Dominación de género Toda la América Latina

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Por esto es importante reconocer las categorías del género y sus manifestaciones más allá de lo biológico para poder entender mejor las necesidades de las sociedades actuales y las históricas.

Ahora bien, otro de los conceptos importantes dentro de este debate que necesita ser relacionado con género y raza, del que se hablará más adelante, es la sexualidad.

Antes del siglo XlX, esta era percibida netamente como una necesidad reproductiva y un deber de la mujer hacia el hombre, lo cual desde mi punto de vista, fue uno de los pilares para que la mujer fuera encasillada como un objeto y una herramienta para el hombre, contribuyendo al abuso y al estigma.

Luego, disciplinas como la sociología y la psicología abordaron este concepto. Manejándolo como la “Conducta sexual”, producto del deseo físico y carnal, pero llevado al plano de las relaciones heterosexuales. Aún faltaba algo, la sexualidad no podía ser solo vista como el deseo de un hombre hacia una mujer. A raíz de esto y una vez más gracias a los movimientos feministas y especialmente, para este, el movimiento lésbico-feminista quien pone en tela de juicio la imposición heterosexual para el desarrollo de la sexualidad,

“La heterosexualidad, es una institución política que es obligatoria para las mujeres. Se ha expresado a través de la historia a través del cinturón de castidad, el matrimonio infantil, la erradicación de la existencia lesbiana, la idealización del amor y el matrimonio heterosexual, la clitoridectomía, entre otras prácticas que han implicado la imposición de la fuerza física sobre las mujeres en muchos casos y en otros el control de su conciencia. Desde esa institución las mujeres han sido convencidas que el matrimonio y la opción sexual hacia los hombres son componentes inevitables de sus vidas aunque sean insatisfactorios u opresivos.” (Rich, citada por Curiel)

También, donde las prácticas sexuales o el sexo. Es un acto impositivo de las culturas, dejando muchas veces de lado las libertades sexuales y lo vuelven normativo, censurado e incluso polémico, y es irónico pensar en la dogmatización del cuerpo y el placer, “La categoría de "sexo" es, desde el comienzo, normativa; es lo que Foucault llamó un "ideal regulatorio". En este sentido pues, el "sexo" no sólo funciona como norma, sino que además es parte de una práctica reguladora que produce los cuerpos que gobierna, es decir, cuya fuerza reguladora se manifiesta como una especie de poder productivo, el poder de producir -demarcar, circunscribir, diferenciar- los cuerpos que controla. De modo tal que el "sexo" es un ideal regulatorio cuya materialización se impone y se logra (o no) mediante ciertas prácticas sumamente reguladas.” (Butler, 2002)

Por esto, se pone en medio de la discusión la heterosexualidad como imposición, más que como decisión. ¿Si es lo único que se conoce y se impone? ¿Si se segrega y se imposibilita a la apertura de nuevos conocimientos cómo se va a entender la heterosexualidad como una decisión libre y propia? Y al sexo como herramienta de control de esta imposición.

Finalmente el tercer concepto, el de raza, el último para interrelacionar con los dos anteriormente tratados. La raza surge como concepto, lastimosamente, por las prácticas racistas en el siglo XV, debido a las concepciones religiosas, donde el negro no era visto como un par, un humano. Si no como un objeto que utilizar a su antojo durante muchísimos años, y que, para algunos hoy, desafortunadamente sigue siendo así. Y no solo en el caso de la población afro, si no en gran parte del mundo. Generalmente como resultado de guerras y divisiones sociales y políticas que ubican a un grupo de personas sobre otras, haciendo que se genere la pregunta ¿Es necesaria esta división?, Curiel señala en su artículo, que la raza no es más que una construcción imaginaria.

“Habiéndose demostrado que las razas no existen como categorías de clasificación humana sino como construcciones imaginarias, como idea, como significantes que contienen una intensión política para justificar desigualdades sociales, política y culturales.” (Curiel, 2014)

Habría que desprenderse de los conceptos de raza, división, clases sociales y muchos otros para poder atacar el problema de las discriminaciones y las fronteras imaginarias que solo las impone en gran medida los miedos a lo “Desconocido” y a lo “Diferente”. Por otro lado habría que replantear nuestras percepciones de sexo, género y sexualidad para poder tener una vista panorámica de los problemas que afectan a la sociedad del hoy y el poder entender por qué ha sido tan compleja, incomprendida, criticada y deformada la lucha por la liberación femenina y de las minorías.

Entonces, visto desde el conflicto de la América Latina, esta cultura está aún viviendo en una época colonial, que afecta en mayor medida a las mujeres. Que nos vemos forzadas a cumplir con unas demandas de una sociedad machista, heteronormativa, patriarcal, capitalista, religiosa y políticamente conservadora; siendo imperante, seamos negras, lesbianas, heterosexuales, bisexuales, negras, blancas, mestizas e.t.c el luchar, el adherirnos con fuerza a los movimientos libertarios que logren una transformación a la sociedad, una sociedad en la que se pueda hablar, opinar, actuar sin miedo a repercusiones o señalamientos.

“Creo que es más importante ser antiracista que ser orgullosamente negra, creo que es más importante ser feminista que reconocernos mujeres, creo que es más importante eliminar el régimen de la heterosexualidad, que ser lesbiana, creo que lo importante son proyectos políticos de transformación, que surgen desde los movimientos sociales, pero también de la academia crítica” (Curiel, 2014)

Bibliografía

Bordieu, P. (2000). Dominación Masculina.

Butler, J. (2002). Cuerpos que Importan. Buenos Aires.

Curiel, O. (2014). Género, raza y sexualidad en el debate contemporáneo.

García, Y. H. (2006). Acerca del género como categoría analítica.