Habilidades y Rasgos de la Personalidad
Enviado por Jillian • 11 de Abril de 2018 • 4.308 Palabras (18 Páginas) • 412 Visitas
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Aun así, puedes recurrir a ciertas conductas para acelerar el surgimiento del rapport. Tu conducta es la clave. Recuerda que el profesionalismo no exige una formalidad excesiva; de hecho, debes tener cuidado de evitar la imagen de terapeuta frío, como un tiempo estuvo de moda en películas, caricaturas y ficciones.
Si pareces relajado, comprensivo e interesado en él, es más probable que el paciente se sienta seguro y cómodo. Vigila con cuidado tu expresión facial: no frunzas el ceño, no hagas muecas ni muestres cualquier otro signo de negatividad que pueda ser interpretado como desaprobación.
Aunque debes evitar mirar fijamente, lo cual puede hacerte parecer frío y crítico, asegúrate de hacer contacto visual con frecuencia, incluso mientras tomas notas. Desde luego, no quieres parecer poco sincero, pero sonreír e inclinar la cabeza de manera apropiada demostrará que eres atento y comprensivo.
usar con moderación los elogios. Empleándolos como reforzadores, los elogios pueden moldear potencialmente la conducta, pero al principio de cualquier relación, no se sabe con la suficiente seguridad qué conductas pueden ser reforzadas. Por ejemplo, no es deseable elogiar una aparente franqueza si el paciente no ha dicho toda la verdad. La propia conducta del paciente quizás moldee la interacción más que cualquier otro factor. El lenguaje corporal –dejar caer los hombros, pies inquietos, lágrimas, puños apretados– a menudo indica con claridad el sentir del paciente. En el tono de la voz se pueden encontrar otras pistas sobre sus sentimientos. Supon que preguntas al paciente, el señor López, cómo le va con su esposa, y responde “Bien”. Si su tono es cálido y ligero, quizá la pareja tiene pocos problemas interpersonales. Si lo dice con los dientes apretados, con una monotonía pesada o con un suspiro, el señor López puede estar escondiendo sentimientos de desesperanza o enojo que aún no puede poner en palabras. Debido a que has arreglado el mobiliario de modo que no haya barrera entre tú y el paciente, con facilidad y naturalidad puedes ajustarte incluso a los cambios mínimos en el afecto y promover el rapport.
La distancia Si el paciente está deprimido, quizá sientas que es conveniente acercarte un poco para mostrar tu interés. Puedes seguir esa inclinación natural.
Si se percibe hostilidad, puedes sentir que es mejor alejarte físicamente, aunque sea unos cuantos centímetros; hacer esto ayudará a relajar la tensión, pues cada uno tendrá más espacio para moverse. Del mismo modo, puedes reír cuando el paciente haga una broma o mostrar una expresión de preocupación y apoyo durante una crisis de pánico.
Para cuando hayas entrevistado a tu primera docena de pacientes, harás estas cosas de manera automática en respuesta a las señales inconscientes de cada paciente. Al mismo tiempo
neutralidad hacia aquello que escuchas. Si el paciente critica a sus familiares, no puedes defenderlos, pero respaldar las críticas te pone en riesgo de ofender a alguien cuyos sentimientos pueden ser ambivalentes. Una respuesta segura es un comentario empático que no se ponga del lado de nadie.
(escenificación #1)
Paciente: ¡Mi madre es una perra! Siempre trata de interferir entre mi esposo y yo. Entrevistador: (Inclinándose ligeramente al frente). Eso debe ser un verdadero problema para usted.
Esta actitud del entrevistador, comprensiva, no crítica y respetuosa del paciente y sus familiares, probablemente favorezca una buena relación de trabajo.
EVALÚA TUS PROPIOS SENTIMIENTOS La manera en que te hace sentir el paciente puede tener consecuencias importantes. Si tus sentimientos son positivos, por ejemplo, si se trata de la clase de persona que elegirías como amigo, es probable que des la impresión de ser cálido y afectuoso. La actitud puede ayudar a promover que el paciente revele información sensible adicional.
Influidos fuertemente por tus antecedentes y educación, tus sentimientos podrían, en cambio, afectar tu capacidad para hacer una valoración exacta. A lo largo de la entrevista, necesitas estar consciente de la naturaleza y las fuentes de tus sentimientos, sobre todo cuando algo relacionado con el paciente te aflige. Podría ser algo tan simple como la higiene personal, el lenguaje tosco o la expresión de prejuicios raciales. ¿O esta persona te recuerda dificultades que tuviste con alguno de tus familiares? En cualquier caso, debes monitorear con atención la manera en que respondes. Si frunces el ceño o pareces incómodo en cualquier otra forma, el paciente puede sentir desaprobación de tu parte y frustrar tus esfuerzos por obtener información precisa,
la meta es expresar empatía, lo cual significa que, hasta cierto punto, el entrevistador puede sentir como el paciente, que puede ponerse en el lugar de éste. Tener empatía significa comprender la motivación que subyace en la conducta del paciente aun cuando parezca que no es la correcta.
Es muy probable que puedas transmitir mejor tus sentimientos empáticos si tienes en mente esta idea: “¿Qué se sentiría estar en los zapatos de este paciente que habla conmigo ahora?”. Este trabajo puede parecer abrumador cuando el paciente muestra mucha ira, ansiedad o incluso, psicosis.
Considera el efecto de un evento tan común como el divorcio: Una terapeuta se dio cuenta de que estaba tan alterada en la época en que se estaba separando de su esposo, que no podía hacerse cargo de manera eficaz de un paciente que tenía problemas similares a los suyos. Otro terapeuta, después de una llamada telefónica dolorosa de su ex esposa, pospuso su siguiente entrevista mientras se calmaba para poder enfocarse en los problemas del paciente.
Cualquiera que sea, tu eficacia con los pacientes aumentará si eres consciente de tus propias limitaciones.
Cuando te elevas a tal grado como trabajador de la salud mental que niegas la propia patología se corre el riesgo de proyectarse y echar a perder la entrevista como en el caso siguiente, en el que una estudiante arruina una entrevista.
(escena #2)
E: ¿Cuándo se casó su mamá por segunda vez?
P: No se casó, se juntó ocn mi padrastro cuando yo tenía 11 años por eso nos fuímos a vivir a X. Mi padrastro fue muy buen, como un padre para nosotros, por el tengo el oficio que tengo. El vivía en Tuitlan y nos llevó a todos ya para allá,, entonces mi mamá dejó de trabajar y estuvo siempre en la casa.
E:¿ Era él un hombre casado, o soltero?
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