México, La nación naciente.
Enviado por Helena • 8 de Enero de 2018 • 3.532 Palabras (15 Páginas) • 317 Visitas
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Lorenzo de Zavala (Ensayo crítico de las revoluciones de México desde 1808 hasta 1830) escribió de Iturbide: “Estaba dotado de cualidades brillantes, y entre las principales, de valor y de actividad poco comunes. A una figura regular reunía la fortaleza y vigor necesarios para resistir a las grandes fatigas de la campaña, y diez años de este ejercicio continuado habían robustecido más sus disposiciones naturales. Tenía un carácter altivo y dominante, y se observó que para conservar su favor con las autoridades necesitaba estar en distancia de quienes pudieran mandarle… Es indudable que Iturbide tenía un alma superior y que su ambición estaba apoyada en aquella noble resolución que desprecia los peligros y que no se detiene por obstáculos de ninguna naturaleza”
Iturbide era un seductor consumado, con todas las damas de la sociedad tenía amoríos, sabía menear la pluma tan bien como dirigir batallas.
Vicente Rocafuerte (Bosquejo ligerísimo de la revolución de México) escribió de él “vivía solo, entregado al juego, que es una de sus favoritas pasiones, y abandonado a sus vergonzosos amores”, en fin.
Tras formarse fama de temerario y fiero combatiente fue llamado por el Virrey Apodaca, el 9 de Noviembre de 1820, con el fin de nombrar a Iturbide “comandante general del Sur y rumbo de Acapulco”. Lo primero que hizo fue pedirle que no hiciera efusión de sangre, que más bien procurara atraerse por la buena a los jefes insurgentes.
Entonces…
Hechos
Poco antes de su nombramiento como comandante, Iturbide fue llamado a formar parte de una junta secreta autodenominada “la Profesa” en ella se reunían los más altos dignatarios eclesiásticos, magnates y políticos como reacción a la reinstauración de la constitución liberal en España. Argumentaban que el rey había sido obligado por la fuerza a jurar tremendo sacrilegio y proponían independizarse de la metrópoli a fin de no ser afectados por esa constitución, para realizarlo necesitaban un brazo militar, ese brazo era Iturbide.
En los oficiales subordinados de Iturbide ya soplaban vientos de rebelión, habían acordado levantarse en armas contra Iturbide y el Virrey para proclamar la independencia, cuando un partidario de Iturbide le pone aviso. Armando Fuentes Aguirre (la otra historia de México) nos relata “he aquí que se les aparece Iturbide en el comedor… sonreía como un padre benévolo que había cogido a sus retoños en una travesura. Les pidió que se sentaran y comenzó a hablarles… sabía de la intentona que habían tramado para rebelarse y proclamar la Independencia, pero que todo eso no debía turbarlos ni ponerles inquietud… ¡Porque él también estaba buscando la independencia de México!” dice don Lucas Alamán (y Cinco volúmenes de Historia de México, desde los primeros movimientos que prepararon su independencia en el año de 1808, hasta la época presente ) “Conoció las circunstancias, supo sacar partido de ellas, y en eso consistió el resultado que obtuvo, Lo mismo suele decirse de las revoluciones: es el momento oportuno el secreto de ellas”.
La independencia estaba ya madura, no había una sola persona que no la pensara inevitable. Para Iturbide había tres formas de conseguirla: la primera, que los insurgentes vencieran a los realistas y vieran realizado el sueño de Hidalgo. Tal cosa era difícil: los insurgentes no tenían ya medios para vencer. La segunda era que los realistas la proclamaran, lo que daría lugar a una lucha de facciones que prolongaría el baño de sangre en México. Pero Iturbide concibió una tercera manera: juntos, realistas e insurgentes, podían conseguirla mediante la unión, si lograba unir a todos los mexicanos podía conseguir lo que Hidalgo nunca pudo: La libertad de México.
Se dirigió al sur, hacia Vicente Guerrero, pero no a combatirlo, sino a unirlo a su causa. Así el 10 de Enero de 1821 entabla la primera correspondencia con Guerrero. Hay que decirlo Vicente Guerrero fue seducido con la hábil pluma de Iturbide.
Aunque hombre de cortas luces y cultura Guerrero era el hombre más noble, honorable y patriota con que pudo contar la insurgencia y la causa independentista, aceptó entonces una cita pacífica con Iturbide enviando como representante a José Figueroa, pronto llegaron a un acuerdo: Guerrero se sumaría a Iturbide con 1200 hombres y se comprometía a aportar otros 2300 que estaban al mando de otros líderes subordinados a Guerrero, lo único que pedía a cambio era que Iturbide se obligara a dar total independencia y libertad a México. Digna de alabanza es la actitud de Guerrero.
Un hecho aislado de lo anterior, pero digno de mención, el que cuando en Veracruz se reunieron los diputados que irían a España a formar parte de las Cortes, un diputado partidario del plan de Iturbide, reunió a los diputados en un convento y les explicó los pormenores de sus intenciones independentistas y les pidió que en vez de atravesar el mar se quedaran en México para formar el primer congreso constitucional. Se entabló una discusión encarnizada. “Un buen observador habría podido ver en esa junta el futuro de México. Nadie estuvo de acuerdo con nadie: unos rechazaron violentamente el plan de Iturbide, otros propusieron que se decretase una república, algunos se inclinaban por la fidelidad a España, otros dijeron que debían esperar el curso de los acontecimientos” nos dice Armando Fuentes Aguirre. Muchos de ellos formaron parte del primer congreso constituyente.
Iturbide entonces ya era rico en armas, hombre y dinero pero para proclamar su plan necesitaba contar con todos y cada uno de los mexicanos. UNIÓN fue su lema, la unión hacia un fin sin distinción alguna: realistas e insurgentes, criollos y peninsulares, conservadores y liberales, católicos y masones, ricos y pobres. Fue capaz de reunir a todos los mexicanos para obtener nuestra libertad.
Vicente Riva palacio nos dice “El mismo Iturbide llamó suyo al Plan de Iguala en el manifiesto que se publicó después de su muerte diciendo que él solo concibió, lo extendió, lo publicó y lo ejecutó, aunque después de formado lo consultó con las personas mejor reputadas de los diversos partidos, de las que no hubo una sola que no lo aprobase, sin hacer en él modificaciones, supresiones ni aumentos”.
Antes de publicarlo Iturbide se comunica con el Virrey Apodaca para hacerle partícipe de su plan, invitándolo a unirse a él como jefe político; siendo español, se negó rotundamente y se propuso hacerle la guerra.
Finalmente, el 2 de Marzo de 1821 Iturbide proclama el plan de Iguala, movilizando
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