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LAS ADICCIONES EN LA INFLUENCIA EN EL COMPORTAMIENTO HUMANO

Enviado por   •  24 de Noviembre de 2017  •  2.056 Palabras (9 Páginas)  •  581 Visitas

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A) los drogadictos conocidos podrían ser menos sanos que los drogadictos desconocidos,

B) a los drogadictos raramente se les compara con casos controlados

C) el estatus socio-económico de los drogadictos les predispone a tener mala salud,

D) la personalidad de los consumidores de drogas les predispone a tener mala salud.

Nos interesamos por estas confusiones y en un estudio realizado con 210 adolescentes consumidores de drogas, averiguamos que la mala salud subjetiva estaba mucho más relacionada con el uso de drogas de lo que lo estaba la mala salud objetiva. El consumo de drogas se relacionaba con el neuroticismo y las desviaciones psicopáticas. En lo que respecta a la personalidad, el consumo de drogas solo representaba una pequeña alteración adicional en la salud. Se llegó a la conclusión de que el consumo de drogas y la salud no estaban especialmente relacionados, aunque, debido a sus personalidades, tendían a no encontrarse bien. Aquí tratamos las implicaciones que representan el autotratamiento con el consumo de drogas, y el diseño de programas de prevención.

INTRODUCCIÓN

Existe mucha preocupación por los riesgos que corre la salud relacionados con el consumo ‘ilícito de drogas, y sobre todo por el consumo de las drogas duras cocaína y opiáceos. Estos riesgos son la base de las actuales políticas contra la droga. Estudios de grupos, de consumidores habituales de heroína, han demostrado que existen relativamente altos niveles de mortalidad y enfermedad en estos grupos incluso antes de que llegara el HIV.Existen dos razones que lo explican.

- Primero, la inyección no esterilizada de drogas impuras pueden causar problemas físicos específicos que incluyen abscesos, gangrena, hongos, virus incluidos el HIV y la hepatitis) e infecciones de bacterias, riesgo de sobredosis y riesgo de embolias debido a la introducción de materia insoluble en la sangre. (ej. Blumberg, 1976; Wille, 1981; Robertson, 1987.) Ninguno de estos problemas tiene que producirse necesariamente si la inyección de drogas es cuidadosa, estéril y sólo se inyectan materias solubles.

- Segundo, el estilo de vida asociado al mal uso de drogas suele ser insana. Los consumidores de heroína tienden a seguir una mala dieta (Morabia et al, 1989), se implican en comportamientos sexuales con un alto riesgo de adquirir todas las enfermedades de transmisión sexual incluyendo el HIV (McKegany, Barnard y Watson, 1989; Morison, 1989; Klee et al, 1990), y si no es así, se descuidan a sí mismos (ej.,Stimson y Oppenheimer, 1982). También es cierto que los consumidores de drogas se ven envueltos en incidentes mientras están intoxicados y se arriesgan a sufrir consecuencias violentas relacionadas con el tráfico de drogas.

Aunque la incidencia de estos problemas no se haya registrado, se percibe una numerosa entrada de drogadictos en los departamentos de Urgencias de los Hospitales (ej, Muga et al., 1990). Finalmente el uso de cocaína se asocia a veces con la muerte producida generalmente por fallos de corazón (Welti, 1987). Por lo general el consumo de cocaína, o el consumo de cualquier otra droga podrían asociarse con comportamientos contra la salud.

Todos los estudios mencionados han investigado el comportamiento de los consumidores drogas, conocidos por profesionales, servicios de tratamiento, asistentes sociales o autoridades legales y -esto se confunde- probablemente con haber sufrido consecuencias adversas debido al consumo de drogas, incluso el tener una salud precaria. Además, los problemas de salud que sufren los consumidores de drogas, a menudo los profesionales que tratan el tema, pueden diagnosticarlos incluso cuando el consumo por sí mismo sea una causa insuficiente para detectarlos.

Quizás este tipo de consumidores sean más propensos a atribuir su mal estado físico al consumo de drogas, diciendo que padecen un “problema de drogas”. En contraste, aquellos que evitan tener algún tipo de contacto con profesionales, pudieron haber sufrido un menor número de consecuencias adversas y además haber minimizado y exteriorizado cualquiera de los efectos que hubieron padecido. Un absceso "causado por drogas" de un consumidor que se inyecta, podría ser tan sólo otro golpe de mala suerte.

Otro de los fallos en estudios precedentes es la ausencia de controles. Es probable que existan prejuicios habituales en ello, por ejemplo, el proceso por el que un paciente en el Departamento de Urgencias queda etiquetado como drogadicto. Tampoco queda claro si los consumidores de droga sufren más enfermedades, o simplemente poseen otras. Neville, Mckellican y Foster (1988) estudiaron un pequeño grupo de consumidores de heroína y no encontraron notables diferencias en su estado de salud que no fueran un creciente aumento de hepatitis B, la infección por HIV, y el abuso de alcohol. Los consumidores de heroína tenían más visitas con sus médicos y fallaban más a menudo a la hora de acudir a ‘éstas citas, aunque el uso que hacían de los servicios de atención no se diferenciaban de los otros. Además, el consumo de drogas también se confunde con otros factores relacionados con el estado de salud. Una disminución del bienestar psicológico y un ambiente adverso son consecuencias sustanciales del consumo de drogas.

Los consumidores de drogas tienden a estar deprimidos, ansiosos, tienen una baja autoestima y- un punto externo- de control. También tienden a tener poca calidad de vida en otros muchos campos psicológicos similares a los precedentes y a tener personalidades anormales (para análisis ver Craig, 1979a, 1979b, 1986, 1987). Además, las personas que abusan de las drogas, generalmente proceden de zonas donde existen muchas privaciones y suelen estar en el paro o tienen un estatus socioeconómico relativamente bajo ( ej. Nurco, Schafer y Cisin, 1984; Dunstan y Roberts, 1980). El entorno, una salud mental deteriorada, la personalidad y el estrés están interrelacionadas y todas ellas juntas asociadas a enfermedades, especialmente mentales (ej. Freeman, 1984; Cooper y Baglioni, 1988). No queda claro dónde encaja el consumo de drogas en esta relación tan compleja, pero queda claro que sería erróneo asumir que la precaria salud de los consumidores de drogas es sólo en función directa del consumo, y lo afirmamos sólo basándonos en una simple asociación.

La naturaleza de los consumidores de drogas conlleva que sean propensos a padecer problemas de salud independientemente de que consuman drogas, y además también son más propensos a quejarse por ello. Aunque existen muchos

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