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Paradigmas y Tabús: Sexo Anal, entre el machismo y la homofobía

Enviado por   •  2 de Enero de 2019  •  1.848 Palabras (8 Páginas)  •  459 Visitas

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que el hombre que se comporta de manera femenina o también es travesti, es el que disfruta ser penetrado, y en cambio, aquel hombre sumamente masculino, se asocia con el rol activo. Este pensamiento y otros más son evidencia de que en el mundo homosexual se adopta también una ideología machista. Se discrimina a aquel chico gay que es sumamente femenino, se le desprecia.

El fenómeno de los hombres gay no debe de imitar los estereotipos que las personas heterosexuales tienen en sus relaciones. Hay un ejemplo bastante ilustrativo: es muy común que a las parejas gais les pregunten ‘¿Quién es el hombre y quién la mujer?’; Por qué se quiere encontrar ese binarismo donde no lo hay, asumir que se deben de cumplir estrictamente los roles estereotipados que existen en la sociedad. Evidentemente esa pregunta va en todo de saber los roles sexuales ligándolos a la tradición heteronormativa.

El machismo y la homofobia han edificado la creencia que liga al sexo anal con la homosexualidad. Si un hombre heterosexual descubre que siente placer si su mujer le introduce un dedo mientras le practica sexo oral, inmediatamente reprime este deseo, asocia que si es penetrado, su hombría desaparecerá, piensa que el sentir placer por el ano lo convierte en homosexual. Es un deseo que en la población masculina sexualmente activa ha pasado o está latente, al igual que las de sus respectivas parejas sexuales.

Con la revolución sexual y el movimiento feminista, las mujeres quieren dejar de lado ese papel sumiso y dócil que siempre las ha etiquetado, desean ahora, asumir un rol activo y dominante. La creatividad y el placer no tienen límites, sin duda una mujer penetrando con un dildo a un hombre suena descabellado por todo lo expuesto con anterioridad, sin embargo es un fenómeno que parece ser cada vez más aceptado en una sexualidad más abierta.

Entre los fetiches y parafilias que integran la sexualidad humana, existe un movimiento de hombres extremadamente masculinos, robustos, con grandes barbas y que visten de cuero, los leathers. Éstos hombres disfrutan abiertamente el ser penetrados, contradicen el arquetipo de que ser penetrado es algo femenino. Entre otras cosas practican el fist o fisting (introducir el puño en el recto), una práctica donde la parte central radica evidentemente en el ano, se deja a segundo término al pene, de hecho no hay penetración con el pene en el fisting. Los leathers están orgullosos de pertenecer a ésta comunidad, donde ponen en alto lo masculino que puede ser el ser penetrado .

El placer anal, se extiende también a prácticas como el beso negro y como se ha visto, el fist. Es un placer que indudablemente, causa una inefable voluptuosidad tanto en hombres como mujeres. El Marqués de Sade, es quizá el primero en abordar en su obra literaria abiertamente el sexo anal, como algo que “inflama los sentidos”, incluso recalca el sentido práctico que esto tiene: el hecho de no causar embarazos, por ejemplo. También plantea que es el pasivo quien disfruta más en este tipo de prácticas. Sade juzgado en la literatura universal como un depravado pero también como un gran filósofo, nos expone el placer y como éste siempre está limitado por la moral de la época .

En la historia, el sexo anal parecía a finales del siglo XX encaminarse a salir de la oscuridad del señalamiento y la opresión. Pero, llegó en la década de los 80 el fenómeno del VIH/sida. En su momento totalmente desconocido, tanto en sus medios de propagación y mecanismo de acción. La sociedad conservadora aprovechó el desconcierto para señalar que era un cáncer exclusivamente de homosexuales, que era un castigo divino. Desgraciadamente, y a raíz de esa creencia tan falaz, muchos aún creen que el sida es exclusivamente de homosexuales. En los países con menos desarrollo y de pensamiento más conservador, los casos aumentan en población vulnerable, y sin embargo no existen políticas públicas para atender ésta problemática. Pronto se convirtió en un problema de salud a nivel mundial, una de las pandemias más grandes de la historia que al año cobra miles de vidas alrededor del mundo, cifra que aumente en gran medida por la desinformación y el estigma.

El sexo anal que en su inicio se mantenía en secreto, en lo oculto, pronto se convierte en algo público, en un espacio abierto, un espacio que genera dinero: En la mayoría de las películas para adultos, se integran escenas de sexo anal, es una constante, tanto en la pornografía hetero como gay.

El sexo anal, constituye solo una parte de lo diversa que es la sexualidad. Somos de las pocas especies en el planeta que tiene sexo por placer, y no solo por fines reproductivos. Hay que vivir la sexualidad de la manera que nos plazca siempre que sea de manera consensuada, sana y sin atentar contra terceras personas.

Es necesario eliminar los prejuicios y estereotipos que asocian a lo masculino como algo impenetrable, eliminar la creencia de que la mujer debe por orden natural ser sumisa. El hombre no deja de serlo si es penetrado, y su orientación sexual no depende de ello. Se debe de avanzar hacia una sociedad más inclusiva, que erradique la discriminación, que dé derechos y garantías a los que se lo merecen por el simple hecho de ser humanos, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. Es una invitación hacia la libertad, hacia el respeto y la tolerancia. Acabar con los tabús que limitan el goce tan exquisito de la sexualidad.

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