La educación prohibida es una película documental

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Cada Alumno posee un ritmo propio, así como una forma de aprender diferente a la de los demás. Los docentes no pueden pretender que todos los niños actúen o reaccionen a una determinada actividad de la misma manera, pues cada uno tiene intereses propios y debe ser motivado de forma individual. Asimismo, en las escuelas se aplican mecanismos de control, por los cuales, los niños dejan de trabajar por placer y empiezan a hacerlo por miedo (a un castigo o una mala nota).

Por lo contrario, el educador debe proponer actividades y ser un guía durante éstas, otorgándole al alumno el espacio que necesita para explorar y encontrar sus propias respuestas.

Todos somos originales, como individuos y como sociedad. La escuela tiende a homogenizar a los alumnos, cuando debería tomar las diferencias de cada uno y aprender de ellas pues, al cada uno provenir de un entorno distinto, enriquece a la comunidad. Por otro lado, la uniformidad, conlleva a que los alumnos dejen de explorar, y por lo tanto, pierdan las ganas de aprender y su creatividad. Por el contrario, los centros educativos deben dejar a los alumnos crear y actuar de manera espontánea ofreciéndoles oportunidades de expresarse, de seguir sus impulsos, interactuando con otros y el entorno. Solo de esta manera podrán crecer como individuos.

En conclusión, la escuela se enfoca principalmente en el contenido (materias), y no en que los alumnos desarrollen su humanidad (valores, autoconocimiento, etc.). Por este motivo, la escuela deberá comprender, tal como lo dijo William Rodríguez que: “somos iguales como individuos, en tanto biológicamente, somos una especie; pero social y culturalmente somos diferentes”. Es decir, la verdadera diversidad existe cuando se respeta.