NUEVA OPERACIÓN DE RELEVOS EN FARO ISLOTES EVANGELISTAS E ISLAS DIEGO RAMIREZ.
Enviado por tolero • 11 de Diciembre de 2018 • 2.016 Palabras (9 Páginas) • 326 Visitas
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La labor del farero y su relación con el compromiso.
Tuve la oportunidad profesional de participar en una operación de relevo en faro Islote Evangelistas y pude percibir la emoción del jefe de faro saliente, quien al mirar desde un lugar alejado mientras pasábamos revista, me indicaba que no podía dejar de pensar en los muchos accidentes que quizás vivieron los antiguos fareros y cuantos días habrán estado tratando de llegar al islote para poder desembarcar la mayor cantidad de pertrechos. La emoción en sus palabras iba aumentando a medida que nos acercábamos a la Aduana y describía con lujo de detalles como realizaban el desembarco; ante mi sorpresa, sus palabras eran de un hombre convencido, feliz de haber participado en estas “faraónicas” faenas, sus valores lo habían llevado hasta ahí. El compromiso de servir y la confianza en la Institución le proveería las mejores condiciones para desarrollar su labor de farero.
“Los valores son el principal integrante de los comportamientos. Constituyen un estado de motivación y de percepción capaz de dirigir las acciones; son ellos los que determinan lo que se espera y lo que se desea” (GUTIERREZ, 1998), y claro deseo era lo que reflejaba este antiguo farero, recuerdos y añoranzas, pero a su vez miraba el helicóptero que una y otra vez realizaba sus viajes desde el buque al islote y viceversa.
Siempre me había preguntado qué es lo que realmente motiva a estos hombres a pasar largos períodos de aislamiento bajo condiciones meteorológicas adversas, pero estando en terreno pude entender que “el hombre elige una vida, una profesión, porque en ella se dan cita el mayor número de valores preferidos, ante lo que se sacrifican otras cosas que nos gustaría ser, pero que estimamos menos, pues no nos llenan de ilusión como un ideal. Dicho ideal despierta la vocación, que literalmente significa llamamiento” (GUTIERREZ, 1998). Veo el rostro de los fareros curtidos por el frío, cuatro meses fuera de casa y entiendo que son hombres que han descubierto lo que realmente los llena, que al poco andar de su incipiente carrera naval deben enfrentarse a los desafíos que presenta la geografía de este país y que pasarán la mayor parte de su carrera en estas latitudes.
“La confianza, elemento esencial de la armonía y el respeto en toda relación humana, constituye la base y fundamento de todo compromiso” (GUTIERREZ, 1998). Este aspecto ha marcado la vida de esta especialidad; el farero parece un hombre muchas veces retraído, reservado y observador, cualidades que se van amoldando durante la carrera, pero claramente confían en sus superiores y en el equipo que conforman para vivir esos cuatro meses aislados. Saben que de necesitar algo, serán apoyados a la brevedad. Muchas veces esperan y tratan de solucionar los inconvenientes, pero finalmente el apoyo desde el Centro Zonal es fundamental, sienten convicción de no fallar y esto “es producto de una entrega muy transparente y sincera a los demás. Es el fruto de la preocupación por la gente y por su bienestar, de la valoración de la persona, del reconocimiento a la labor bien hecha, de la cercanía y consideración del subalterno pero, por sobre todo, es la mayor demostración de la confianza obtenida gracias al afecto que el líder ha entregado y compartido con toda su dotación” (GUTIERREZ, 1998). La permanente preocupación por los hombres que componen nuestra especialidad debe marcar nuestra forma de afrontar los desafíos operacionales y logísticos, los cuales siempre tienen un componente humano fundamental para su éxito.
El reconocimiento “estimula la motivación, aumenta la seguridad en sí mismo y la autoestima, al poner en evidencia que las acciones desarrolladas están bien encaminadas y la actitud para enfrentarlas es la correcta, todo lo cual facilita asumir riesgos y aportar ideas nuevas para un mejor servicio” (ARRIAGADA, 2005). La implementación de tecnologías que mejoren el desarrollo de la actividad de control de tráfico marítimo y soberanía que desarrolla la Institución en puntos estratégicos para el país, y la asignación de medios adecuados para la realización de relevos y reaprovisionamientos, son parte de las medidas que debemos adoptar como permanentes, considerando siempre que “el guardafaro que abraza esta actividad debe renunciar a los hechizos del siglo y concretar su actividad con espíritu de abnegación, sacrificio y estoicismos de su soledad” (VELASQUEZ), regla fundamental para las nuevas generaciones que han podido disfrutar de una mejor conexión, equipamiento y medios navales que hacen más seguro su recalada al faro y su segura extracción al final del período.
Siempre había escuchado frases de marinos que han visitado estas latitudes, pero mientras más inspeccionaba y visitaba los faros de la Tercera Zona Naval, más me sorprendía de lo remoto del lugar, nos vamos acostumbrando a los paisajes y condiciones meteorológicas reinantes, pero a veces escuchamos a otros y nos damos cuenta que tal como nos indica el científico de National Geografic Eric SALA “Lo más sorprendente fue lo salvaje que se siente el lugar. Es realmente ‘el fin del mundo’. (ESPINOZA, 2017)
Debemos mantener nuestros esfuerzos en proteger estas áreas, brindar seguridad a la navegación, proteger el medio ambiente acuático y brindar soberanía en estos lejanos rincones de nuestro país, y cuando naveguen por estas latitudes, recuerden siempre que la luz que ven en la lejanía no es sólo un sistema de iluminación, consideren que “El corazón de un farero no late, destella” (GONZALEZ).
Felipe BERRIOS Molina
Capitán de Corbeta LT
Ingeniero en Administración Marítima
Alumno Curso CGCM ACANAV
Bibliografía
ESPINOZA, C. (Marzo de 2017). “Los extraños seres que habitan la isla más austral de Chile”. www.latercera.cl.
GONZALEZ, G. S. (s.f.). Faro Islotes Evangelistas, Un monumento al esfuerzo de los chilenos.
GUTIERREZ, O. (1998). LA IDENTIDAD CULTURAL Y LA DEFENSA NACIONAL Elementos Sociológicos y Psicológicos Intervinientes. REVISMAR 115/843.
GUTIERREZ, O. (2001). Pero, ¿existe la vocación militar? REVISMAR 118/861.
VELASQUEZ, S. E. (s.f.). “EL FARO EVANGELISTA”. Academia de Historia Naval.
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