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Reflexión acerca de la raza y el mestizaje en el pensamiento social latinoamericano durante el último tercio del siglo xix y el primer tercio del siglo xx.

Enviado por   •  24 de Febrero de 2018  •  3.241 Palabras (13 Páginas)  •  494 Visitas

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Se retrata al hombre de ciudad como el civilizado, quien está inmerso en las leyes, en las ideas de progreso, en el gobierno, etc.; en cambio al hombre de campo se le llama americano, con sus hábitos diversos y sus necesidades peculiares y limitadas. Se le opone a aquel hombre civilizado, pero éste nunca quiere ser como aquel. El autor trata de hacer parecer que son dos sociedades distintas, siendo que en realidad es sólo una.

Lo anterior es una mirada pesimista sobre la raza latinoamericana y el mestizaje, pero no fue el único que lo vio de esta manera, Carlos Octavio Bunge en su trabajo Nuestra América (1918), examinó las razas que componen al criollo mediante la psicología colectiva que los engendra, “los hispanoamericanos son siempre europeos […] más o menos mestizados. Por sus venas corre sangre hispánica (española, o portuguesa), indígena (mejicana, quichua, guaraní y demás), y negra (cafre, hotentote, Mozambique). Esta triple base ancestral ha formado la psicología de sus “republicas” (Bunge, 1918, p.68). Bunge se centró en el estudio de estos grupos, considerando el medio geográfico en que se formaban las razas, para así ver los componentes étnicos, y luego analizar las mezclas y transformaciones en América. Cada raza tiene rasgos que son absolutos y determinantes en la psicología de los pueblos americanos.

Por lo tanto, se consideró al sujeto como un caso clínico social, donde el autor estudia “la enfermedad, pero no expone sistemáticamente su tratamiento.” (Bunge, 1918, p. 21). Aquí la raza y el mestizaje siguen siendo considerados como una enfermedad, y el remedio se logra a través de la cultura general, por lo que la falta de progreso está estrechamente relacionada con esa herencia psicológica de los pueblos y sin duda de la mezcla de razas. Este autor sigue los pasos de Sarmiento y también plantea la concepción de barbarie, donde los españoles son considerados una raza degenerada producto de las mezclas.

Hale refiriéndose a Bunge expone que son “tres características fundamentales que constituyen el «genio de la raza»: la arrogancia (de origen español, se remonta a los visigodos), la tristeza (de origen indio) y la pereza”. (Hale, 1991, p. 29). La arrogancia se vincula con la pereza o decadencia, y corresponde a la cualidad madre de los criollos, que se expresa principalmente por el desdén al trabajo, siendo este último sinónimo de progreso. Bunge lo que propone es una europeización mediante el trabajo.

En cuanto a la tristeza, el indígena de América es extremadamente fatalista o extremadamente vengativo. Se habla de que el indio puro es el que “vive oculto en sus bosques, y tiende hoy a desaparecer, avergonzado, corrido, ofuscado, aniquilado por la civilización” (Bunge, 1918 p. 84), pues de ella sólo conoce sus miserias que llegan a producir la muerte de su especie, su disolución por degeneración.

En base a esto último, en el documental “Calafate zoológicos humanos” (2011) de Hans Mulchi y Cristian Báez, se da cuenta del descubrimiento de fotografías de indígenas del extremo sur de América, que eran exhibidos en varias capitales de países de Europa en Zoológicos Humanos casi a finales del siglo XIX. Esas fotografías representaban a varios grupos de indígenas tales como mapuches, tehuelche, kawésqar y selk´nam, que fueron capturados para ser exhibidos frente a un público que pagaba por ver nativos proveniente de lugares exóticos, y que supuestamente eran caníbales. A mí parecer una idea bastante morbosa, donde el Estado chileno fue el responsable de consentir la salida de éstos grupos indígenas y también el responsable de no fiscalizar cual iba a ser su destino.

Además fueron sometidos a estudios científicos y a constantes malos tratos físicos y psicológicos, acompañado de agresiones sexuales, donde algunos se enfermaron y otros murieron, no pudiendo nunca regresar a sus tierras, dejando así su vida, su cultura, sus tradiciones, condiciones materiales y espirituales y a sus familias.

Analizando esta situación que no es tan conocida en la historia de Chile, se puede tener una visión respecto a cuánto importaba lo indígena en esa época en nuestro país -que a propósito no ha cambiado mucho al respecto- y que por malas decisiones, y el poco interés del Estado chileno de hacer parte de todos las culturas de los pueblos originarios se llegó a casi una extinción de estos pueblos fueguinos.

Por lo tanto, mediante este documental que representa un documento histórico para reconstruir historia, se pone en discusión el tema de la situación de los indígenas, donde se puede reflexionar sobre las contradicciones de la cultura, de los pueblos originarios y de la ciencia.

Y reiterando lo antes citado el “indio” conoce las miserias a causa de la civilización, que los lleva prácticamente a la muerte y a su desaparición.

Retomando la idea pesimista de raza, el mestizo de indio y europeo, tiende a mezclar las razas ancestrales, reforzando la que se considera más fuerte - raza blanca- que mejora la civilización. Sin duda se ve a los blancos como la raza que prosperara a la civilización de América, siendo una visión poco consistente.

En contraposición a esta visión pesimista de la raza y el mestizaje latinoamericano, a comienzos del siglo XX existió un reforzamiento de la identidad latinoamericana. Devés (1997) establece que luego de la primera Guerra Mundial el afán identitario se hace más social centrándose en el campesino y en el indio como el verdadero depositario de lo propio. Es la época en que florece el indigenismo y el afroamericanismo. Así comienza a tomar fuerza el paradigma identitario que tiene como premisa que la nacionalidad debe ser constituida desde el mestizaje y lo indígena, además tiene que haber una reivindicación y una defensa de lo americano, lo latino, de lo indígena y de lo propio; también valorar lo cultural, lo artístico y lo humanista; que no exista el intervencionismo de los países más desarrollados, y que se respete la libertad y la igualdad. Si bien este pensamiento latinoamericano se caracterizó por la alternancia entre lo modernizador y lo identitario, no fue general, ya que existían -como ya se mencionado- otras visiones en torno a la raza.

Entre los autores que tienen miradas favorables de la raza y el mestizaje se encuentran, José Martí, Euclides da Cunha, Justo Sierra, José Vasconcellos, José Enrique Rodó, entre otros.

José Martí, en el texto “Mi Raza” (1893), propone su concepción de lo mal entendido que esta el concepto raza. Allí plantea una idea central que es que “El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza o a otra: dígase

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