Cuando se habla sobre la historia de la educación, es conveniente rescatar las circunstancias históricas, sociales, económicas y culturales de cada época; ya que estas han determinado y establecido el ideal de educación, del hombre y de la sociedad q

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- S. XVIII El siglo pedagógico por excelencia.

En este siglo el surgen dos de las figuras mayores de la pedagogía y la educación: Rousseau y Pestalozzi. La educación del S. XVIII era la más grande preocupación para los reyes y pensadores, ya que era muy importante para el desarrollo de los pueblos, pero nunca en la historia había alcanzado la pedagogía un desarrollo tan considerable en el ámbito educativo, pues en este siglo se desarrolló la educación pública de manera, gratuita y obligatoria que ayudaba a que cualquiera pudiera educarse para su formación personal.

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Jean J. Rousseau es una de las personalidades más sobresalientes de la historia de la pedagogía. A diferencia de Comenio o Pestalozzi, no fue propiamente un educador, pero sus ideas pedagógicas han influido decisivamente sobre la educación moderna.

Entre sus obras se destaca el “Emilio”[2]; su objetivo fue entender al niño como sustancialmente distinto del adulto y sujeto a sus propias leyes de evolución. Se encuentra dividido en cinco libros, que forman las distintas etapas del niño en desarrollo.

La naturaleza, pues, es lo primordial en la teoría de la educación Rousseauniana, pero se interpreta en ella de diversos modos. Externamente, la naturaleza es lo opuesto a las convenciones sociales tan desarrolladas en su época, es lo contrario de lo artificioso y mecánico, en ese sentido, Rousseau busca al hombre primitivo, natural, anterior a todo lo social. Pero ello es sólo el aspecto externo, negativo de su concepción de la naturaleza. Lo primitivo y valioso en ésta, es la naturaleza como equivalente a lo esencial del hombre, lo que tiene un valor sustantivo y permanente. Entonces habría que hablar del humanismo más que del naturalismo de Rousseau.

Otro principio esencial de la pedagogía de Rousseau es el de la actividad en aprender por la propia experiencia, en vez de una enseñanza externa.

Haced a vuestro alumno atento a los fenómenos de la naturaleza, bien pronto le haréis curioso; para alimentar su curiosidad, o os apresuréis jamás a satisfacerla. Poned a su alcance las cuestiones y dejádselas resolver. Que no sepa nada porque se lo habéis dicho, sino porque lo ha comprendido el mismo: que no aprenda la ciencia, que la invente. (Rousseau)

En este sentido Rousseau es también uno de los precursores de la escuela activa moderna.

Íntimamente unido con estos principios está el de la psicologización[3] de la educación .Rousseau ha sido quien ha visto la diferencia entre la mente del niño y la del adulto, el primero que ha reconocido a la infancia como una etapa con caracteres peculiares muy distintas a las del adulto, que hay que estudiarlas y considerarlas debidamente; antes del pensamiento de Rousseau el niño era considerado por la sociedad como un hombre pequeño.

Vale destacar que se ha considerado a Rousseau como el representante del individualismo, pero los fines que propone para la educación no son individuales, sino también sociales, sólo que distintos de los que tenía la educación convencional de su época contra la cual protestaba.

Sin embargo, otro gran protagonista destacable dentro del ámbito de la pedagogía es Juan Enrique Pestalozzi[4] un idealista de fines del S. XVIII y principios del S.XIX, su nombre está vinculado con todos los movimientos de reforma de la educación del S.XX. Tenía intereses por los ideales humanitarios y las reformas jurídicas y sociales. Sus pensamientos sobre la educación se hallan fundamentalmente inspirados en su espíritu humanitario, en su afán de mejorar la situación de la población; y para realizar esta aspiración no vio medio mejor que la acción educativa. Pestalozzi es, en efecto, el fundador de la escuela primaria popular.

Su método está basado en la intuición. Fue el primer pedagogo que trato de entender la educación como un proceso de autoformación; Pestalozzi realizo enormes esfuerzos para hallar un método que fuera independiente del maestro, y pudiese provocar el desarrollo de las facultades del niño. Prefería emprender la educación de los niños instruyendo la atención, la observación y la memoria, y fundar estas actividades. Considero el amor como principio esencial de la educación y expuso que la mejor educadora era la madre.

El maestro y precedentemente, el padre y/o la madre, si actúan como educadores, ocupan una posición especial en la vida del niño, entre el deseo sensible (el querer ser) y la razón social (él debe ser) en el niño. En ese periodo

decisivo, tienen el poder de estimular el desarrollo de la fuerza autónoma o de obstaculizarlo tal vez para toda la vida. Tal es la inmensa responsabilidad moral del pedagogo. Precede esta idea, a la representación de la psicología actual, que prepondera la importancia de la educación y el amor en los años iniciales de la vida del niño.

S. XIX Grandes avances para la pedagogía. Fröbel y Herbart.

Como en épocas anteriores, la educación del S. XIX ha estado íntimamente unida a los acontecimientos políticos y sociales. Así la Revolución Industrial que empezó a fines del siglo anterior se desarrolla ahora intensivamente y da lugar a la concentración de grandes masas de población y a la necesidad de atender a su educación.

Además quedan establecidos los sistemas nacionales de educación de la mayoría de los pueblos europeos y americanos. Sin embargo, en esta época aún no se ha reconocido totalmente el monopolio del estado en la instrucción, pues hasta en los países en que éste tiene predominio, reconoce la libertad de enseñanza a las instituciones privadas. Por otra parte, aun en los países en que la educación es esencialmente una función social, el estado interviene cada vez más en la enseñanza.

El pedagogo Frederick Fröbel, que se apoya en las teorías naturalistas de Rousseau y en la experiencia práctica de Pestalozzi para diseñar un considerado plan de formación destinando a la educación preescolar. Su influencia en el S. XIX fue muy importante ya que introdujo los principios de la psicología y la filosofía en las ciencias de la educación.

Principalmente fue fundador del Instituto autodidáctico, para la educación del impulso activo de los niños llamado: “Jardín de infancia”, en donde se presentaban juegos y trabajos, pero además disciplina y libertad; dicha actividad debe ser gozada y manifestarse prioritariamente en el juego, pero también en las distintas tareas

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