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Los mejores Gobiernos radicales y los chicago boys en chile

Enviado por   •  12 de Noviembre de 2018  •  3.008 Palabras (13 Páginas)  •  330 Visitas

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Las ideas de los Chicago Boys estaban al margen del pensamiento económico y político chileno. Crearon un plan de 500 páginas basado en las ideas de la Escuela de Chicago, llamado "El ladrillo”, siendo presentado como parte de las plataformas económicas alternativas de Jorge Alessandri para su campaña presidencial de 1970. Alessandri rechazó El ladrillo, siendo revisado después del golpe de Estado de Chile comandado por Augusto Pinochet, el 11 de septiembre 1973, el que llega al mandato tras un quiebre institucional a mediados de 1973, debido a que Chile entra en un fuerte clima de polarización política, lo que llevó a que la junta militar de la época se viera en la necesidad de establecer un programa que tuviese como finalidad contener la inflación y reimpulsar una debilitada economía. Es por ello que durante el año 1974 se lleva a cabo un proceso de ordenamiento de la economía, especialmente en materia del sistema de precios, el que había sido fuertemente distorsionado por las políticas de fijación de precios, impuestos y subsidios. Sin embargo no se adoptaron enunciaciones categóricas en orden a definir el grade de apertura de la economía y el control de la inflación, esto ocurrió durante el año 1975, cuando una fuerte caída de los términos de intercambio, hace necesario aplicar una enérgica política de ajustes para evitar una crisis de balanza de pagos junto con la irrupción de un cuadro de hiperinflación , motivos que llevaron a buscar en ese grupo de jóvenes un profundo proceso de liberalización y apertura de la economía chilena, los que postulaban más espacio a la iniciativa privada y menos a la pública con la consiguiente contracción del estado, donde una de las primeras medidas fue instaurar una política de reducción del gasto fiscal, re-estructuración del aparato estatal y un control estricto de la gestión presupuestaria. Una vez realizadas estas medidas, se emprendió una reforma tributaria, reforma laboral, desregulación o liberalización de controles en diversos sectores de la economía, fundamentalmente la agricultura, libre ingreso de inversiones y divisas y reducción drástica de los aranceles y todo tipo de restricciones para arancelarias. En una etapa posterior vino la reforma de la seguridad social, un nuevo Código del Trabajo, las privatizaciones de empresas llamadas estratégicas y la apertura sectorial a la empresa privada como la minería, energía, telecomunicaciones, infraestructura. La confirmación de un peligroso aumento en el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos y la inflación, llevaron al General Pinochet a reemplazar a comienzos de 1985 al Ministro de Hacienda Luis Escobar por Hernán Büchi, asumiendo éste como Ministro de Hacienda no sólo produce el regreso a posiciones de liderazgo en la gestión de la política económica de una nueva generación de economistas formados en la Universidad de Chicago, sino que se retoma decididamente la propuesta inicial y fue así como a las pocas semanas de asumir el cargo, Büchi anuncia una rebaja de aranceles aduaneros y luego un programa de privatización de numerosas empresas que habían pasado al control del gobierno como consecuencia de la crisis. Durante este período se trabaja en el diseño de un marco institucional que otorga autonomía al banco central en la búsqueda de la estabilidad de precios y el buen funcionamiento del sistema de pagos. También se formulan ajustes en la legislación bancaria, de modo de hacer más explícito a los depositantes el riesgo inherente al proceso de intermediación financiera. Por otro lado, se construye un conjunto de mecanismos dirigido a lograr una temprana respuesta a los desequilibrios que se pudieran estar preparando en el sistema financiero.[4] La gestión de Büchi, que en términos de la orientación de las políticas podría identificarse como “Modelo Chicago 2.0”, se concentró esencialmente en la remoción de distorsiones y trabas al desarrollo de la inversión. En este período se materializó una importante reducción del gasto fiscal corriente como porcentaje del PIB, el que pasó de un 30,7% en 1984 a un 19,3% en 1990. Por otro lado, se introdujeron ajustes en el sistema tributario que apuntaron a estimular el ahorro y la inversión. Los resultados del ejercicio son notables, registrándose un crecimiento promedio del PIB de 6,7% durante la gestión de Hernán Büchi a la cabeza de equipo económico, que transcurre entre 1985 y 1989.Los exitosos resultados que observó la economía chilena durante la gestión de Hernán Büchi permitieron revalidar ante la opinión pública los méritos del modelo de economía de mercado, lo que influyó decisivamente en el enfoque asumido por los gobiernos que vinieron a partir de 1990.

Los progresos alcanzados por la economía chilena en las últimas décadas la han situado en una posición de liderazgo dentro de la región. Ello tanto en términos del comportamiento de los indicadores macroeconómicos tradicionales como de la consolidación de un marco institucional favorable a la mantención de dichos resultados. En esta categoría cabe destacar la Ley de Bases de Administración Financiera del Estado; la autonomía del Banco Central; la legislación financiera y del mercado de valores; y la Regla de Balance Estructural en la administración de las finanzas públicas, entre otras.[5]

Durante el análisis de ambos modelos económicos que tomaron lugar en Chile se esclarece que el gobierno radical intentó crear una nueva ideología que acompañara a sus planes de desarrollo, lo que se pudo lograr sin cambios demasiado significativos, pudiendo distinguirse de las ideologías tradicionales sólo en algunos puntos, siendo más bien cambios graduales, donde su mayor aporte se orienta ciertamente al mayor peso que se le dio a la intervención del Estado, aunque esto en sí no haya sido rechazado por la ideología tradicional. Pero no hay duda que el radicalismo creó una tradición al respecto, que se amplió hacia un comienzo de planificación y de utilización de instrumentos no tradicionales en materia de decisiones económicas, como el de la aceptación de la inflación. Si bien es cierto que ambos modelos económicos buscaban mejorar la economía chilena, las influencias de la escuela de chicago son las que se han mantenido vigentes aún cuando uno de los mayores cuestionamientos que se han levantado en los últimos años contra el modelo de economía de mercado se refiere a una supuesta tendencia a la desigualdad del mismo y por otro lado las atrocidades a las que se vio envuelto el país durante el gobierno militar ya que las violaciones a las libertades individuales y a los derechos naturales por supuesto son condenables vengan de donde vengan. Sin embargo, no es conveniente permitir que tan terribles actos nos nublen la vista para reconocer lo que en materia

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