LOS ARTESANOS DE MEDELLÍN EN EL SIGLO XIX

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Se concibió con tanta fuerza al artesano, que se buscaba que éstos realizaran estudios y exámenes de aprobación para lograr un estatus mayor entre la población y entre los mismos artesanos (se podían considerar como semicalificados o finos), siendo nombrados con el título de Maestro. Todo dentro de un marco de artesanos empíricos que iban modelando sus conocimientos, hasta tal punto de no sólo construir herramientas, prendas de vestir, o máquinas, sino también construyendo los edificios públicos, las iglesias con detalles que evidencian la mano de artistas, calles y fábricas, logrando así una apropiación por la ciudad; con estas construcciones arquitectónicas se puede reconocer cómo la sociedad adquiría una fuerte identidad construyendo lo que era propio, lo que representaría su ciudad.

Durante las guerras de independencia y las guerras civiles siguientes hubo una caída económica donde se necesitó de muchos artesanos para que respondieran a la demanda de productos necesarios. Las condiciones económicas de la población disminuyeron, así como también las condiciones del artesano que mostraron un mayor deterioro en su calidad de vida. Con esta disminución, también disminuyó su estatus durante unas décadas que se puede registrar a través de los cronistas de la época refiriéndose a éstos con apodos despectivos mostrando la poca estimación a ellos; claro que esto no duró demasiado tiempo: el artesano recuperó de nuevo su status décadas después, incluso siendo envidiado su forma de vestir por los sectores populares y admirado por las clases altas.

Los artesanos hicieron parte de varios grupos sociales. Uno de ellos fue, junto al deterioro de la concepción de los artesanos durante las guerras civiles, los artesanos se comenzaron a identificar claramente con una posición política, donde en su mayoría se encontraban unidos al partido liberal. También lograron expresarse en ámbitos como el periodístico “quizá buscando la expresión más directa y autónoma de sus intereses y aspiraciones”, incursionando con la prensa y dejando de lado los panfletos que se solían ser impresos en una hoja. De este modo siempre estuvieron muy ligados al entorno político, tanto por sus ideologías, como por las manifestaciones que daban cuenta a través de estos periódicos.

Los artesanos lograron crear un espacio de trabajo fijo y reconocido, ya no laborando en cuartos pequeños dentro de una casa, sino en locales grandes donde se encontraban en unos desde 3 trabajadores y en otros hasta 30. Por lo general en estos talleres trabajaban las personas de la misma familia (aunque también podrían encontrarse allí personas cercanas o aprendices), repartiéndose las tareas según la experiencia y destreza. Estos talleres se abrieron por la necesidad de adquirir mayor clientela llegando en ocasiones que trasladarse de su casas donde se solía montar el taller, a las calles centrales de las ciudades para lograr así empezar a ser conocidos.

Cabe resaltar en este texto que aunque en la ciudad de Medellín se comenzaba a dar una creciente industrialización a principios del siglo XX, las sociedades de artesanos mantuvieron sus labores pre capitalistas y el reconocimiento estos hasta mucho después de las primeras