QUIENES FUERON LOS ANTIGUOS MEXICANOS

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En el capitulo tercero, los cien años del Pueblo del Sol, se llega a comprender la grandeza alcanzada por los aztecas durante los años 1427-1521, cien años en los que llegaron a convertirse en los amos del México prehispánico. Como se vio en el capítulo primero, los aztecas fueron los últimos en llegar al Valle de México y fueron básicamente tolerados por los residentes ya establecidos. Ya asentados en el islote de México-Tenochtitlán, con tan modestos principios y grandes ambiciones, comenzaron a engrandecer su ciudad y poco a poco ganarse el respeto de la demás población, al vencer a los Tepanecos y comenzar con las demás conquistas. Una de las conquistas más importantes de los aztecas fue la de su ciudad gemela: Tlatelolco. Sin embargo, e el años 10 conejo (1502), sube al trono el último Motecuhzuma, un hombre de gran talento, noveno rey de los aztecas y a quien sus sucesores, Cuitláuac y Cuauhtémoc, enfrentaron la peor parte de la conquista.

Los seguidores de la antigua doctrina es el cuarto capítulo, en el cual se desarrolla la temática de la ideología mística de guerra impuesta, gracias a Tlacaélel, en México-Tenochtitlán y sus territorios, de que los aztecas eran los elegidos por Huitzilopochtli para mantener al sol vivo. Todos formaban un gran mundo náhuatl, empero, dentro de ese mundo, se mantenían distintas posturas.

En el último capitulo, legado espiritual del México antiguo, se llegó a la elaboración de un concepto de persona el cual involucra el rostro y el corazón. El rostro representaba la fisionomía moral y el corazón era la movilidad de cada quien. La consecuencia es la de describir al hombre como “dueño de un rostro, dueño de un corazón”. De aquí surge la importancia de dar sabiduría a los rostros y firmeza a los corazones, una responsabilidad tanto de los supremos dirigentes, como de los padres de familia. Un ejemplo era el como debía vivir una mujer náhuatl para lograr tener un rostro y corazón; a los seis o siete años, los padres hablan con su hija. Empieza el padre indicándole como debe obrar, se le indican varias actividades del quehacer día con día, desoyes le sigue la madre con consejos específicos; como ha de hablar, caminar, mirar, pintar. Al final de su discurso, termina con una referencia al tema sexual.

En conclusión, esta lectura fue muy enriquecedora ya que me proporcionó una perspectiva diferente de las culturas náhuatles, debido que lo que he aprendido a lo largo de mi vida académica ha sido meramente superficial. Fue muy gratificante poder conocer la historia más a fondo de estas civilizaciones a través de sus “crónicas y cantares” y me quedó con un gran aprendizaje y una más grande valoración a estas creencias y valores que este libro me enseñó.