Guía para personas que tartamudean, familiares, maestros y otros profesionales
Enviado por poland6525 • 14 de Marzo de 2018 • 8.307 Palabras (34 Páginas) • 416 Visitas
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1.2.- Qué es la tartamudez y cómo puede reconocerse La tartamudez es una repetición involuntaria, con prolongación o bloqueo de una palabra o parte de una palabra que la persona quiere decir. Un niño que tartamudea sabe lo que quiere decir, pero no puede decirlo con fluidez. Puede que haya dicho la palabra en la que ahora se loquea cientos o miles de veces sin tartamudear. Sin embargo, en esta ocasión, a pesar de odos sus esfuerzos, es incapaz de decirla de manera espontánea, suave y sin esfuerzo.
En sus fases iniciales, la tartamudez puede ser difícil de reconocer porque muchos niños que mpiezan a tartamudear hablan la mayor parte del tiempo de una manera muy parecida como lo hacen otros niños de su edad. Al principio, es posible que el niño tartamudee ocasionalmente y sólo en ciertas situaciones, generalmente sin ninguna razón aparente. En la ayoría de los casos, lo que se observa es simplemente que repite mucho ciertas sílabas en ciertas palabras pero no hay signos de tensión ni esfuerzo para hablar. En otros casos, parece que la tartamudez haya sido una “enfermedad pasajera” porque pueden pasar varios días, o incluso una semana, sin que haya vuelto a haber problemas, y entonces, sin previo aviso, el niño atraviesa un periodo en el que parece que tartamudea cada vez que abre la boca. En otras ocasiones, los padres nos preocupamos en exceso por pequeños errores de nuestros hijos, que son del todo observables en otros niños si ponemos un poco de atención. Por tanto, conviene fijarse en varias cosas para determinar la naturaleza “normal” o “patológica” de los errores del niño.
En general, los niños que tartamudean parecen tener especiales problemas al iniciar una palabra y muchas de las disfluencias ocurren al comienzo de una oración. Al tartamudear, tienden a repetir partes de una palabra (sonidos o sílabas) más que palabras o frases enteras. Además, repiten estos fragmentos dos o más veces antes de poder decir lo que quieren. A veces pueden alargar exageradamente un sonido (“cuuuuuuando me voy...) o bien se bloquean sin emitir ningún sonido ni decir nada. También pueden dar la impresión de tener dificultades con su lenguaje o poner una expresión en la cara como si hubiera un espacio en blanco. Ahora bien, la tartamudez es algo más que una interrupción del flujo continuo de las palabras, por eso hay que considerar todas estas señales de forma relativa, puesto que todas ellas necesitan ser consideradas en el conjunto total del habla del niño. Conviene recordar también que todas estas dificultades pueden ser pasajeras. En cualquier, caso, si usted detecta varias de estas características, debería ponerse en contacto con un psicólogo del lenguaje o un logopeda para que realice una evaluación más precisa. Vamos a recordarle con más precisión algunas de las señales de peligro que puede detectar en el habla de su hijo, y que le pondrán en guardia:
- Repeticiones múltiples: todo el mundo, y especialmente los niños, repite palabras y frases, por eso no tiene nada de extraño que un niño de tres o cuatro años repita una palabra varias veces. Pero puede suceder que lo que se repita frecuentemente sean fragmentos de palabra casi siempre la primera sílaba. Si su hijo repite la primera sílaba con frecuencia, es posible que tenga problemas de dicción. La repetición de sílabas puede ser una torpeza pasajera pero puede indicar un impedimento serio.
- Prolongaciones: algunos niños, en vez de repetir los sonidos iniciales, alargan el primer sonido de la palabra (“bbbbuuuuuenos días”). No es improbable que se den los dos tipos de síntomas. Estas dos primeras señales de peligro (repeticiones de parte de palabras y prolongaciones) se dan de vez en cuando en todos los niños. Los padres deben preocuparse cuando ocurren con frecuencia, en muchas situaciones diferentes, y cuando afectan a la comunicación de su hijo. Si es así, es probable que no tarde en presentar otras señales de peligro.
- Temblores: cuando su hijo se queda “atascado” en alguna palabra, tal vez sea posible observar que tiemblan o le vibran los pequeños músculos de su boca y su mandíbula. El temblor puede ser pequeño o grande y puede estar relacionado con las dificultades que experimentan al hablar libre y fluidamente. También puede pasar que se le quede la boca inmóvil sin que salga ningún sonido. Conviene ver con qué frecuencia sucede esto y si se hacen más notorios con el tiempo.
- Subidas de volumen y tono de voz: si su hijo se esfuerza por pronunciar una palabra, el tono y volumen del sonido que intenta decir pueden subir hacia el final. Estas subidas pueden ser repentinas o graduales y son indicadoras del esfuerzo que el niño está haciendo.
- Tensión muscular y lucha para decir lo que quiere: además de otras señales, a veces se le hará difícil pronunciar ciertas palabras al tener demasiada tensión en los labios, la lengua, la garganta o el pecho. Esta tensión suele variar según el tiempo y lugar o incluso puede desaparecer del todo. En cualquier caso, si esta fuerza para decir las palabras y la tensión muscular están presentes, no dude en visitar a un profesional, pues es uno de los mejores signos de problema de fluidez.
- Momentos de angustia o evitación de hablar: quizás note a veces una expresión fugaz de ansiedad en la cara de su hijo cuando se aproxima una palabra difícil de pronunciar, o a lo mejor el niño se ha puesto a llorar y ha dicho que no puede decir lo que quiere o que no le salen las palabras, o cualquier expresión de miedo a no hablar bien. En otros casos, puede que el niño evite decir ciertas palabras por temor a tartamudear. En estos casos, se le notará una cantidad excesiva de pausas al hablar, sustituciones de unas palabras por otras o sonidos sin sentido antes de empezar a hablar (“ehhh”, “mmm”,...), como si fueran muletillas que emplea para arrancar a decir lo que quiere. Estas señales son indicativas de que el niño empieza a sospechar que tiene un problema para hablar e intenta poner remedio. Si aprecia alguna de estas características, no dude en consultar a un profesional para realizar una evaluación precisa. Las señales de peligro se distinguen de las interrupciones normales en dos aspectos. Las dos primeras (repeticiones múltiples y prolongaciones) deforman los moldes del habla, afectando al ritmo con el que ésta sucede normalmente. Estas anomalías pueden existir sin interferir demasiado con la comunicación, pero cuando son frecuentes hay que reconocerlas como señales de tartamudez incipiente. Las cuatro últimas se dan cuando el niño reacciona ante sus errores al hablar. Suelen aparecer en niños algo más mayores, que empiezan a creer que no saben hablar sin trabarse. Aunque aquí se han presentado por
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