Lo permanente y lo cambiante en la educación.

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C- Principio de socialidad: nos empuja en la tarea de crecer en apertura, en esa capacidad que todos tenemos de darnos a los demás. Crecer en madurez social, en sociedad; que en definitiva es crecer en amor.

D- Principio de autonomía: nos compromete a crecer en libertad. Supone el saber llegar a gobernarse uno mismo, hacerse uno integro, crecer en intimidad y personalidad, abrirse al mundo.

2- Principios de interacción entre educador y educando: se basa en la premisa de que el educarse a uno a si mismo ha de entenderse como una autotarea en cooperación con otros o intereducación.

E- Principio de intervención coadyuvante del educador: nos habla de la actuación del educador como quien fundamentalmente ayuda al educando a través del cauce natural que es la autoridad bien entendida.

F- Principio de libre adhesión del educando: nos indica que la cooperación voluntaria del educando con la tarea de educarse, en la que necesita ayuda del educador es una condición que sin ella la acción del educador está de sobra, es inútil.

G- Principio de colegialidad: es necesaria la disposición de ayuda en el educador y el saber prestarla; y la disposición de cooperación, el quererla, por parte del educando.

3- Principios de la actuación práctica.

H- Principio de coherencia: la acción educativa debe ser un todo integrado en el que sus diversos componentes se interrelacionan funcionalmente respecto de un mismo fin. El principio exige que todas las acciones promovidas persigan la meta final en todo momento.

I- Principio de flexibilidad: se enraíza en la contingencia. Los procedimientos deben seleccionarse y utilizarse del modo más adecuado en las situaciones concretas de la realidad. Esta flexibilidad debe entenderse como una capacidad cuyas características más importantes son la apertura mental, la curiosidad intelectual, la adaptabilidad, el respeto a la realidad y a las aportaciones de otros, la imaginación creadora y la intuición.

J- Principio de estilo personal: se impone la necesidad y el derecho del educador a elaborar una teoría personal sobre su modo pedagógico de actúa, que se basa en un sistema de convicciones personales y en su propia autonomía como persona.