REFORMAS BORBÓNICAS. Análisis de las primeras revueltas de indígenas en el siglo XVI, tanto en el Virreinato de Nueva España (México) como en el del Perú, con el Taky Onkoy

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Pero nos preguntamos ¿a que se llamó Taky Onkoy?. Llamábase así a la unión y solidaridad de todo el pueblo indígena contra el invasor español y cuya práctica consistía en la rememoración de antiguos bailes que unidos a cierta ceremonia revivía ciertas prácticas ancestrales que los indígenas utilizaban desde tiempos inmemoriales, especialmente para superar lo que el hombre blanco denominaría período de crisis. Estos bailes se oficiaban en los pueblos indígenas y combinado con una especie de festejo, pero al mismo tiempo de entrega y sacrificio, con la finalidad de combatir las causas del mal, en este caso el poder español, y restaurar los lejanos días de felicidad y armonía.

Muchos historiadores se han ocupado del estudio del Taky Onkoy pero solamente con base en las fuentes judiciales de la época, lo cual conduce a conclusiones que pueden resultar inexactas ya que el uso unilateral de estas fuentes lleva a concluir que se debían combatir estas ceremonias debido a que los indígenas la utilizaban indiscriminadamente para practicar la hechicería, introducir dioses paganos y conmemorar ritos satánicos.

Sin embargo, rastreando entre los testimonios indigenistas y otras fuentes, se puede establecer que estas ceremonias estaban dirigidas hacia los dioses y espíritus que alentaban a estos hombres y la existencia del mal solo se halla presente por la concepción que caracterizaba ideológicamente a la religión incaica de carácter dualista.

El Taky Onkoy no poseía una clara organización para ser llevado a cabo, por lo tanto su erradicación no resultó fácil y no siempre se podía determinar si se trataba de tal ceremonia o no. Sí se puede afirmar que se limitaba a preparar las condiciones morales para alcanzar la utopía de una transformación ideológica, sin embargo visto desde el presente, se puede establecer que su sola práctica no resultó suficiente para alcanzar la necesaria unidad en la búsqueda de ese bien común.

b)¿Quién fue Tupac Amarú, Tupac Katari y Tomás Katari?

Tupac Amarú: Hijo del cacique Miguel Condorcanqui. Hasta hoy se desconoce con exactitud su lugar de nacimiento que se produjo en 1738 en un pueblo del antiguo Virreinato del Perú, pero sí se sabe que fue educado por los jesuitas del Colegio de San Bernardo de Cusco.

Siendo adulto se dedicó al negocio del transporte entre las localidades de Tungasuca, Potosí y Lima, contando con un importante contingente de varios centenares de mulas. Además supo dedicarse a otros negocios relacionados con la minería y explotación agrícola.

Según se sabe, fue un hombre educado y carismático y por sus cualidades personales llegó a ser Cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca, condición que le permitió acceder al título de Marqués de Oropesa otorgado por las autoridades españolas.

Se caracterizó como un hombre de principios, animado permanentemente por un fuerte sentido de la justicia, lo cual influyó decisivamente en su espíritu indígena después de observar reiteradamente, en diferentes lugares del Virreinato, el trato cruel e inhumano que recibían muchos de sus hermanos de raza.

En principio sólo fueron comentarios y arengas que solía pronunciar en reuniones en la que participaban autoridades eclesiásticas y funcionarios del poder español. Intentando cambiar la situación de injusticia, no faltó oportunidad de dialogar con autoridades españolas, cuyos resultados se consideraron completamente nulos.

Por esta razón su prestigio entre los indios y mestizos fue creciendo exponencialmente a tal punto que casi sin proponérselo se convirtió en el líder natural de los mismos, lo cual le permitió encabezar una rebelión contra las autoridades españolas del Perú en 1780. Dicha rebelión simbolizaba de alguna manera, la continuidad de la lucha indígena que supo manifestarse en pasados tiempos y como causa se esgrimió el descontento de la población laboriosa, especialmente contra los abusos de los corregidores, rechazando los tributos, el reparto de mercaderías y cambios y mejoras en el trabajo que los españoles imponían a los indígenas, tanto en las mitas como en los obrajes.

Condorcanqui, una vez avanzada la lucha, se despojó de su nombre cristiano y adoptó el nombre de su ancestro Tupac Amarú como símbolo de rebeldía contra los colonizadores. Se presentó frente a la opinión pública como restaurador y legítimo heredero de la dinastía inca, enviando emisarios para extender la rebelión por todo el Perú, ya que el levantamiento se dirigía contra las autoridades españolas locales, pero manteniendo al principio una supuesta lealtad al Rey Carlos III de España.

Las causas que impulsaron esta rebelión, se registran en las mismas medidas impulsadas por la propia monarquía española, aumentando las cargas económicas y el no control del abuso de los corregidores.

La revuelta no se haría esperar y el alzamiento se inició el 10 de noviembre de 1780 con la ejecución del despótico corregidor Antonio Arriaga. Tupac Amarú lo mandó ajusticiar en la Plaza de Tungasuca y ordenó al mismo tiempo la destrucción de los obrajes como el cierre de algunas minas.

Las autoridades de Cuzco enviaron una expedición punitiva formada por 1.200 hombres que cayó derrotada por las tropas indígenas.

En este punto, algunos historiadores consideran como un error el accionar consecuente de Tupac Amarú quien no quiso apoderarse de la ciudad de Cuzco, regresando a Tungasuca desde donde intentó negociar. El tiempo jugó a favor de las autoridades españolas ya que la reacción como era previsible de carácter militar y no diplomática, no se hizo esperar y en enero de 1781, la fuerza de Tupac Amarú fue rechazada por los españoles.

El Virrey Agustín de Jáuregui, entendiendo la gravedad de la situación, mandó desde Lima un poderoso ejército conformado por 17.000 hombres y al mismo tiempo puso en marcha una campaña para convencer a los indios de abandonar a Amarú a cambio de crear en la audiencia, una sala especial que atendiera las quejas y reclamos indígenas.

Apenas un mes antes de la derrota definitiva, Tupac Amarú remitió una carta dirigida al propio Virrey donde justificó su accionar y reclamó justicia y garantía para todos sus seguidores. En la misiva, pone de manifiesto su formación intelectual al citar pasajes bíblicos, otros de la historia de Roma o comparar a sus opresores con los ateístas, calvinistas y luteranos a quienes identifica como enemigos de Dios. Cerrando la carta se declara católico y fiel al Rey de España.

En la noche del 5 al 6 de abril de 1781, el ejército ingresó