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Por qué juegan los niños

Enviado por   •  21 de Diciembre de 2017  •  1.658 Palabras (7 Páginas)  •  305 Visitas

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niño para controlar ideas e impulsos que le llevan a la ansiedad. Cuando ésta es excesiva, surge el juego compulsivo o repetitivo, llevándolo a buscar exageradamente los placeres relacionados con el juego, convirtiéndolo en una búsqueda de gratificación sexual.

Hablando de adquirir experiencia, Winnicott refiere que las riquezas de experiencias para el niño se encuentran en la fantasía y el juego. “Con estas riquezas los niños aumentan gradualmente su capacidad para percibir la riqueza del mundo externo real” dice Winnicott. Esa capacidad creadora infunde la certeza de estar vivo.

Y si hablamos de establecer contactos sociales, Winnicott indica que al inicio, el vínculo madre hijo es en el que se desarrollan los juegos. Más adelante, se relacionará con pares que desarrollarán vínculos de amigos o enemigos dentro del juego, facilidad que no ocurre fuera del juego sin provocar distanciamientos.

Para Winnicott, el juego tiene importancia en la integración de la personalidad, al establecer vínculos entre la relación del individuo con la realidad personal interna y su relación con la realidad externa o compartida. El juego relaciona dos aspectos de la vida: el funcionamiento corporal y la viveza de las ideas.

En cuanto a comunicación con la gente, menciona: El juego puede ser algo muy revelador sobre uno mismo, cumpliendo la función de autorrevelación y comunicación en un nivel profundo. Es tan importante el juego en éste aspecto, que se usa en psicoanálisis para analizar a niños y es tan revelador como el lenguaje del adulto. Menciona, sin embargo, que a veces las expectativas del niño son rebasadas por la débil respuesta del analista, en cuanto a comprensión. Es un punto importante para, como analista, retomar esa confianza, pues en definitiva, en el juego el niño muestra el inconsciente con una gran honestidad.

COMENTARIOS FINALES

El juego adquiere singular importancia, pues el bebé dedica la mayor parte de su tiempo en actividades que se traducen como juego, desde mover sus manitas y dirigirlas a lugares de su propio cuerpo, hasta ir poco a poco desplazándolas así como él mismo, para lograr asir cosas que le llaman la atención y con las cuales aprende. Juguetea ya desde el amamantamiento, con el pecho de la madre usando sus manos y boca, aunque ya no tenga hambre. Y así continúa por un camino que ya no detiene.

Más adelante, cuando ya puede asir cosas, se divierte y aprende al sostenerlas, al soltarlas, siente y se da cuenta de diferentes texturas, aprende a voltear y responder ante colores atractivos, sonidos melodiosos y otros que le asustan, y poco a poco, todas esas cosas le dan la oportunidad de fantasear con ellas, desarrollando su creatividad en el intento.

La mayor parte del tiempo el niño juega con objetos desde los más sencillos y no propios para el juego, hasta con juguetes diseñados para tal o cual efecto. Pueden desarrollar su actividad motriz, o sus sentidos de vista, olfato, gusto, tacto. Le ayuda a descubrir su cuerpo y se emociona con los alcances de cada etapa, además de proporcionarle madurez y experiencia.

Cuando el niño juega, se da la oportunidad de exteriorizar sentimientos como el de alegría, angustia o miedo. Se puede sentir realizado al lograr metas, desde las más sencillas como alcanzar un objeto, hasta las más elaboradas como el desarrollar estrategias para ganarle al oponente.

Dentro de sus fantasías, puede encontrar cómo descargar celos, envidia y frustración, encontrando en estas fantasías a sus objetos amados, a los que cuida, quiere, castiga o maltrata, liberando en forma sana sus frustraciones.

En etapas de desarrollo más avanzadas, el niño se identifica con roles, como cuando juega a los papás, o al maestro, o al doctor, ejercitando futuras vocaciones y ayudando a la identificación de su personalidad.

También es importante en su socialización, y poco a poco, ampliar su vocabulario.

Resumiendo, el juego es placentero, da la oportunidad de descargar agresión en ambiente controlado, ayuda al niño al controlar ideas e impulsos que llevan ansiedad, adquiere experiencia jugando, establece contactos sociales, le ayuda a integrar su personalidad, y expresa a través del juego su mundo interior, por lo que se comunica con la gente aún antes de articular el lenguaje.

*La lectura me deja un aprendizaje consciente de lo que ya experimenté como madre de familia, sin estar totalmente consciente. Pensaba que el juego era muy importante, pero algunos aspectos de los que expone Winnicott, como el de la agresión, tuvieron un cariz diferente en mis vivencias con mis hijos, y si retrocedo más, mi experiencia como niña en mi familia todavía queda más lejana acerca de la importancia del juego en nuestras vidas, y de las distintas expresiones de el juego y sus consecuencias. Vuelvo a reiterar, como lo hice con la lectura de Dolto, que el conocimiento de muchos aspectos del desarrollo del niño tal vez nos hubieran orientado como padres para conducir el desarrollo de nuestros hijos en alguna forma más fácil y de más comprensión hacia ellos y hacia cada etapa que vivían. Tal vez, también, hubiera facilitado la comunicación de ellos hacia nosotros como padres, y de nosotros con nuestros padres cuando fuimos niños.

En fin, el juego es un derecho que tiene todo niño y, que bien ejercido, lo llevará a una maduración que le permitirá participar más adelante en los juegos que todos jugamos y que se desarrollan en el campo de

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