Proceso de industrialización acelerada en México

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Capitulo tres, es un ensayo enfocado a la justicia en México, al inicio de los años cincuenta hubo un cambio en la estructura del Poder Judicial Federal el cual transformó la impartición de justicia en todo el país. Se crearon tribunales colegiados de circuito para conocer los amparos directos. “Los tribunales cumplirían dos funciones fundamentales: por una parte, revelar a la Corte del alto número de amparos recibidos; por la otra, acercar a los órganos de impartición de justicia a los usuarios mediante la distribución de los tribunales”[7]. De cierta manera el Poder Judicial Federal en este periodo se inclina a temas relacionados con el derecho laboral y derecho agrario.

En cuanto a la justicia penal, la labor del Poder Judicial consistía en proporcionar apoyo al poder ejecutivo para la ejecución de la política criminal. Este se complementa con dos prácticas adicionales, como primer lugar se tiene el desarrollo de una jurisprudencia laxa en la protección de los derechos de los ciudadanos en materia penal, dicho lo anterior se destaca la actividad de los jueces como un complemento del trabajo de los agentes del Ministerio Público.

Ahora bien, surge la duda de cómo se elegían o quiénes eran los ministros. La integración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación era muy importante desde que el presidente Lázaro Cárdenas decidió sustituir a los ministros que integraban el tribunal. Se buscaba que al inicio de cada sexenio el mandatario tuviera la oportunidad de elegir a las personas que conformarían el cargo de ministro. Con la llegada de Ávila Camacho se presentó una lista nueva de ministros, pero se planteó la idea de reformar el texto constitucional con el objetivo de dar estabilidad en el cargo a los ministros y terminar con el relevo sexenal. Por lo tanto “la propuesta del presidente Ávila Camacho sería aprobada, lo que permitió a los ministros designados por el presidente al inicio de sus sexenio mantener en el cargo. A partir de entonces, las sustituciones en la corte se generaban como resultado del retiro, la renuncia o la muerte de los ministros”[8].

El ensayo del capítulo cuatro se basa en cómo fue la reconstrucción económica de los años ochenta y los años noventa, estas dos décadas fueron de alto impacto para la economía mexicana debido que al inicio de los ochenta se agotó el modelo de desarrollo, para 1981 “la recesión de Estados Unidos y su lucha contra la inflación elevaron las tasas de interés internacionales, para llegar a niveles nunca antes registrados. El crédito se redujo y la banca internacional, que había estado prestando sus recursos excedentes por la enorme liquidez internacional que había generado el propio auge petrolero, comenzó a restringir sus créditos y volverlos de más corto plazo”[9]. Con lo anterior se explica que para 1982 se inició un proceso de cambio, López Portillo opto por nacionalizar la banca como estrategia para poner un alto a la fuga de capitales, y al término de su gobierno dejo al país en una fuerte crisis económica y política.

A la llegada de Miguel de la Madrid, en medio de la recesión el gobierno inició un profundo cambio estructural en la economía, se eliminó el esquema proteccionista al cancelar la mayor parte de los requisitos de los permisos de importación y se redujeron los aranceles a partir de 1985. México ingresó al GATT lo cual daba un indicio a la institucionalización del cambio estructural hacía una economía abierta. Para 1988 con la llegada de Carlos Salinas de Gortari también fue una etapa reformista teniendo en cuenta los cambios en el resto del mundo. Las principales reformas económicas fue la reprivatización, la institucionalización de la apertura comercial con el TLCAN y la reforma ejidal. Este impulso reformista con Salinas se interrumpió debido a la crisis de 1994-1995, este fue el segundo periodo de mayor importancia para el país pues no solo fue una crisis económica, también lo fue en el sentido político y social. En lo económico se recurrió a una repentina devaluación, en lo político y social se centra en el levantamiento zapatista (EZLN), el asesinato de Luis Donaldo Colosio y Ruíz Massieu.

En cuanto al gobierno de Zedillo, se caracterizó por el llamado error de diciembre, el cual aceleró la salida de capitales debido a que días antes de la devaluación se informó a los capitales y estos optaron por retirarse disminuyendo la reserva federal. “el presidente Zedillo logró pasar al inicio de su periodo reformas en el ámbito electoral y del poder judicial de gran importancia, y algunas más sobre órganos reguladores esenciales para el buen funcionamiento de los mercados. Pero otras reformas como la energética, la laboral, la educativa, la de pensiones ya no pudieron ser llevadas a cabo.”[10], esto fue gracias a que la crisis interrumpió el proceso reformista de los años previos y el descontento con el gobierno le costó el siguiente sexenio (2000), dándole el triunfo al PAN con Vicente Fox.

El capítulo cinco se basa en cómo el PRI ha logrado mantenerse activo en la política a pesar de la pérdida de poder en el año 2000. Como ya se sabe el PRI fue uno de los partidos políticos más centralizados y autoritarios ya que el gobernador vigente podía elegir a su sucesor, en cambio ahora es el CEN el que controla algunas de las candidaturas.

Si bien es cierto, la sucesión presidencial siempre ha sido un proceso complicado para el régimen autoritario aun pudiendo garantizar la elección de sus sucesores. Esto se vivió en 1987 “la larga serie de sucesiones exitosas llegó a su fin con la salida de un pequeño grupo de líderes de un ala más proteccionista del partido, lo que provocó un serio desafío electoral para el PRI y la formación de un partido único de ala izquierda, el Partido de la Revolución Democrática (PRD)”[11]. Para 1994 mediante el proceso llamado el dedazo, el penúltimo presidente priista Carlos Salinas de Gortari tuvo la oportunidad de elegir al candidato que lo supliría en el siguiente sexenio, siendo Luis Donaldo Colosio el elegido. Dicho postulado fue asesinado el 23 de marzo de 1994 durante su campaña, siendo este un detonante para que los mexicanos perdieran esa confianza ante el gobierno. Debido a que el candidato había sido asesinado, nuevamente Salinas eligió a otro candidato presidencial, esta vez quedando a cago Ernesto Zedillo. En este periodo el PRI ya había perdido la mayoría en la Cámara de Diputados, para 1996 Zedillo negoció una serie de reformas electorales, las cuales se pusieron en práctica en las elecciones legislativas de 1997 ya que hacían más difícil la corrupción y el robo de votos.

“Una vez que la competencia electoral se volvió un factor serio y quedó mejor garantizada