permitió unir a Buenos Aires con las capitales provinciales en pocas horas.
La década de 1990, finalmente, marcó el retroceso definitivo del transporte ferroviario, debido al cierre y levantamiento de ramales. Asimismo, se produjo un uso más intensivo de ómnibus y aviones, para el transporte de pasajeros, y de camiones, para el de cargas. En este período, comenzaron a definirse mejor las políticas orientadas a la integración entre territorios nacionales. En este sentido, surgieron proyectos como el de la Hidrovía, con el río Paraná como principal eje fluvial. Además, se organizaron los llamados ejes de integración o corredores bioceánicos, conformados por conjuntos de rutas y ferrovías que unen ciudades y regiones ubicadas en los diferentes países sudamericanos.
El espacio extrapampeano
En el resto del país, fuera de la llanura pampeana, se fueron definiendo distintos perfiles productivos que, en algunos casos, persisten en el paisaje productivo actual. Este proceso implicó cambios y continuidades con el período anterior.
Un ejemplo es el norte correntino que, al igual que Misiones, se especializó en la producción de yerba mate, que ya se cultivaba durante el período colonial. A lo largo del siglo XX, este producto se fue transformando en un bien de gran consumo interno.
En otras regiones, en cambio, se desarrollaron nuevas actividades, como la producción de frutas (manzana y durazno) en
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