Mauricio Mondaca El presente ensayo tiene como objetivo estudiar el Alzheimer y sus repercusiones sociales y subjetivas
Enviado por karlo • 25 de Abril de 2018 • 2.390 Palabras (10 Páginas) • 509 Visitas
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Asimismo, en Still Alice, al final, como para amortiguar la fatalidad de la situación a mi parecer, se muestra la mejoría de la relación entre Lydia y Alice – madre e hija- la que siempre estuvo quebrada debido a las diferencia ideológicas de ambas, pues Lydia es la única que logra conectarse con el nuevo mundo en el que habita su madre y la que termina por encargarse de ella.
Estas dos situaciones indican que existe la intención de mostrar historias que retraten la posibilidad de entablar relaciones afectivas cuando ya no hay recuerdos, la nueva posibilidad de
amor o de experimentar sentimientos por parte del enfermo, así como también de quienes le rodean. Se retrata el olvido arbitrario de una vida y su memoria, un olvido impuesto por el destino, como un medio para un recomenzar y cerrar ciclos.
Un punto a destacar es que en las tres obras los personajes que padecen la enfermedad son mujeres, lo que se lee como un intento por representar las cifras oficiales, las que señalan que el sexo femenino es más propenso a sufrir este padecimiento. Además, todas son mayores de 50 años, lo que también es reflejo de los índices (Diario La tercera, 2015). Asimismo, resulta interesante el hecho de que, en el caso de Desarticulaciones y Still Alice, las mujeres que padecían Alzheimer estaban ligadas al estudio de la lengua y las palabras, de hecho ambos personajes ya enfermos pueden aun reconocer conceptos, incluso traducirlos, no sabiendo la etimología de las palabras pero si reconociendo el carácter emotivo que contienen las mismas, lo que sirve como metáfora para mostrar lo esencial de la palabra en la creación de la realidad, de la vida; y cómo la palabra es también una herramienta para inmortalizar una memoria, como en el caso de Desarticulaciones.
El intento por mostrar que padecer Alzheimer no deja exento al individuo de otras posibilidades que se observa en las obras analizadas, puede ser interpretado como una crítica a la exclusión social que normalmente existe hacia las enfermedades mentales, “una exclusión que [en al caso del alzheimer] acabaría por negar la unicidad del sujeto con una biografía y una historia de vida emocional y social” (Soláns, 2014:210). Esto se vincula con lo planteado por Canguilhem en Lo normal y lo patológico (1971), donde señala que la identidad de lo considerado normal y lo considerado patológico proviene desde una concepción de lo normal para corregir la enfermedad, lo que significa que el padecimiento siempre se ve como algo negativo que debe ser curado. Pero en una enfermedad como el Alzheimer, donde se es consciente de que no hay cura, se observa la enfermedad, como diría Canguilhem, desde un “punto de vista naturista, en donde esta difiere del estado de salud como una cualidad difiere de otra, ya sea por presencia o ausencia de un principio definido, y en donde poco se espera de la intervención humana para la restauración de lo normal”. Es decir, en el caso de Alzheimer lo patológico se acrecienta aún más, pues no hay cura y la desvinculación social de quien lo padece es mayor a la de quienes padecen otras enfermedades como el cáncer, pues el enfermo se queda sin herramientas para sociabilizar, para crear relaciones y una realidad. A este escenario la novela y los films dan un enfoque diferente, pues señalan que quienes sufren la enfermedad pueden experimentar emociones y sensaciones; y establecer lazos a su manera, no siendo privados, debido a su condición, de la posibilidad de vida social y emocional.
Desde otro punto de vista, las obras también muestran la contradicción que significa padecer Alzheimer en un contexto social denominado como “la era de la información y las tecnologías”, pues pesar del desarrollo tecnológico el Alzheimer no tiene cura. Además, todo resulta más irónico cuando tu identidad se ha construido en base al conocimiento, tal es el caso de Alice y M.L en Desarticulaciones. La ironía de no tener información del mundo cuando vives en un período de gran desarrollo tecnológico que permite un alto nivel cognoscitivo en todos los ámbitos, puede ser leída como una metáfora sobre la sobrecarga de conocimiento a la que se está expuesto en la
sociedad actual, tal plantean autores como Manuel Castells (2010) y la idea de la sociedad y el actor-red, producidos por la creciente globalización y las tecnologías de información; por tanto la aparición del Alzheimer puede ser leído, en un sentido metafórico, como un escape final a lo agobiante que puede resultar conocer más de lo que se debería. Porque a mayor conocimiento, también somos más conscientes de nuestros errores y contradicciones, de nuestras fallas.
Es inevitable no pensar en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004), donde el protagonista (Jim Carrey) decide por voluntad propia eliminar los recuerdos de su mente donde habita quien había sido su pareja, como una forma de terminar con el sufrimiento. Es así como el Alzheimer puede entenderse como metáfora histórica en el sentido en que representa una consecuencia negativa de la era actual , permitiendo reflexionar sobre qué tan positivo es saberlo o manejarlo todo, sobre el mundo y sobre los demás, y que eso no conduce necesariamente a la felicidad. Tal como señala Sontag en La enfermedad y sus metáforas (2005), la metáfora moderna sugiere que hay un profundo desequilibrio entre individuo y sociedad, concibiendo a la sociedad como antagonista del individuo, y que estas muestran las deficiencias de nuestra cultura, nuestras angustias en materia sentimental y el temor de que historia siga un curso más violento.
Esto último también nos conduce a lo expuesto por Roberto Espósito en Bíos: biopolítica y filosofía (2006), corriente que cuestiona porqué un poder de la vida, como sería el modelo político neoliberal actual, se ejerce contra la vida misma, dadas las consecuencias de su funcionamiento. Bueno, todo en el caso de que el Alzheimer fuera causa de la sobreexposición a información de la época moderna.
Ahora bien, concluyendo, fue posible distinguir que las representaciones artísticas analizadas tienden a representar el Alzheimer en casos femeninos, cuestión que es reflejo de estadísticas internacionales que relacionan el sexo femenino con una mayor preponderancia a sufrir la enfermedad. Además, las historias ponen en evidencia la pérdida del Yo en una época marcada por la revalorización del sujeto y el acceso al conocimiento, en donde el intelecto y la identidad son cualidades fundamentales. Asimismo, las obras funcionan como un ejercicio de mantener la memoria por medio de la palabra, de la posibilidad de no extinción que brinda la literatura, que conserva el recuerdo de una vida.
Desde una perspectiva más crítica,
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