VANGUARDIA, INTERNACIONALISMO Y POLITICA.

...

Los cambios estilísticos estaban animados por un espíritu semifeudal o colonial y sus mejores logros estéticos estarán en los retablos, como fusión de la arquitectura, escultura y pintura, y en las capillas abiertas o de indios. La estética popular, en cambio, siguió un curso completamente distinto.

La carpintería estaba, consecuentemente, al lado de la pintura y la escultura, estas artes mecánicas producían para consumo de las clases dirigentes como la platería, la talabartería y la pintura y también para el autoconsumo.

La colonización incluyo el adoctrinamiento estético, que empezó con la yuxtaposición de dos estéticas: la precolombina y la feudal ibérica. De inmediato la foránea comenzó a desalojar a la autóctona y construyo los conventos y las iglesias necesarias para la catequización de los indios, mediante la persuasión ritual y la coerción sentimental de los terrores del infierno. Al desalojo contribuyeron los extirpadores de idolatras y la prohibición de los ritos aztecas o incas, las construcciones fueron exigiendo la confección de murales y relieves. Fue en el siglo siguiente cuando la pintura de caballete y la escultura de bulto surgieron en cantidad y adquirieron importancia como integrantes de los retablos dorados para, en el siglo XVIII, lograr autonomía y efectos renacentistas. Surgen entonces las iglesias de amplios atrios y las capillas de indios o abiertas, como carateristicas de la arquitectura colonial de America Latina. A la mayoría de los historiadores del arte colonial les basta, con establecer los componentes estilísticos y sumirse en interminables discusiones formales. Hoy resulta indispensable tomar las manifestaciones estéticas por un proyecto o sistema, a cuyos principios y finalidades especificas suelen ellas obedecer.