La economía medieval y la emergencia del capitalismo.
Enviado por karlo • 15 de Febrero de 2018 • 3.519 Palabras (15 Páginas) • 292 Visitas
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Durante este proceso de descubrimiento, también se da una transferencia de conocimientos por parte de los chinos, persas, árabes e hindúes hacia Europa; estos cimentaran el desarrollo endógeno de alguna de esas técnicas. Entre esos conocimientos se encuentran el álgebra, la astronomía, medicina, química; y entre los inventos se encuentran el papel, la brújula magnética de China, los diques y los sistemas de irrigación del mundo islámico. Paralelamente de la evolución de las técnicas agrarias, mineras y artilleras que se usaron para la explotación efectiva de los recursos americanos y asiáticos, aparece la imprenta, que basada en el perfeccionamiento de la prensa imprenta de Gutemberg, extrapoló las posibilidades de reproducir los conocimientos existentes.
III. La expansión del comercio y el crecimiento de la población.
El mundo feudal europeo se caracterizaba por relaciones personales verticales dictadas por reglas estrictas basadas en la costumbre. La relación entre el señor y sus siervos suponía apelar a un sistema de obligaciones mutuas y de servicios, desde lo más alto a lo más bajo, establecidas en función de la posesión de la tierra. Iniciando el siglo XII, el aumento demográfico se traducía en la disminución del control de la tierra por parte de los señores, mientras que la expansión del comercio traía nuevas relaciones de convenio para el trabajo y los intercambios. Estrechamente vinculado a ese aumento demográfico, está la expansión agrícola, que a través de la multiplicación de núcleos urbanos y de colonización regional que proporcionaba, representó el crecimiento económico de la Europa de toda la edad media, pero presentando ciertas perturbaciones. Y consecuencia de esas determinadas situaciones de precariedad, se dio un incentivo para desarrollar otras actividades productivas como el comercio o la artesanía. Y en conjunto con esta evolución, empieza a gestarse una red de relaciones comerciales y de intercambio de servicios entre centros urbanos y poblados rurales; y una red comercial interregional que abarcará prácticamente toda Europa y amplias zonas de comercio con regiones del Cercano Oriente, el norte de África y Asia oriental.
Al mismo tiempo, como consecuencia de esto, se busca la manera de ampliar los intercambios y buscar la vinculación de los diferentes espacios comerciales a través de las mejoras en las vías y de los medios de comunicación como expresión de los adelantos técnicos que se estaban gestando en los transportes, especialmente en los fluviales y marítimos. Para el siglo XIV, los mercados permanentes que se ubicaron en las zonas urbanas al norte y sur de Europa, instauraron mediante sus intercambios locales lo que sería el incipiente sistema de cambio monetario. Donde debido al plurimetalismo presenciado al final de cada día, producto de las ferias y el intercambio de diferentes monedas, ese sistema se va desarrollando y es cuando aparecen tres tipos de moneda; el vellón, que funcionaba para los intercambios cotidianos (pan, vino, limosnas, etc), la plata, que era la moneda de los mercaderes y de las transacciones del mercado local, y el oro y las letras de cambio, que se reservan para el comercio internacional, príncipes y la aristocracia. Esta moneda de oro acabará por popularizarse en ciudades mucha actividad económica más tarde.
Algo que también denota un importantísimo cambio en la expansión del comercio y el incremento de la población es la aparición del trabajo asalariado, la introducción de un salario posibilita una mejor medida de ingreso del trabajador tanto en términos monetarios como en términos reales, asociado a los cambios de precios, la oferta y la demanda de trabajo. Se genera un impulso hacia los intercambios comerciales que se traduce en la aparición y consolidación de los núcleos urbanos, lo que genera una gran dinámica diaria en la ciudad, que propiciará la aparición de nuevas instituciones políticas y económicas como el gremio, la confraternidad, la universidad, nuevas normas para los negocios y las finanzas, y la toma de conciencia sobre aspectos como el tiempo, riegos y el trabajo. La condición ventajosa de los emplazamientos urbanos y rurales se correspondía relativamente con la situación respecto a las zonas fronterizas, por las salidas marítimas y la dirección de los cursos fluviales. Esto determinó que ciertas regiones se convirtieran en centros de alta densidad poblacional, capaces de concentrase en la producción de bienes manufacturados y servicios, articulando unas redes comerciales de amplio alcance y un importante desarrollo.
IV. Instituciones.
La Iglesia se va a erigir a lo largo de toda la Edad Media y más allá como un gran poder espiritual, pero, sobre todo, como un poder político y económico, a la par de los demás poderes del periodo; a veces en condiciones de cooperación y a veces en abierto conflicto con éstos. Por su parte, los representantes más ilustres del poder eclesiástico en vista de que la iglesia monopolizaba el saber y la educación, imbuían en sus escritos cargados de elementos jurídicos, políticos y económicos, una concentración en la búsqueda de un sistema universal armonios del orden social. Armonía que consistía en aceptar que si cada uno tenía un estilo de vida determinado, debía aceptarlo gustoso, porque era lo correcto por un bien común, independientemente del estado en que viviese. Esta iglesia medieval manifestaba su poderío por la cantidad de tierras que controló en su momento, y articulaban sus labores eclesiásticas como feudos de manera no tan diferente a los feudos seculares. La actividad productiva de la Iglesia va a desarrollarse en buena medida en los monasterios. Que como otro tipo de organizaciones en el feudalismo, se apoyó en la estructura organizativa y productiva de la comunidad para conseguir tierras y explotar el flujo de donaciones que recibió. Los monasterios se convirtieron en instituciones orientadas hacia la acumulación de diversos factores de la producción, apoderándose de gran parte de los mecanismos locales de circulación de la tierra, ya fuera porque poseían más cantidad de ella o porque ejercían su poder señorial.
Esta iglesia medieval se encargaría de divulgar también doctrinas económicas, donde las más conocidas tenían que ver con la determinación del valor de las mercancías, manejando su “justo precio”, y condenaban la usura y el cobro de interés. Por lo demás, a pesar que la Iglesia monopolizó durante la Edad Media el pensamiento dirigido a explicar y justificar las actividades mercantiles, financieras y de trabajo, no se puede decir que se haya forjado una verdadera doctrina económica. Solo mantenían sus posturas morales
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