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Analisis de texto " etica profesional"

Enviado por   •  2 de Septiembre de 2018  •  7.255 Palabras (30 Páginas)  •  619 Visitas

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Ética y moral. Si unimos los significados etimológicos de las palabras “ética” y “moral”, podemos decir que la moral se refiere tanto a las acciones como a los productos humanos susceptibles de ser valorados como “buenos” o “malos. Y que la ética es una reflexión filosófica sobre nuestro comportamiento moral (sobre las costumbres, normas, responsabilidad, valores, obligación...) orientada a buscar soluciones a los problemas que tiene una persona consigo misma (resolución de conflictos intrasubjetivos) y a los que genera la convivencia con otras personas (resolución de conflictos intersubjetivos). Así pues, la ética es la reflexión filosófica sobre la moral. Dicho de otro modo, el objeto de estudio de la ética es la moral.”

Profesora: Àngeles Varó Peral

2.1 Divisiones de la etica

“Para ofrecer al lector distintos criterios sobre los que dividir los diferentes sistemas éticos, voy a resumir las clasificaciones realizadas por García Máynez. En un último apartado examinaremos brevemente el sentido y la interpretación de la historia de la ética.

1. Ética empírica, ética de bienes, ética formal y ética valorativa. García Máynez, en su interesante texto de Ética, nos ha ofrecido un esquema histórico de las diferentes corrientes del pensamiento moral tomando como criterio de clasificación una perspectiva fundamentalmente gnoseológica. Según esta forma de división, el pensamiento ético se ha manifestado históricamente en cuatro formas principales: ética empírica, ética de bienes, ética formal y ética valorativa. En justificación de esta división nos dice: "No se trata de una clasificación establecida de manera apriorística, atendiendo solamente a consideraciones de orden teórico, sino de una división basada en el desarrollo mismo del pensamiento moral. Partiendo del estudio de las diversas teorías, es posible descubrir, a pesar de la variedad enorme que presentan, ciertos puntos capitales de coincidencia y caracterizar así las grandes formas que la especulación ética ha asumido en el curso de su historia. Aun cuando estas formas no se han sucedido unas a otras en toda su pureza, no es difícil señalar las épocas en que se manifiestan de modo más patente. Puede decirse, por ejemplo, que la moral de los griegos es, casi sin excepciones, ética de bienes; que el formalismo aparece en la obra de Kant, y que la filosofía de los valores es el cauce por donde corre el pensamiento ético de nuestros días".

a) Ética empírica. La delimitación de lo que debe entenderse por "ética empírica" fue establecida por Kant, al contraponerla a la "ética formal". Según Kant, sería "empírica" toda filosofía basada en la experiencia. Por el contrario, el nombre de "filosofía pura" correspondería a aquella que se funda en los principios racionales a priori. Toda teoría ética -discurren los empiristas- ha de apoyarse en la observación de los hechos morales, tal y como se dan en la conducta real de los hombres. Para ello han de utilizarse métodos semejantes a los que usan los científicos en la determinación de las leyes de la naturaleza. La preocupación fundamental de la ética es de tipo descriptivo y no normativo. No se trata de averiguar cómo debieran comportarse los hombres, sino de constatar cómo actúan de hecho.

"Esta postura encuéntrase condicionada por un prejuicio milenario. Desde el siglo v a.C. sostuvieron varios filósofos que los principios rectores de la actividad humana sólo son normas genuinas si tienen su raíz en la naturaleza. Toda regla que no refleja con fidelidad la forma en que el individuo acostumbra a comportarse es vista como una exigencia arbitraria. La idea del deber pierde así su sentido auténtico. El hombre debe ser como es; a esto se reduce, en última instancia, la posición que examinamos". En esta dimensión, la oposición que establecieron los sofistas entre lo que existe por obra de la naturaleza y lo que es un mero producto de la voluntad humana sentó las bases de lo que en la época moderna sería el anarquismo ético. Podemos delimitar la concepción de la ética empírica si la contraponemos con las otras manifestaciones del pensamiento moral establecidas por García Máynez.

Frente a la ética formalista, que niega a los datos de experiencia todo valor, los empiristas afirman que las normas éticas pueden ser descubiertas de un modo inductivo partiendo de la observación de los hechos. A su vez, la ética empírica se opone también a la filosofía de los valores en cuanto que ésta rechaza igualmente el empirismo. A un nivel puramente teórico, la ética empírica está abocada a un relativismo más o menos terminante. La apelación a la gran diversidad de teorías éticas y comportamentales, así como a la enorme cantidad de normas y códigos de moral; constituye siempre un argumento importante en manos del antiobjetivismo. Si las creencias y los comportamientos tenidos éticamente como válidos varían de un individuo a otro y de un grupo social a otro, cabe negar la posibilidad de hallar un criterio universal que garantice la objetividad, la intemporalidad de las leyes éticas. De este modo, han aparecido históricamente el subjetivismo ético individualista y el subjetivismo ético social (antropologismo o subjetivismo ético específico).

"Este subjetivismo relativista conduce finalmente al escepticismo y al nihilismo. Sostener que lo que para un sujeto es bueno puede ser malo para otro equivale a afirmar que el bien nada es en sí y a reducir los valores morales al rango de simples convencionalismos arbitrariamente establecidos por el hombre. Quien pretenda ser congruente con tales premisas tendrá que renunciar a todo juicio estimativo y abstenerse de cualquier afirmación axiológica con pretensiones de objetividad". El utilitarismorepresenta, según García Máynez, un intento de superación de las consecuencias relativistas y escépticas de la moral empírica. Ante la falta de criterios objetivos que posibiliten una discriminación del bien y el mal, habrá necesariamente que apelar al resultado de las acciones humanas. Serán éticamente buenas las que acarrean un mayor beneficio a la sociedad o al individuo.

b) Ética de bienes. La ética de bienes surge del intento de superar el relativismo anteriormente apuntado y el escepticismo en cuanto a la posibilidad de llegar a conocer científicamente la normativa moral. Su punto clave es, pues, la afirmación de la existencia real, objetiva del bien supremo, el cual, desde un punto de vista práctico, constituye el fin último de la existencia humana. El punto de partida es la afirmación de que "todo agente

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