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Un mundo feliz: imágenes de los trabajadores en el primer peronismo. 1946-1955

Enviado por   •  6 de Diciembre de 2018  •  1.754 Palabras (8 Páginas)  •  421 Visitas

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Concluye Gené, diciendo que la SI fue un instrumento clave en la construcción de la imagen de gobierno, por la planificación centralizada de decisiones y la descentralización de las operaciones concretas que en el caso particular de la cinematografía involucró a la empresa privada.

En el segundo capítulo, Gené analiza las diversas versiones que utilizó y fomento la propaganda peronista, para construir su identidad política y los valores que deseaba transmitirle a la sociedad, a través del trabajador, las imágenes femeninas y las representaciones de la familia.

La figura del trabajador se desdobló en tres: el descamisado, trabajador industrial y rural y el hombre de carne y hueso. El “descamisado” ocupó la más alta jerarquía en el panteón peronista, era representado en las fiestas patrióticas, como el último eslabón de aquella estirpe de patriotas que desde 1810 buscaba la independencia de la Argentina. A partir de 1950, se representa, al “descamisado”, con una expresión sonriente y relajada que anuncia el cumplimiento de los objetivos iníciales: reconocimiento de sus derechos, justicia social, armonía de la clase trabajadora.

A continuación, Gené afirma, que la figura del Trabajador Industrial, es utilizada en dos facetas distintas, por ende, en los años dorados las ideas que estas imágenes emitían eran la modernización industrial y la justicia social. Y hacia 1950, la figura del trabajador evocaba el triunfo pleno del proceso peronista. La autora sostiene que existe una herencia común en la gráfica de Estados Unidos, URSS y la Argentina peronista, viendo que graficaban el presente superador del pasado atrasado tecnológicamente a través de El Trabajador Obrero Fabril.

Después, Gené dice que en el ámbito rural, la idea de progreso fue transmitida por el peón de campo, quien era representado desarrollando sus tareas con un equipamiento moderno. La figura del gaucho, además de emplearse en celebraciones especiales (día de la Raza, la Lealtad), fue utilizada por la propaganda peronista como un poderoso “símbolo de la argentinidad”

En cuanto a la representación de la familia, la propaganda representó el bienestar de las familias trabajadoras merced a la acción del Estado protector, que garantizaba las desde necesidades básicas (vivienda) hasta los espacios de cultura y recreación (Turismo social). Una tradición que mantuvo el peronismo, fue la asociación de la mujer con el hogar.

Gené realiza un análisis de las diversas representaciones de la familia en varios repertorios internacionales, y llega a la siguiente conclusión: la propaganda peronista y la gráfica del New Deal Norteamericano, tienen muchos puntos en común, pues estas gráficas buscaban en último término diluir las individualidades a favor de los grandes proyectos nacionales, lo que evocaba la fuerte injerencia del Estado en la vida de los ciudadanos, afirmación que se diferenciaba de otras gráficas, como en la URSS o la Alemania Nazi.

En cuanto a la imagen que el peronismo dio de las mujer, Gené asevera, que el peronismo reconcilió la actividad política, que ellas empezaban a ejercer, con la permanencia en el hogar, a través de una definición de actividad política femenina como asistencialismo y “ayuda social”, es decir su tarea consistía en moldear a las futuras generaciones de peronistas en el seno del hogar. Las escenas que representan a mujeres, las presentan locaciones hogareñas. Y en cuando a una actividad remunerativa, la costura y el tejido (máquina de coser) reconciliaron el trabajo femenino y su permanencia en el hogar. El símbolo del trabajo femenino extra-doméstico y emblema de la Fundación Eva Perón, fue la enfermera, en cuya figura se encarnan las virtudes de altruismo y abnegación.

Gené termina resaltando, que las tipologías de representación, que usó el peronismo se fueron transformando según necesidades políticas y económicas del gobierno peronista, por ello se pueden detectar una serie de continuidades y rupturas, en materia de representación gráfica, con los regímenes anteriores en la Argentina. Así, el peronismo demostró su capacidad para gestar una iconografía distintiva a partir de su negociación con las iconografías existentes, fundiendo rasgos provenientes de la gráfica de diversos sectores ideológicos, afirmación que desmonta la idea generalizada que vincula, mecánicamente, la propaganda peronista sólo con el fascismo europeo.

La investigación de Gené, es un gran aporte para la historiografía del peronismo, ya que reinterpreta toda una serie fuentes visuales que produjo el peronismo, permitiendo hallar nuevas interpretaciones sobre las diversas conexiones en materia gráfica, que utilizó el peronismo para transmitir sus ideales y valores a la población argentina. En consecuencia, Gené reinterpreta la postura tradicional que se tenia de la propaganda peronista, no como una simple copia de la propaganda Nazi-fascista, pues las filiaciones y semejanzas que encuentra la autora entre la grafica de propaganda peronista, la Norteamericana (New Deal) y la Soviética, en lo que respecta a la representación y significado que le dieron a la figura del trabajador industrial, son incontrovertible y esclarecedoras.

Un Mundo Feliz, permite vislumbrar el elevado valor per se que poseen las fuentes visuales-iconográficas, para la investigación histórica, y no sólo como complemento de las tradicionales fuentes escritas.

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