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El yo el ello y super yo- INTRODUCCIÓN

Enviado por   •  16 de Febrero de 2018  •  4.092 Palabras (17 Páginas)  •  258 Visitas

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Estas representaciones verbales son restos mnémicos y pueden volver a ser conscientes, solo puede hacerse consciente lo que ya fue alguna vez una percepción consciente, transformando que consigue por medio de las huellas mnémicas .

Suponemos contenidos los restos mnémicos en sistemas inmediatos al sistema P.-Cc., de manera que sus cargas pueden extenderse fácilmente a los elementos del mismo. Al ser reavivado un recuerdo, permanece conservada la carga en el sistema mnémico, mientras que la alucinación, no diferenciable de la percepción solo surge cuando la carga no se limita a extenderse desde la huella mnemica al elemento sistema P., sino que pasa por completo a él.

Sistema Prec., los componentes visuales de la representación verbal, sus componentes de movimiento, lo cuales desempeñan tan solo – salvo para el sordomudo el papel de signos auxiliares. La palabra es esencialmente el resto mnémico de la palabra oída.

Nos debemos olvidar o negar la importancia de los restos mnomicos ópticos, procesos mentales por retorno de los visuales. El estudio de los sueños y el de la fantasías preconscientes observadas por, J. Varendonck puede darnos una idea de la peculiaridad de este pensamiento visual. No constituye, un acceso muy imperfecto a la consciencia, se halla más cerca de los procesos inconscientes que el pensamiento verbal.

Para volver a nuestro argumento, hacemos (pre) consciente lo reprimido, interpolando, por medio de la labor analítica, miembros intermedios preconsciente. Po tanto, ni la conciencia abandona su lugar, ni tampoco lo Inc., se eleva hasta lo Cc.

La relación de la percepción exterior con el yo es evidente. No así la de la percepción interior. Sigue la duda de si es o no acertando situar exclusivamente la consciencia en el sistema superficial P.-Cc.

La percepción interna rinde sensaciones de proceso que se desarrollan en los diversos estratos del aparato anímico “placer-displacer”. Pueden proceder de distintos lugares y poseer así cualidades diversa y hasta contrarias.

Interpretamos el displacer como una elevación y el placer como una disminución de la carga de energía.

Aquello que se hace consiente en calidad de placer y displacer como un “algo” cualitativa y cuantitativamente especial, surge la cuestión de si este “algo” puede hacerse consciente permaneciendo en su propio lugar.

Resulta que también las sensaciones y los sentimientos tienen que llegar al sistema P., para hacerse consciente y no logaran emerger como tales sensaciones o sentimientos. Sintéticamente y en forma no correcta, hablamos de sensaciones inconscientes. Para llevar a la conciencia una representación inconsciente es preciso crear antes miembros de enlace, la diferenciación de Cc. y Prec. carece de sentido por lo que respeta a las sensaciones.

Vemos el papel de las representaciones verbales por medio de la percepción externa. Dada una sobre carga del pensamiento, son realmente percibidos los pensamientos como desde fuera y teniendo así por verdaderos.

Un individuo es ahora , para nosotros un ello psíquico desconocido e inconsciente, en cuya superficie aparase el yo que se ha desarrollado partiendo del sistema P. el yo no vuelve por completo al ello, sino que se limita a ocupar una parte de su superficie.

Reconocemos en el acto que todas las diferenciaciones que la patología nos ha inducido establecer se refieren tan solo a los estratos superficiales del aparato anímico, únicos que conocemos.

El yo es una parte del ello modificada por la influencia del mundo exterior, transmitido por el P-Cc. el yo se esfuerza en transmitir a su vez al ello dicha influencia del mundo exterior y aspira a sustituir el principio del placer, que reina sin restricciones en el ello por el principio de la realidad. El yo representa lo que pudiéramos llamar la razón o la reflexión.

La importancia funcional del yo podemos compararlo en su relación con el ello, el jinete que rige y refrena a la fuerza de su cabalgadura con la diferencia de que el jinete lleva esto a cabo con sus propias energías y el yo con energías prestadas. Pero así como el jinete se ve obligado a dejarse conducir donde su cabalgadura quiere, también el yo se nos muestra forzado en ocasiones a transformar en acción la voluntad del ello como fuera propia.

La génesis del yo y en su diferenciación del ello. El propio cuerpo y la superficie del mismo, puede partir simultáneamente percepciones externas e internas. La psicofisiológica del propio cuerpo se destaca del mundo de las percepciones. Cuando padecemos una dolorosa enfermedad constituye quizá el prototipo de aquella a la que llegamos a la representación de nuestro propio cuerpo.

El yo es, ante todo, un ser corpóreo, y no solo un ser superficial, sino incluso la proyección de una superficie, habremos de identificarlo con el “homúnculo cerebral”.

No, nos sorprende oír que la actividad de las paciones más bajas se desarrolla en lo inconsciente. La experiencia psicoanalítica nos demuestra que la esperanza es infundada.

En nuestro análisis averiguamos que hay personas en las cuales la autocrítica y la conciencia moral, ósea, funciones anímicas, son inconsciente y producen importantísimos efectos. Pero el nuevo descubrimiento nos obliga a hablar de un sentimiento inconsciente de culpabilidad, planteándonos nuevos enigmas, sobre todo cuando observamos que en un gran número de neuróticos desempeña dicho sentimiento un papel económicamente decisivo y opone considerables obstáculo a la curación.

- EL “YO Y EL SUPER-YO” (IDEAL DEL “YO”)

Si el yo no fuera una parte del ello modificada por la influencia del sistema de percepciones, o sea, el representante del mundo exterior.

Los motivos q nos han llevado a existencia de una fase especial del yo una diferenciación del mismo yo a la que damos el nombre de súper-yo o ideal del yo, esta parte del yo presenta una conexión menos firme con la conciencia. Explicamos el doloroso sufrimiento de la melancolía, estableciendo la hipótesis de la reconstrucción en el yo del objeto perdido; esto es, la sustitución de una carga de objeto por una identificación.

Tal sustitución participa considerablemente en la estructura del yo y contribuye a la formación de aquello que denominamos su carácter.

En la fase primitiva oral del individuo. El yo, débil aun al principio, recibe noticias de las carga de objeto, y las aprueba o intenta rechazarla por medio del proceso de la represión.

Es

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