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Los medios de la Conquista (Lafaye Jacques)

Enviado por   •  12 de Abril de 2018  •  2.649 Palabras (11 Páginas)  •  324 Visitas

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En conjunto, el clero de las Indias demostró tener un rigor moral ejemplar durante los primeros decenios. Las Casas, que había llegado a la Isla Española en el sequito del gobernador Nicolás de Ovando relata los orígenes del drama. Alterando las instrucciones de la reina Isabel, que declaraban libres a los indios, Ovando procedió a la primera distribución (repartimiento) de indios entre los colonos (vecinos) de la isla.

Las Casas, por entonces simple cura, acompaño a Pánfilo de Narváez a la provincia de Camagüey como una especie de limosnero militar y quedo tan trastornado por la crueldad del conquistador que decidió consagrar su vida de ahí en adelante en defensa de los indios.

Ahora bien, como la historia que jamás se repite, conoce sin embargo ciertas constantes, las instrucciones oficiales de Felipe II propusieron reemplazar las palabras “conquista” y “conquistadores” por “pacificación” y “pobladores”, como más adecuadas para dar a las conquistas un rostro compatible con el ideal, antepuesto a todo, de la evangelización. Esto no fue sino la última fase del esfuerzo monárquico por organizar jurídica y cristianamente las conquistas; modificar las palabras, al no poder hacerlo con los hombres, fue el último recurso.

En un mundo en el que los fundamentos del derecho eran religiosos, el único título de los españoles para gobernar las Indias occidentales eran las cuatro bulas concedidas por el papa Alejandro VI en 1493. Puede decirse que la monarquía española recibió la misión de evangelizar las Indias y el derecho a recurrir a todos los medios militares o políticos adecuados para facilitar su conversión. Como compensación, la monarquía española podía recoger tributos entre los indígenas. La mayor parte de los indios se opuso al paso de los españoles armados, y, en consecuencia, a la libre predicación de los religiosos que los acompañaban. De ahí surgió la noción de “guerra justa”.

A fin de procurarse esclavos, los Conquistadores provocaban la resistencia de sus víctimas indígenas, para vencerlos y dominarlos “justamente”.

La tentativa de Las Casas en la Vera Paz por convertir a los indios gracias a la sola penetración de misioneros, quería probar que los Conquistadores eran los únicos responsables de la violencia.

El espíritu procesal y formalista de los funcionarios reales invento una curiosa manera de abordar a los naturales del Nuevo Mundo, el requerimiento. Cuando los conquistadores armados estaban ante los indios, dispuestos a enfrentárseles, les hacían señas de que deseaban parlamentar. Un escribano leía una moratoria a fin de que reconocieran un Dios único, el de los cristianos. Este documento era traducido, en la medida de lo posible, a la lengua indígena y en caso de que fuera rechazado, pero solo en ese momento, iniciaban los españoles el combate.

El más conocido de los teólogos juristas favorables a los indios es el domínico Las Casas, pero su lucha solo fue tan viva y tan larga por efecto de las oposiciones que encontró no solo entre los Conquistadores, sino también entre los juristas y teólogos más eminentes de la época.

Hay que recordar que desde los primeros viajes se ponía en duda la naturaleza misma de los indios. ¿Eran hombres? Para los Conquistadores NO lo eran, a quienes les parecía cómodo utilizarlos como bestias de carga y hacer comercio con ellos como si fueran ganado, son viciosos e idolatras; mas precisamente son homosexuales, decían y practicaban los sacrificios humanos.

Entonces Las Casas respondía: “si estos indios son bestias, es pecado contra natura tener comercio con sus mujeres, como tantos españoles se complacen en hacerlo…” aunque en realidad, el argumento de la inhunamanidad de los indios jamás fue tomado enserio por los teólogos.

Todos los adversarios presentes, fieles en ello a la doctrina tomista, se remitían a Aristóteles (según Aristóteles estos era esclavos por naturaleza), pero cada uno lo entendía a su manera. ¿Era la donación pontificia un título válido? ¿Podía justificar el derecho de gentes la guerra que se hacía a los indios?

Solo en 1542 presento Las Casas las veinte razones contra el sistema de encomienda de los indios: este esfuerzo del dominico tendrá como resultado las Leyes Nuevas de Indias, mucho más favorables a los indios que las precedentes Leyes de Indias de 1512. Pero la aplicación de las Leyes Nuevas provoco verdaderas rebeliones de Conquistadores, en particular en Perú. En el momento en que el cronista oficial, Juan Ginés de Sepúlveda, publica su obra Demócrates segundo o De las justas causas de la guerra contra los indios, Las Casas logra la reunión de una asamblea de Valladolid, ante la cual se empeño en demostrar la inanidad de las tesis de Sepúlveda.

Sepúlveda pretendía que era legítimo someter a los indígenas del Nuevo Mundo, si fuera necesario por las armas, a fin de adoctrinarlos más fácilmente después; esto equivalía a admirar la guerra preventiva y a abrir el camino a todos los excesos. También conocía la existencia de esclavos innatos según Aristóteles.

Pero La Casas no opuso a Sepúlveda las dificultades de aplicación de su doctrina, sino que ataco los principios mismos. El dominico había escrito el tratado del Único Modo de atraer a todos los pueblos de la verdadera religión, es decir, el manual de la evangelización pacifica. Demostró frente a Sepúlveda, la contradicción que existe al predicar una religión de amor dando ejemplo de violencia y al incitar a la virtud ofreciendo el espectáculo del vicio. Las Casas insistió así en el aspecto espiritual de las bulas de Alejandro VI y las reconoció como el único título de los españoles para predicar el evangelio a los indios, pero no para juzgarlos.

Las Casas denuncio la concepción aristotélica de los esclavos innatos, a la que daba una interpretación muy limitada, agregando para reducirla aún más, que Aristóteles fue un filósofo pagano, del que los cristianos no deben tomar como todo lo bueno. Tres años más tarde, el obispo de Michoacán, dos Vasco de Quiroga, gran humanista e indigenista a pesar de todo redactó un tratado titulado De la guerra contra los indios, en el que, volviendo al problema de la guerra justa, sostenía su legitimidad a nombre del deber de la limosna corporal y espiritual que obliga al cristiano a ilustrar a su prójimo. Es probable que Las Casas estuviera obsesionado por las atrocidades de las que fue testigo en Cuba, a principios del siglo, en tanto que Vasco de Quiroga, obispo de una región pacificada desde hacia muchas decenas de años, se limitaba a comprobar que, sin la conquista militar, el

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