La relacion analitica una relacion de amantes
Enviado por Ninoka • 9 de Diciembre de 2018 • 1.846 Palabras (8 Páginas) • 358 Visitas
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“Esta introducción de ágalma es cuando desembarca claramente lo que luego será la naturaleza parcial de objeto a (…) Ese a minúscula, no tiene representación (…) tiene, por el contrario un representante (…) aphanisis (…) un momento en el que el sujeto, al querer aprehenderse así mismo, se desvanece como sujeto (…) ese término de parcial nos conduce al borde de un agujero dibujado por los límites del orden de la representación” (pp. 48-49).
Así vemos como Lacan (2008) articula este “objeto privilegiado del deseo” como “aquel punto límite que les he enseñado a considerar como la metonimia del discurso inconsciente” (p. 173).
Relación analítica y metáfora del amor
En el intento de situar el objeto ágalma en la topología triple del sujeto, del otro y del Otro, comienza reafirmando: “Así, hay agálmata en Sócrates, y esto es lo que provocó el amor de Alcibíades” (Lacan, 2008, p. 177) y que “la demanda de amor de Alcibíades va más allá de Sócrates y apunta al saber que le supone al filósofo sobre los asuntos del eros (…) no es más que un mero envoltorio que recubre y aloja al agalma” (Vetere. E, 2006, p. 503). La actitud adoptada por Sócrates, en el sentido de la interpretación que constituye su respuesta, es correlativa a la del analista, “en la función del analista, le remite a su verdadero deseo; se hace cómplice del deseo de Alcibíades elogiando a Agatón, muestra el deseo como deseo del otro” (Miguélez. C, s.f, p. 4).
Según Lacan (2008) esta interpretación: “no es para mí quien has hablado si no para Agatón” (p. 162) entraña el hecho de que “Sócrates se niegue a entrar en el juego del amor (…) porque sabe” (p. 181) ¿Qué es lo que sabe? “que lo que le demanda Alcibíades no lo tiene (…) la esencia de su ser es un hueco” (Vetere. E, 2006, p. 503). Es Entonces con esta respuesta que Sócrates impide la realización de la llamada “Metáfora del Amor”, la sustitución del erómenos (amado) por el érastes (amante):
“La metáfora o el milagro del amor, no se realiza (…) se muestra ante Alcibíades como alguien que no puede mostrar los signos de su deseo” (Miguélez. C, s.f, p. 4).
Allí radica la diferencia que separa esta interacción entre los personajes, de una propia relación analítica, en tanto, en esta “el analizante debe pasar de amado a amante, sujeto en falta que busca el objeto que piensa tiene el analista” (Miguélez. C, s.f, p. 5).
Lacan habla del deseo del analista aludiendo a que “le permite cobijar una falta donde puede alojar el objeto del analizante para constituir su fantasma transferencial” (Miguélez. C, s.f, p. 5)
“Por el solo hecho de que hay transferencia, estamos implicados en la posición de ser aquel que contiene el ágalma, el objeto fundamental que está en juego en el análisis del sujeto (…) como aquello que instaura el lugar donde el sujeto puede fijarse como deseo” (Lacan. J, 2008, p. 223).
La relación analítica, y acordando con Miguélez (s.f), puede ser caracterizada como una relación de amantes: en un primer tiempo, el analista es el amante (sujeto de deseo que ama en el amado un objeto del que él no dispone, y el analizante el amado (aquel en la pareja que tiene algo, el tesoro o ágalma). Más adelante, habrá una sustitución de amado en amante, consumándose la metáfora del amor.
“el amor es una metáfora, una sustitución, el amante como significante de la falta se sustituye al amado (…) el milagro del amor que llama Lacan se produce cuando el paciente se transforma (…) en amante es decir deseante, sujeto en falta, ahí será sujeto activo pues buscará lo que le falta, y se pondrá en evidencia su particularidad en relación con el deseo” (Miguélez. C, s.f, p. 3).
A modo de conclusión:
Se puede considerar a la relación amorosa, la transferencia como resorte necesario para el despliegue de la praxis analítica, y en la misma medida, al ágalma como resorte de ese amor. Así la disposición por parte del analista posibilita el “milagro del amor”. Al mostrarse como aquel poseedor del tesoro anhelado, aquel objeto que hace trabajar al sujeto del inconsciente en tanto individuo del deseo, constituye un empuje para arribar a una posición activa (sujeto deseante) posibilitada por la transición de éromenos a érastes.
En tanto cobije el analista al ágalma devendrá en amado, el cual tendrá la difícil tarea de no sucumbir ante la demanda manteniendo la relación de transferencia, empujándolo en ella de alguna manera a un querer saber acerca de la castración (que se asuma como sujeto en falta), y remitirlo a su verdadero deseo.
Bibliografía
- Lacan. J. (2008). Seminario 8 La Transferencia 1960-1961. Buenos Aires: Paidós
- Le Gaufey.G. (2007). El objeto a de Lacan. Buenos Aires: El cuenco de plata.
- Le Gaufey.G. (2007). El Notodo de Lacan. Buenos Aires: El cuenco de plata.
- Miguelez. C. Lectura del seminario VII: La Transferencia 1960-1961 Jaques Lacan. Recuperado de: http://nucep.com/wp-content/uploads/2012/09/Concha_Miguelez_LECTURA_DEL_SEMINARIO_VIII.pdf
- Vetere, Ernesto (2006). LA FUNCIÓN DEL ÁGALMA EN EL AMOR DE
TRANSFERENCIA. XIII Jornadas de Investigación y Segundo Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
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