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Humanismo. ELEMENTOS PARA ANALIZAR EL ARGUMENTO

Enviado por   •  16 de Julio de 2018  •  4.316 Palabras (18 Páginas)  •  362 Visitas

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Siendo el Análisis Transaccional una ciencia de la conducta que acepta la decisión de estar bien o mal, sustenta que el Adulto del Niño decide en base a su entorno y necesidades, rechazar o aceptar los mensajes que recibe. De modo que los mandatos que una persona mayor tenga grabados, serán los mensajes de sus familiares que haya decidido aceptar. Si decidió aceptarlos, en caso de no serles beneficiosos puede modificar su propia decisión, y dar nuevas respuestas ante futuras situaciones. Esto es la re decisión, un concepto y técnica fundamental para cambios profundos y duraderos.

El mandato representa qué hacer. Para el desarrollo del argumento el Niño necesita un modelo o programa, el cómo hacerlo. Este cómo puede emanar de cualquier estado del Yo de los padres, y llega al Adulto del Niño del Hijo.

Algunos teóricos afirman que el progenitor del sexo opuesto da el qué hacer y el del mismo sexo, el cómo hacerlo o cumplirlo. Esto se cumple efectivamente en un determinado porcentaje, mayor en familias del tipo tradicional, donde el hombre es el “macho” que trabaja y aporta, y la esposa es la mujer sacrificada que trabaja en la casa y cría a los hijos, y que no tiene “permiso” para pensar. Pero la regla no siempre se cumple. A veces el mismo progenitor da el mandato y el programa para cumplirlo; otras veces el cómo lo aporta un amigo, o pariente lejano, o un personaje del cine o la televisión.

LOS MANDATOS DEL ARGUMENTO: La mayoría de los mandatos son prohibiciones (“No hagas”, “No disfrutes” etc.), que son consecuencias de los mensajes parentales, particularmente de los no verbales (lo que los padres hacen) más que de los verbales (lo que los padres dicen).El Adulto del Niño, de acuerdo a sus escasos recursos evalúa la situación rechazando o aceptando esos mensajes, que quedarán en este último caso fijados a nivel emocional-viseral, pre consciente, en el Padre del Niño.

Los mensajes parentales son producto de comportamientos parentales que se repiten muchas veces día tras día. Cuando el niño acepta el mandato, su cumplimiento es reforzado por la familia. Existen excepciones eventos muy horribles o trágicos pueden dejar una sola huella, muy profunda, que basta para que el Adulto del Niño decida algo para toda su vida. Esto ocurre en casos de tragedias, violencia física, homicidio, etc. En el mayor porcentaje de los casos, los mandatos no son voluntarios ni conscientes por parte de los padres. Emanar de su parte irracional, especialmente de su Niño Adaptado, sin intervención del Adulto. Por ejemplo, en el caso de “No te acerques”, el propio Padre del Niño del Papá tenia temor a acercarse, ya que recibió el mismo mensaje de sus propios padres, y debió aceptarlo como mandato para sobrevivir. Con sus gestos, posturas corporales y tono de voz se aleja de sus hijos, aunque verbalmente, con su Adulto o su Padre, les diga que los quiere.

Los mandatos más frecuentemente observados son los siguientes:

No vivas (No existas, muérete): Es el peor de todos, y tiende a anular todas las posibilidades. Consideramos que todos los suicidas recibieron este mandato, excepto en circunstancias excepcionales, donde el individuo quería vivir, pero sacrificarse (guerra, naufragios, para salvar su familia)

El mensaje “No vivas” puede enviarse mediante las siguientes conductas:

- Dejando solo largos ratos al bebé.

- No tocándolo.

- Dejándolo sólo sin alimentos, abrigos o techo.

- Mirándolo con odio, asco.

- Riéndose cuando se lastima o está en peligro.

- Quejándose sus progenitores de la vida: que ésta es horrible, que es mejor morir, que sólo se vive para sufrir, etc.

- Diciéndole que todos los problemas empezaron cuando nació.

- O que no quisieron haberlo tenido, o que la mamá murió en el parto por su culpa, o que se parece al tío Jorge que se voló la tapa de los sesos, etc.

No sientas: Cuando demuestra una emoción, la mamá se va y lo deja sólo. O bien, ella nunca muestra sus emociones, parece una máscara. Hay pues dos formas de inducir que un niño acepte un mandato:

- Manipulándolo con caricias positivas o negativas.

- Dándole directamente un ejemplo de cómo los padres cumplen ese mandato.

No pienses: Cuando el niño hace preguntas, es criticado, ignorado. O bien observa que sus padres no tienen comunicación racional en su ambiente, y no resuelven sus problemas, exhibiendo rebusques de rabia, ansiedad, confusión. Suele haber competencias desde el Padre del Niño de alguno de los padres, o temor de que si el chico piensa, descubra “secretos” familiares. Aquí también la persona suele apelar a ponerse cosas en la boca en vez de pensar (comida, bebida, psicofármacos, café, cigarrillos). Debajo del “No pienses” siempre hay un “No sientas la emoción auténtica”. En los ejercicios de regresión, con sólo invitar al cliente a hablar de – y mostrar la emoción que corresponde al problema, puede surgir el pensamiento claro.

No crezcas: Los mensajes que corresponden a este mandato son enviados por familiares que sobreprotegen, hacen todo, mucho más de lo que sus hijos necesitan, para mantener la dependencia de éstos y no quedarse solos. O bien lo envían afirmando que la vida de los adultos es muy dura y penosa. También al festejar comportamientos regresivos (un chico de 11 años habla como si tuviera 2). Nombres como Chiquito, Nene, Beba, suelen corresponder a este mensaje.

No me superes: Cuando existe fuerte rivalidad no resuelta en alguno (o ambos) de los padres, cualquier progreso de los hijos será sentido como una pérdida del propio valer.El papá competirá con su hijo, sintiéndose herido enojado si éste gana en algún juego, o si dice algo inteligente. La mamá, si es banal (rígidamente hogareña) estará molesta si su hija entra en la cocina, “su reino”. La niña cuando crezca podrá descollar profesionalmente, pero como ama de casa dependerá completamente del servicio doméstico, de su madre o de su suegra.

→ Cuando el hijo cuenta algo positivo que consiguió, su padre podrá contestarle:

- Cambiando de tema.

- Contando algo propio que logró.

- Pidiéndole detalles

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