Mito de la enfermedad mental
Enviado por monto2435 • 19 de Febrero de 2018 • 873 Palabras (4 Páginas) • 485 Visitas
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Al igual este texto proporciona información de Charcot, él era neurólogo, significa que su rol social era el de un médico especializado en enfermedades del sistema nervioso, al igual sus investigaciones de Charcot marcan el comienzo de la psiquiatría moderna.
Charcot se interesaba por clasificar las enfermedades neurológicas, el investigaba y distinguía todo aquello que pareciera a las enfermedades del sistema nervioso incluidas las que podría haber sido otras cosas.
Es importante la identificación o empatía del médico con el paciente esta debe adherirse al punto de vista psicológico. Esto se divide en dos métodos científicos contemporáneos básicos, los cuales son el fisicoquímico y el psicosocial. En tiempos de Charcot y de Freud, se consideraba que solo el primer campo pertenecía a la ciencia, el interés por el segundo era sinónimo de charlatanería.
La expresión enfermedad mental es una metáfora que equivocadamente hemos llegado a considerar un hecho real. Decimos que una persona está físicamente enferma cuando el funcionamiento de su organismo viola ciertas normas anatómicas y fisiológicas; análogamente, decimos que está mentalmente enferma cuando su conducta viola ciertas normas éticas, políticas y sociales. Esto explica por qué a tantas figuras histórica, desde Jesús hasta Castro y desde Job hasta Hitler, se les diagnosticó haber sufrido tal o cual enfermedad psiquiátrica.
El mito de la enfermedad mental fomenta nuestra creencia en su jucio lógico: que la interacción social sería armoniosa y gratificante y serviría de base firme para una buena vida si no fuera por la influencia disruptiva de la enfermedad mental, o de la psicopatología. Sin embargo, la felicidad humana universal, al menos en esta forma, no es sino una expresión más de deseos fantasiosos. Creo en la posibilidad de la felicidad o bienestar humano, no sólo para una selecta minoría, sino en una escala hasta ahora inimaginable; pero esto sólo se podrá lograr si muchos hombres, y no un puñado únicamente son capaces de hacer frente con franqueza a sus conflictos éticos, personales y sociales y están dispuestos a salirles valientemente al paso; esto implica tener el coraje y la integridad necesaria para dejar de librar batallas en falsos frentes y encontrar soluciones para problemas vicarios.
Nuestros adversarios no son demonios, brujas, el destino o la enfermedad mental. No tenemos ningún enemigo contra el cual combatir mediante la “cura” o al cual podamos exorcizar o disipar por esta vía. Lo que tenemos son problemas de la vida, ya sean biológicos, económicos, políticos o psicosociales. Mi argumentación se ha restringido a proponer que la enfermedad mental es un mito cuya función consiste en disfrazar y volver más asimilable la amarga píldora de los conflictos morales en las relaciones humanas.
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