El Niño y La ida Familiar en el Antiguo Régimen - Capítulo 2

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Vestimenta

Desde que el niño dejaba de usar pañales, se lo vestía como a los demás. En la edad media se vestí indiferentemente a todas las clases de edad, nada en la vestimenta separaba al niño del adulto. Recién a partir del siglo XVII el niño posee un traje reservado a su edad, que lo separa de los adultos.

Juegos

No existía en esa época la separación tan rigurosa que existe hoy en día entre los juegos reservados a los niños y los practicados por los adultos. Los mismos juegos eran comunes para ambos. El niño jugaba los mismos juegos que los adultos e inclusive, jugaba con ellos.

- Conclusión, Los 2 sentimientos de la Infancia

En la sociedad medieval el sentimiento de la infancia no existía, aunque esto no quiere decir que los niños fueran despreciados; simplemente no existía una conciencia de la particularidad infantil, que distingue esencialmente al niño del joven y del adulto. Así, una vez que el niño dejaba de depender de su madre, pertenecía a la sociedad de los adultos y no se distinguía ya de ellos. Esta falta de precisión de la edad se extendía a toda la actividad social: juegos, oficios, milicia, etc.

A partir del siglo XIV surge un sentimiento nuevo de la infancia en el que el niño se convierte por su ingenuidad, en una fuente de diversión y de esparcimiento para el adulto, lo que Ariés denomina el “mimoseo”.

Los moralistas y educadores del sigo XVII se exasperaron con el mimoseo, y en ellos podemos observar la formación de otro sentimiento de la infancia, que ha inspirado toda la educación hasta el siglo XX. El cariño por los niños y su singularidad ya no se expresa a través del entretenimiento, sino más bien por el interés psicológico y la preocupación moral, es el comienzo de un sentimiento serio y auténtico de la infancia. Hay un esfuerzo por comprender mejor la mentalidad de los niños para adaptar mejor a ellos los métodos de educación.

Así, el primer sentimiento de la infancia –el mimoseo- aparece en el ámbito familiar, y el segundo proviene en cambio de los clérigos y los moralistas, preocupados por fomentar costumbres civilizadas y razonables. Este sentimiento se fue trasladando también a la vida familiar, donde incluso más tarde podemos encontrar la preocupación por la higiene y la salud física de los niños. El niño ha conquistado un puesto central en la familia, donde no sólo se preocupan por su porvenir, sino también por su mera existencia.