LOS REGISTROS. Estos tres registros son “una imposición violenta”
Enviado por Kate • 23 de Agosto de 2018 • 13.833 Palabras (56 Páginas) • 408 Visitas
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Freud toma y comenta obras de los románticos como el cuento de “El hombre de la arena” de Hoffman para pensar los mecanismos que mueven al acto del protagonista. Esta búsqueda de mecanismos es un pasaje de una sensibilidad romántica a ser comprendida en términos científicos.
Lacan vive en un momento donde el término imaginario ya existe, y tiene un fuerte desarrollo en Francia en las primeras décadas del siglo veinte. Sartre y Bachelard entre otros escriben obras donde este término es pensado en su potencia y en sus relaciones con el sujeto, con la historia, con el conocimiento y con las posibilidades de creación.
Cuando Lacan se encuentra con el estructuralismo había ya trabajado la idea del imaginario potente y creador en su texto “El estadio del espejo” donde la imagen es configuradora del yo, y de las posibilidades de crear algo que no existía, que es nuevo para el sujeto.
Primero en el orden de aparición, sin embargo aparece en tiempo “no psicoanalítico” y será teorizado desde lo simbólico, como profundamente dependiente a este orden.
“Lo imaginario” es el nombre de un texto de Sartre de 1940, y Merleau Ponty, (amigo personal de Lacan) escribe “La fenomenología de la percepción” y más adelante “Lo visible y lo invisible”. Podemos decir que el concepto de imaginario es intensamente debatido en la primera mitad del siglo veinte en Francia.
Del estadio del espejo a lo imaginario especular.[3]
En 1936 en el congreso de Merienbad, congreso de la JPA presenta la primera comunicación sobre el estadio del espejo para ingresar a la SPP, que es interrumpida y no será publicada.
1949 Congreso de Zurich escrito: “El estadio del espejo como formador de la función del yo.”
Estamos en lo que el propio Lacan llamará sus “antecedentes” respecto del psicoanálisis. Momento propiamente psicológico de la teorización de Lacan.
Hablar de “estadio” es algo que lleva la marca de origen “evolutiva” en que se inscribe la noción. Marca de un momento “psicológico” del desarrollo teórico. Sin embargo esta identificación es concebida como un acto, como un salto y no como una evolución. Deja el término y lo piensa como acto y no como evolución. Subrayamos el valor formativo y estructurante que tiene lo imaginario.
Lacan no cita a Wallon, pero es en su obra “Los orígenes del carácter del niño” donde va a encontrar y tomar, lo que va a ser el insumo teórico para este “descubrimiento”
Este estadio, pone al descubierto la estructura en espejo del yo. Lo especular, que fue pensado durante mucho tiempo como sinónimo de imaginario.
La estructura de “espejo” del yo permite desmontar el espejismo del yo autónomo.
Del otro lado del espejo nos encontramos con el cuerpo desmembrado del niño.
Entre seis y dieciocho meses se produce el reconocimiento de su propia imagen reflejada. Este reflejo produce un efecto de unificación, que viene desde el exterior. Esto produce un “efecto ortopédico”
Anticipación... júbilo... identificación: goce narcisista, efecto en el niño de la identificación son las consecuencias de este encuentro.
Veamos en que concepción del yo freudiana se apoya.
Freud.
La teoría del yo en Freud está desarrollada a lo largo de toda su obra y tiene diferentes modulaciones según los textos. A muy grandes rasgos diremos que en la primera tópica define al yo en su relación con la percepción y la conciencia y dentro del principio de realidad, haciendo de límite al principio del placer que empujaría a alucinar en la búsqueda de la realización del deseo.
En Introducción al Narcisismo encuentra al yo constituyéndose en un determinado momento, no existiendo desde siempre.
Existen una serie de pulsiones que no aparecen unificadas. Esta unificación de las pulsiones en la libido (como energía única) toma un objeto único: el yo. Aquí vamos a encontrar la diferencia de lo pulsional con el amor.
El amor recae sobre el “objeto unificado”. El amor produce efectos de cierto enceguecimiento en Freud, que es correlativo a este factor de desconocimiento que tiene el yo en Lacan.
La superposición entre el ideal y el objeto que se produce en el amor, es lo que detiene al deseo y produce ese “encantamiento” (Introducción al narcisismo y Psicología de las masas). El yo es un objeto y en tanto tal lo amamos o lo odiamos. Es decir igual que cualquier otro objeto.
En la segunda tópica va a destacar al yo en su función de mediador y síntesis entre el ello y el superyó. Lacan va a considerar que los postfreudianos hacen una sobre val oración y un olvido. Olvidan de situar esta concepción del yo articulada con el resto de la obra freudiana.
M. Klein.
Otro aporte a la caracterización del imaginario lacaniano lo encontramos en el precursor análisis de niños realizado por M. Klein. Ella desarrolla con su experiencia, un mundo de objetos y de espacios peculiares. Dominan las oposiciones “continente” “contenido”, “adentro” “afuera”, y la proliferación de objetos y pedazos de ellos. Originados en las fantasías del niño sobre el cuerpo materno.
Lo imaginario deriva de la experiencia de la imagen y de la imago y debemos retener sus connotaciones espaciales y visuales.
Mucho de lo que habitualmente el kleinismo designa como simbolismo o símbolo es para Lacan imaginario. El simbolismo de órganos y objetos parciales son imaginarios. Excepto el falo que es un significante.
Se diferencia el imaginario lacaniano respecto de Klein en la concepción de la agresividad que no la deriva de la pulsión de muerte sino de la constitución en el espejo. Para Lacan es el imaginario y no la pulsión de muerte donde está la clave de la rivalidad, lucha, violencia y antagonismo.
Otro punto fundamental de diferencia entre Klein y Lacan es el lugar del falo, que para Lacan deja de ser un objeto más entre los objetos que pueblan el cuerpo de la madre.
“Lo especular”.
El espejismo del yo produce un desconocimiento una ilusión: de ser unificado desde dentro, y desde sí. Capas de cebolla identificatorias es la verdadera estructura del yo.
El
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