La moda es el uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo
Enviado por Antonio • 8 de Octubre de 2018 • 1.997 Palabras (8 Páginas) • 421 Visitas
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Los pueblos germánicos que acabaron con el Imperio Romano introdujeron la práctica de coser la ropa, y usaban prendas de lana, generalmente una túnica corta de mangas largas, unos calzones largos o pantalones.
En la Edad Media el material más utilizado fue la lana, siendo muy apreciados los paños de Frisia; el lino fino (llamado cainsil) se usaba para camisas y calzas. Por lo general, el hombre llevaba dos túnicas: una fina de hilo a modo de camisa, llamada brial, y otra de lana más larga, de mangas estrechas y ceñida con un cinturón de cuero; además, llevaba calzones y una capa. La mujer también llevaba dos túnicas, la camisia, interior de mangas estrechas, y la estola, larga hasta los pies y de mangas anchas; encima podían llevar una capa, un manto o una clámide, y era común el uso de un velo que cubría la cabeza. En el Medievo también fue corriente el uso de guantes, de hilo para el verano y de piel para el invierno.
Desde el siglo XII aumentó el uso de la seda, así como del algodón, que tenía su principal centro de producción en Italia.
En este periodo los hombres utilizaban calzas, bragas y medias con una cota simple con botones. La sobre túnica se reduce, llegando a las rodillas con mangas largas. El sombrero, en forma de mordete, se modifica de acuerdo con la categoría social.
Los zapatos de cordobán y borceguíes (son botas utilizadas por los militares que han sido especialmente diseñadas para ser utilizadas por los soldados durante acciones de combate o entrenamiento militar).
En las mujeres las túnicas de telas finas, acanaladas o rizadas. Mangas estrechas que se abren en el remate del brazo hasta llegar hasta el suelo. Sobre túnica combinada con un manto acordonado de un hombro al otro y algunas veces Velos con los que cubrían sus cabezas.
En el siglo XIV se acortaron los calzones, que pasan a llamarse calzas altas, y sobre la camisa se llevaba un jubón, prenda ajustada al cuerpo que cubría desde los hombros hasta la cintura.
En las mujeres, análogas piezas como el traje masculino, aunque sin braga. Cotardías, cerradas por el cuello, ajustadas al talle sin ceñidor y con aberturas laterales. Zapatos y chapines con alta suela de corcho y puntiagudos.
Siglo XV
Continua usándose el jubón, aunque más pequeño y con corpiño o guarda cuerpo, corto y ceñido. Mangas abultadas cerca del hombro y calzas ajustadas, que se prolongan hasta la cintura.
Las mujeres usan trajes de embudo con larga cola, talle alto bajo los senos y mangas largas y ajustadas, acuchilladas o rasgadas por la parte superior. Hacia finales del periodo se exageran con postizos las caderas apuntando los miriñaques. Uso de tocado. En el atuendo femenino apareció el corsé, que ceñía la cintura, sobre una falda en forma de campana llamada crinolina, hecha de tela y crin de caballo, y reforzada con aros metálicos.
En el Renacimiento italiano se acostumbraba por parte del género masculino el uso de capa corta y sin capucha, birrete, sombrero con plumas y zapatos de punta roma y ancha. Las mujeres también llevaban bullones y acuchillados en las mangas, y su gorguera rizada, además de las faldas y sobrefaldas, jubones y corpiños, capas o mantos rozagantes y su cofia para la cabeza.
A partir de la segunda mitad del siglo, la creciente importancia de la monarquía española, impone en Europa el estilo de la corte del emperador Carlos I de España, un estilo de gran sobriedad, caracterizado por el uso de colores oscuros y prendas ceñidas, sin arrugas ni pliegues y aspecto rígido, sobre todo en las mujeres en las que se impone el uso del verdugado. En el borde superior de la camisa se usó un cordón que dará lugar a la gorguera o lechuguilla. Otorgando gran relevancia a las mangas, a los pliegues y a las caídas de tela de forma vertical, con finos bordados y rica pasamanería.
En el siglo XVII predominaron el paño el material más utilizado, y la seda sólo al alcance de las clases elevadas. El jubón se transformó en chaqueta, con el cuello de volantes de encaje almidonados, y el calzón se alargó y quedó por debajo de unas altas botas. La falda reduce su amplitud. Domina la moda francesa tanto en hombres como en mujeres. Se llevan calzones ajustados hasta media pierna, chaleco, corbata y casaca. Corpiño encorsetado puntiagudo y escotes con gasas o encajes, mangas abolladas, faldas rectas y abiertas, que luego son drapeadas con polizón y larga cola. Junto con la revolución desaparece el vuelo de la falda y se imita a las vestiduras clásicas: talle alto, chaquetilla corta con manga larga, falda con pliegues, grandes escotes, chales y guantes largos. Zapatos con tacón de color.
En el siglo XVIII el atuendo era similar al del siglo anterior, con camisas de mangas anchas con corbata y chaqueta, y calzones hasta las rodillas y medias. Se adopta el uso de mantillas. La casaca se estrechó hasta el punto de no poder abrocharse, apareciendo el frac. En el traje femenino se dio el «estilo Watteau», con faldas muy voluminosas sobre crinolina, con grandes drapeados en forma de pliegues y cola hasta el suelo. La Revolución Francesa supuso una mayor uniformización en la forma de vestir, con casacas cortas y pantalones largos para el hombre, y corpiños, faldas redondas y chal de tela para la mujer. El liderazgo de la moda pasó a Inglaterra, donde el hombre vestía casaca con cuello ancho y vuelto, calzón hasta la rodilla y sombrero de copa; la mujer abandonó el corsé y la crinolina y se inspiró en la Antigua Grecia, con vestidos largos ajustados con una cinta bajo el pecho.
Entre 1820 y 1914 hubo en el vestuario femenino occidental una clara distinción entre vestidos de día, siempre con manga larga (aunque podían ser hasta el codo en verano) y cerrados hasta el cuello, y vestidos de noche, siempre de manga corta y muy escotados.
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