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La Felicidad, el “dios prótesis” y la miseria psicológica de las masas, en el malestar de la cultura

Enviado por   •  19 de Diciembre de 2018  •  1.454 Palabras (6 Páginas)  •  476 Visitas

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De esta manera, la cultura, en este caso el cristianismo, impone la lógica de “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, pero dentro de un cálculo racional del individuo se presenta como algo imposible, es decir, el amar a otra persona como a mí mismo, implica renunciar a muchos beneficios para que el otro los pueda disfrutar. Esto, podría llevarse a cabo fácilmente con la familia, con seres queridos. Pero, al momento de pensar en una persona que hace daño, como es la naturaleza del ser humano (demostrada esta tendencia a la agresión por hechos históricos) el amar a la persona que le hace daño, y con la cual no tengo un vínculo temporal considerable, se presenta como un absurdo, como un malestar en la cultura.

Igualmente, el autor apela al orden a la belleza para ilustra dicho malestar. El encontrar suciedad en un parque de Viena, o heces en la puerta de un hogar, generan un rechazo absoluto, e indignación, pero, la cuestión, es que el ser humano tiende a este tipo de actos por naturaleza, tiende a cierto desorden, su inconsciente se lo dicta. Un ejemplo de cómo se ha subsumido la libertad individual de la cabeza de la familia o manada e encuentra en el tránsito a la sociedad y la construcción de su cultura. El líder de la manada poseía libertad total frente a la manada o su familia, pero esta libertad se vio disminuida al momento de transitar a la sociedad y a su cultura. Igualmente, la familia que se construyó con un amor sensual entre los padres y un amor no sensual entre los padres e hijos, se ve permeado en el momento en que el hijo es reclamado por la sociedad, este amor se ve constreñido y casi destruido.

A pesar de eso, la cultura genera ciertos avances científicos y técnicos que nos beneficios, pero que aun no se adaptan del todo al ser humano, obteniendo un “dios prótesis”. Dichos avances, que hacen realidad lo que se creía imposible, son adquisiciones culturales. En la antigüedad, la capacidad de hacer realidad lo imposible era exclusiva de los dioses, eran omniscientes y omnipotentes, construyéndose como ideales de la cultura. Ahora, los seres humanos han alcanzado algunos imposibles y otros los han realizado a medias. Al respecto, autor afirma que, “El hombre se ha convertido en una suerte de diosprótesis, por así decir, verdaderamente grandioso cuando se coloca todos sus órganos auxiliares; pero estos no se han integrado con él, y en ocasiones le dan todavía mucho trabajo” (Freud, 1930). Así pues, observamos cómo la cultura, y estas adquisiciones culturales, si bien pretenden generar un beneficio, y muchas veces lo logran, también se comportan como prótesis que suelen ser funcionales, pero que incomodan.

Finalmente, encontramos la cuestión de “la miseria psicológica de las masas. El fracaso de la cultura de generar felicidad por medio de la limitación de pulsiones, suele ser acompañada por este fenómeno. Freud sostiene que: “podríamos denominar «miseria psicológica de la masa»." Ese peligro (que) amenaza sobre todo donde la ligazón social se establece principalmente por identificación recíproca entre los participantes, al par que individualidades conductoras no alcanzan la significación que les correspondería en la formación de masa" (Freud, 1930). Es decir, el estado de “miseria psicológica de las masas, se presenta cuando los conductores de las masas no logran cumplir su papel en ellas, y las masas se empiezan a organizar entre individuos relativamente iguales, pero con la problemática entre el yo, el ideal de yo y la identificación.

En conclusión, el malestar de la cultura se presenta como algo palpable en la actualidad, pero, no debe ser despreciada del todo. Si bien ha generado descontentos, y se puede comparar como una prótesis para el ser humano, los avances logrados son considerables, y debido a la misma naturaleza del ser humano, regresar a un estado originario sería altamente problemático. Además, la verdadera felicidad son contrastes, algo momentáneo, producto de una satisfacción de un impulso reprimido. Por ende, desde mi punto de vista, es gracias a la cultura, que se puede alcanzar un placer, una dicha, una mayor felicidad.

Referencias

Sigmund Freud. (1930). El malestar en la cultura. En Obras completas. Volumen XXI: El porvenir de una ilusión El malestar en la cultura y otras obras (65-140). Buenos aires: Amorrortu editores.

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