Adicciones en el infante

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Claro que si le presentamos este punto de vista a un profesor, su respuesta será que el alumno tiene el problema porque lo deja todo a la última hora, o porque se la pasa de vago en la calle. No es nuestra intención negar que en algunos casos, ésto en verdad sucede, sin embargo los maestros no pueden tomar esas personas para condicionar a todos.

Los adolescentes también tienen vida, tienen amigos, familia; necesita desestresarse por unos instantes del bombardeo de información que recibe de la escuela, el cual causa ansiedad y estrés.

Llegamos al punto en donde expondremos de los tipos de adicciones, las cuales se pueden dividir en dos:

Conocemos las adiciones químicas: drogas. Como por ejemplo la marihuana, tabaco, cocaína y el alcohol.

Cada droga tiene sus propias consecuencias en el organismo. Sin embargo podemos generalizarlo, de tal manera que las drogas causan cambios en el apetito y por consecuencia del mismo el peso del individuo, cambios en el sueño, hábitos de higiene, apariencia de los ojos, economía, amistades, motivación y marcas de inyección.

La segunda división de las adicciones son las conductuales, las que tienen que ver más con acciones que con consumo de sustancias. Entre ellas podemos mencionar lo que son la ciberadicción, gasto compulsivo, adicción al teléfono y a los videojuegos.

Algo que nos ha llamado mucho la atención de nuestra generación es que todos tenemos una adicción a las redes sociales. Cada estudiante siente una necesidad de revisar su red social frecuente, aunque no haya nada nuevo que ver y éste mismo causa ansiedad cuando se está prohibido.

CONCLUSIÓN

Las adicciones hacen que las personas no vean su realidad, que no la vivan. Pierden interés por otras áreas de su vida, alejándose de sus seres queridos. Lo mencionado es la principal consecuencia de las adicciones ya sea químicas o conductuales. Empieza afectando su integridad, su comportamiento y posteriormente su estilo de vida.

Con las adicciones, es difícil mentalizar los daños causados al niño, a su cerebro en pleno proceso de maduración tanto neurológico como emocional; los daños a la salud son graves, pero no acaba ahí el problema, se esparcen hacia la familia y la sociedad en general.

El primer paso hacia la recuperación es la aceptación de tener un problema, la segunda el saber pedir ayuda a las personas adecuadas.

Se ha observado que las personas con algún tipo de adicción acuden a los centros de ayuda principalmente por condicionamiento o recomendación familiar (45.4%) o por iniciativa propia (41.1%). Buscan atención por el consumo de drogas ilícitas (83.7%), por alcohol (42.9%) y por tabaco (36.7%); no han tomado ninguna medida contra el problema (25.7%) o han intentado interrumpir de manera voluntaria y sin apoyo el consumo (29%).

Desafortunadamente, esto es una realidad que vivimos todos los días y un enemigo al que solamente podremos vencer si lo conocemos verdaderamente, si sabemos qué hacer antes de que la adicción se presente o cuando ya la tenemos en casa y, sobre todo, si los padres asumen su verdadero rol como agentes protectores para que la prevención sea una arma realmente eficaz en el combate a las adicciones.