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Dur ubica las causas de muerte fuera de nosotros, la intención es algo demasiado intimo como para poder alcanzarla desde afuera.

Enviado por   •  9 de Marzo de 2018  •  2.151 Palabras (9 Páginas)  •  450 Visitas

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Si las crisis producen suicidio es porque son perturbaciones del orden colectivo. Toda ruptura de equilibrio incluso cuando produce un mayor bienestar y un aumento de la vitalidad general, conduce a la muerte voluntaria.

Por otro lado, es propio de la actividad humana desplegarse sin límites y proponerse fines que no puede alcanzar, estos deseos ilimitados son insaciables por definición, porque nada los limita siempre sobrepasan y de modo infinito nada puede calmarlos. Ahora bien, no se avanza cuando no se marcha a ningún objetivo, ni, lo que viene a ser lo mismo, cuando el objetivo sobre el que se marcha esta en el infinito. Perseguir un fin inaccesible es condenarse a un perpetuo estado de descontento, no podría sobrevivir a las decepciones repetidas de la experiencia. En estas condiciones solo se está unido a la vida por un hilo muy tenue que en cualquier momento puede romperse.

Para que sea de otro modo, ante todo es necesario limitar las pasiones. Pero no hay nada en el individuo que pueda fijarle un límite, este debe proceder necesariamente de alguna fuerza exterior a él.

El límite debe ser recibido de una autoridad que respeten. Únicamente la sociedad ya sea directamente o a través de uno de sus órganos, está en condiciones de cumplir ese papel moderador puesto que ella es el único poder moral superior al individuo y cuya superioridad es aceptada por él.

Existe entonces una verdadera reglamentación que aunque no tenga siempre una forma jurídica, no deja de fijar con precisión el máximo de bienestar que cada clase de la sociedad puede procurar alcanzar. Bajo esta presión cada uno en su esfera se da cuenta del punto extremo hasta el que pueden llegar sus ambiciones y no aspira a nada más allá.

Cuando la sociedad esta perturbada sea por una crisis o por transformaciones bruscas, se muestra incapaz de ejercer esta acción y ahí provienen los asensos de la curva de suicidios.

Hay una esfera de la vida social en la que la anomia se encuentra en estado crónico, el mundo del comercio y la industria. El objetivo hacia el que tienden esta infinitamente más allá de todo lo que pueden alcanzar. Este estado de desequilibrio esta en desarrollo en el mundo económico y es allí donde se producen más víctimas. Las funciones industriales y comerciales se cuentan entre las profesiones que más proveen al suicidio.

Pero la anomia económica no es la única que puede engendrar el suicidio. Otros tienen lugar cuando se producen la crisis de la viudez, estos se deben a la anomia domestica que resulta de la muerte de uno de los esposos. Se produce entonces un trastorno de la familia cuya influencia padece el sobreviviente. No está adaptado a la nueva situación y por eso se mata con más facilidad.

La anomia es entonces en nuestras sociedades modernas un factor regular y especifico de suicidios. Este tipo difiere de los otros porque depende del modo en que la sociedad reglamenta a los individuos. El suicidio egoísta por el contrario, procede de que los hombres ya no encuentran en la vida una razón de ser, el suicidio altruista proviene de que esas razones parece estar fuera de la vida misma, y el tercer tipo de suicidio procede de que su actividad esta desorganizada y de que sufren por ello. El suicidio anomico y el egoísta están emparentados, uno y otro se deben a que la sociedad no está lo suficientemente presente en los individuos. Pero la esfera en la que está ausente no es la misma en ambos casos. En el egoísta falta en la actividad colectiva, dejándola así desprovista de objeto y de significación. En el anomico, faltan las pasiones propiamente individuales dejándolas de ese modo, sin freno que las regule. En consecuencia a pesar de sus relaciones ambos tipos resultan independientes entre sí.

El suicidio egoísta y anomico son los únicos dos que pueden ser considerados mórbidos y en consecuencia Dur se ocupa solo de ellos, y considera que hay que atacar sus causas.

Diferencias entre s. egoísta y s.anomico: Sin ser egoísta se puede vivir en estado de anomia e inversamente, tampoco ambos tipo de suicidios se dan en los mismos medios sociales; uno tiene por terreno de elección las carreras intelectuales, el mundo donde se piensa; el otro el mundo industrial y comercial.

Suicidio como fenómeno social en general:

El suicidio perturba la conciencia moral, es imposible no ver en él un fenómeno de patología social. El suicidio es un elemento de la constitución normal de esas sociedades e incluso, probablemente de toda sociedad. De modo que una constitución moral determinada corresponde a cada tipo de suicidio y es solidaria con él. No puede existir uno sin la otra, porque el suicidio es la forma que necesariamente toma cada una de ellas.

Pero del hecho de que una corriente suicidogena deba ser considerada como un fenómeno de sociología normal no se sigue que toda corriente del mismo tipo tenga los mismos caracteres. Si el espíritu de renunciamiento, el amor al progreso y el gusto por la individualización tienen su lugar en cualquier clase de sociedad , y si no pueden existir sin volverse generadores de suicidios, es necesario , sin embargo que solo posean esa propiedad en una cierta medida, variable según los pueblos , pero que pierde fundamento en cuanto traspasa ciertos límites.

Es probable que el movimiento ascendente del suicidio tenga como origen un estado patológico que, precisamente acompaña el curso de la civilización, pero sin que construya su condición necesaria.

En efecto en menos de 50 años se han triplicado, cuadriplicado y hasta quintuplicado, según los países. Por lo tanto son la consecuencia no de una evolución regular, sino de un estado de crisis y de perturbación que no puede prolongarse sin peligro.

Si se expresarían sanciones en contra del suicidio estas no serían toleradas por la cc publica, porque nuestra excesiva tolerancia, en el caso del suicidio, procede de que , como el estado de espíritu del que deriva se ha generalizado , no podemos condenarlo , sin condenarnos a nosotros mismos; estamos demasiados impregnados de él.

Así como el suicidio no procede de las dificultades que el hombre puede tener para vivir, el medio de detener sus progresos no es hacer menos ruda la lucha y más cómoda la vida. Si la gente se mata hoy más que en otros tiempo no es que debamos hacer, para mantenernos, esfuerzos más dolorosos, ni porque nuestras necesidades legitimas están menos satisfechas; más bien, sucede que ya no sabemos dónde se detienen las necesidades legítimas y que ya no percibimos el sentido de nuestros esfuerzos.

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