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MORALIDAD DE PARTICIPAR EN HECHOS INMORALES

Enviado por   •  6 de Marzo de 2018  •  4.282 Palabras (18 Páginas)  •  270 Visitas

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El ser humano va asimilando, desde sus primeros años de su vida, una serie de valores éticos; al convertirse en persona capaz escoge, deliberadamente, los valores que acepta y los que rechaza. A lo largo de los años, establece una jerarquía o escala de valores que es la base de su personalidad moral.

La mencionada actitud moral fundamental se desarrolla, pues, dentro del contexto de las relaciones con los demás. Por ello, son importantes los amigos que se escogen, ya que se puede asimilar fácilmente los valores y antivalores de estas personas; incluso la realidad nos enseña que es más fácil captar y absorber los malos comportamientos que los buenos comportamientos, que podemos observar en nuestras amistades y en todo el mundo social que nos rodea. Pero, el profesional deberá tener la capacidad de tomar una postura crítica frente a los “valores” de sus amigos. Muchas veces, este proceso, implica romper afectivamente con tales personas, pero si una persona desea desarrollar su propia personalidad basada en una actitud moral fundamental sana que sea realmente suya, y no una copia de lo que dicen los demás, es necesario asumir este riesgo; ya que, dejarse llevar por lo que dicen los demás, es signo de inmadurez.

Dado que la mencionada actitud moral fundamental afecta a todas las áreas de la vida de una persona, también tiene expresión en su vida profesional. En el caso del ejercicio de la abogacía, a pesar de que el ambiente ético en el que muchos abogados trabajan da mucho que desear; Sin embargo, a pesar de ello, el profesional con una actitud moral fundamental sana, decide cómo luchar en forma realista por sus ideales, los cuales a pesar de que no se les puede atribuir realidad objetiva, no por ello deben ser consideradas como quimeras (ideas falsas); los ideales poseen la perfección suprema existente en la imaginación; son prototipos o modelos ejemplares de perfección los que se consideran como más aceptables. Por esta actitud moral fundamental sana, que conlleva a la madurez del profesional; éste, puede distinguir sus ideales, la realidad en la cual se encuentra y las metas que puede lograr a corto y mediano plazo; para esa persona, sus ideales con respecto a la ética profesional son muy importantes.

LA CONCIENCIA MORAL

Es la capacidad que tiene la persona de enjuiciar sus actos y de los demás a la luz de lo que percibe como valores morales objetivos. Hace posible que la persona evalúe su propia responsabilidad moral tanto por las cosas malas como por las cosas buenas que deja de hacer. Toda persona tiene una conciencia moral, pero, no todos son capaces de dialogar reflexivamente con ella. Si su actitud moral fundamental es sana, es probable que la escuchen.

La función de la conciencia moral es presentar a la voluntad de la persona juicios de valor moral; es decir, su función implica una comparación de lo que está bien con lo que está mal; y luego; por la libertad que posee cada persona, ella es capaz de aceptar o pasar por alto lo que le dice su conciencia.

La formación de la conciencia moral es un proceso continuo que ocurre a lo largo de la vida. La conciencia moral estará bien formada cuando le revela correctamente la moralidad de una acción. En cambio, si está deformada, no logrará percibir lo bueno como bueno y lo malo como malo, debido a defectos en su formación.

Lo ideal sería que cada persona tuviera una conciencia moral bien formada frente a todas las áreas de su vida, sin embargo, con frecuencia se producen deformaciones que afectan la capacidad de ver y aceptar las exigencias de la moralidad objetiva; éstas deformaciones, pueden afectar todas las áreas de la vida. Muchas personas piensan que lo moral para unos no es lo moral para todos, dan así, un valor relativo a los valores morales; pues, para ellos, cada persona posee su verdad y se guían de acuerdo a la “moral” que aconseja su conciencia.

Como mencionábamos en líneas anteriores, cada persona tiene la obligación de formar su conciencia moral a lo largo de su vida, pero no podrá decir que se encuentra totalmente formado frente a lo que pudiera pasar en la vida. El profesional debe prestar especial atención a la formación de su conciencia con referencia al trabajo que desempeña. En términos generales, hay dos maneras en que un profesional puede faltar a su deber de no escuchar a su conciencia, según el Dr. Schmidt:

- Cometer un acto que no debería hacer (falta por acción);

- Dejar de hacer algo que debería hacer por el cargo o profesión que tiene (falta por omisión).

Ambos casos, producen lo que se llaman faltas morales en el ejercicio de la profesión.

Si la actitud moral fundamental es malsana, será un obstáculo para formar mejor la conciencia moral. La formación de la conciencia moral deberá ser continua y constituye la base de cualquier intento de moralización de un país.

LA AMISTAD: UN VALOR DISTORCIONADO EN EL MUNDO PROFESIONAL

Uno de los valores que suele percibirse distorsionadamente, en nuestra sociedad, es la amistad. Es cierto que la amistad es un valor que debe tener importancia en nuestras vidas, nuestros amigos ayudan a dar sentido a la misma; sin embargo, también es cierto, que la amistad tiene límites. No debemos hacer cualquier cosa por un amigo, aún a costa de sacrificar nuestros principios morales; la persona que favorece a sus amigos por encima de estos principios, manifiesta una conciencia cegada por valores distorsionados en la sociedad.

Una verdadera amistad existe entre dos o más personas cuando comparten valores, sentimientos, principios y responsabilidad por el bien del amigo, que incluye la posibilidad de criticarle cuando sea necesario por su propio bien.

En el mundo profesional, la mal concebida amistad es muy frecuente. Suele hacerse, por amistad, realmente cualquier cosa por los “amigos”. Así por ejemplo, en el campo de la abogacía, un abogado por el hecho de que su gran amigo se encuentra como parte contraria a la que él patrocina en un proceso determinado, le promete que no presentará tal o cual recuso que lo perjudique y, que si su patrocinado se queja de no haber obtenido justicia con dicho proceso, dirá que la culpa lo tiene el juez, pues éste se vendió a la otra parte.

LA OBLIGACIÓN MORAL DE COMUNICAR LA VERDAD

Con frecuencia, los abogados que trabajan ejerciendo su profesión se encuentran frente a situaciones en que, según ellos, se ven forzados a mentir, basándose en lo siguiente:

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