Puede la causalidad explicar el surgimiento del conflicto en Colombia

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La manipulación de la política con fines del bienestar de esos privilegiados y de otorgarse a sí mismos aún más poder del que ya son beneficiarios, es algo común desde la antigüedad. Tanto así que muchas de las circunstancias que atropellaban al pueblo en épocas pasadas, aún siguen pasando, aunque con otros nombres y con aún menos interés de los ciudadanos urbanos, o bien una desinformación por parte de los medios de comunicación; que por cierto, también son manejados por el grupo élite del país.

La compra de votos, bien sea a cambio de algún tipo de bien monetario, inmueble, comida, o simplemente con seguir conservando su vida era el común denominador de los años 20 y lo es hoy en día.

La opresión de los obreros. La explotación del jornalero. Las escasas opciones que beneficiaban a los más pobres y a aquellos que se “partían el lomo” por el país. Las desigualdades sociales. El constante abuso por parte del gobierno. Los reclamos no respondidos. La corrupción. Todo lo mencionado anteriormente terminó detonando como múltiples levantamientos sociales violentos y no violentos.

En esta medida, los violentos fueron los que predominaron. Cabe aclarar que estos movimientos fueron en su principio creados por intelectuales como un grito de protesta y de reclamo frente a tanta injusticia, y que además tenían ideales sólidos y unas causas por las cuales luchar y negarse a entregar las armas. Hay que tener en cuenta que estos grupos eran apoyados por el pueblo porque eran la viva imagen de sus convicciones, de lo que querían y esperaban por parte del gobierno. Estos grupos eran los representantes del pueblo. Comenzaron siendo movimientos y guerrillas del pueblo y para el pueblo.

Tristemente, grupos llenos de jóvenes brillantes fueron acribillados luego de dejar las armas, todo con el propósito de alcanzar la paz en Colombia y por creer en las promesas del gobierno que había abusado tanto de los colombianos.

Posteriormente, estas guerrillas que luego de la caída de la URSS no tenían dinero con el cual financiar su armamento se vieron obligados a buscar otras maneras de conseguir fondos para seguir con “la causa”. Se vieron estas guerrillas tan tergiversadas que llegaron al punto, que todos conocemos, de sembrar drogas ilícitas, secuestrar personas, extorsionar campesinos, matar inocentes, traficar, lavar dinero, etc. Evidentemente dejaron de lado los ideales por los cuales fueron creados estos movimientos y ya no eran para el pueblo. Claro que, dominaban gran parte del territorio colombiano. Y ya la lucha se vio enfrascada entre ejército nacional de Colombia y los diferentes grupos guerrilleros y paramilitares (guerrillas que defienden ideales de ultraderecha).

Es entonces que podemos decir como conclusión que la violencia en Colombia es una especie de diálogo perverso el cual fue empezado con la línea de algún detentor del poder que no quería dejarlo ir. En este proceso se habló con violencia hacia el pueblo y por esto el pueblo respondió con violencia, cuando se dio cuenta que con la paz las cosas no se iban a resolver. Así que las guerrillas se crearon como una violencia de respuesta a la violencia a la que el Estado tenía sometido el pueblo. Lo anterior en conjunto, nos dejaría con la incógnita del por qué si ya conocemos, identificamos y sabemos cuáles son los conflictos, no se han solucionado. ¿Por qué sigue la prolongación de la violencia?. La respuesta es relativamente sencilla: detentar el poder. Por este afán y por esta sed de poder es que todas las multifactoriales causas de violencia que se han dado en Colombia no se han podido resolver. El surgimiento de la violencia en nuestro país es además multicausal y multifactorial. Aunque esperamos que la prolongación de esta guerra interna termine con el proceso de paz que se está llevando a cabo, y que a partir de 2016 Colombia no reincida en luchas guerrilleras que tanto daño han causado. “La guerra fue creando – vía violencia oportunista – incentivos para su propia perpetuación” (Gutiérrez, p. 24-25)

REFERENCIAS

Sung, J. M. (1999). Deseo, mercado y religión (Vol. 21). Editorial Sal Terrae.

Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia. (2015) (Comisión histórica del conflicto y sus víctimas)