Reflexión 20 paradojas de la evaluación educativa y debate desde paradigmas de la educación
Enviado por Eric • 23 de Septiembre de 2017 • 1.858 Palabras (8 Páginas) • 1.095 Visitas
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Los ritmos de aprendizaje son diferentes para cada alumno, pero el sistema sitúa los momentos de evaluación en unas fechas fijas e iguales para todos. Da la sensación de que lo importante es saber en ese preciso momento. La evaluación al uso potencia que el alumnado memorice el día antes y vuelque los conocimientos, para olvidarlos pasadas unas horas.
Muchos alumnos consideran a sus compañeros como rivales. Esta competitividad se extiende también a las instituciones que se comparan solo en función de resultados, sin tener en cuenta el punto de partida, los recursos disponibles… y pueden propiciar tendencia al maquillaje de datos.
Un profesor considera que la respuesta exacta es imprescindible; otro da más valor a la opción matemática elegida; otro al lenguaje con el que se ha expresado; otro a la opción por la que se había inclinado el profesor. Se puede decir que cada profesor dependiendo de su criterio, punto de vista, su análisis, etc. le asigna el valor a la respuesta.
La participación de los alumnos en la evaluación puede (debe) plantearse en sus dimensiones más profundas (sentido finalidad, ética…), y no sólo en las más tangibles y superficiales: fijación de criterios, aplicación de los mismos, discusión sobre dicha aplicación… Sin embargo es poco frecuente que los alumnos participen en estos procesos. Cuando los alumnos participan o se les pide participación es solo para seleccionar fechas, seleccionar preguntas, etc. pero todo esto solo será aceptado si se encuentra dentro de lo que el docente ya tenía previsto. La mayoría de las veces los alumnos no conocen las decisiones tomadas.
El carácter individual de la evaluación se manifiesta en las actas y también en todo el proceso de recogida de información por parte de los profesores. Aunque se realicen trabajos de grupo, el profesor tiene la preocupación de saber que ha hecho cada uno. El currículo hace referencia hacia la obtención de resultados a los objetivos planteados, esto quiere decir que a pesar de que los alumnos trabajen en equipo y/o colaborativamente lo que al final demuestra si cumplió con lo deseado es su calificación individualizada, es por ello que el docente debe de calificar a cada uno por separado aunque el logro de un trabajo bien realizado se haya hecho en equipo o en colaboración.
Aun al día de hoy se sigue pensando que el universitario egresado que haya asistido a conferencias magistrales, a cursos que refuercen su formación profesional, aquellos que han realizado publicaciones, que hayan cursado posgrados en maestrías o doctorados están mejor preparados para poder impartir clases. Este pensamiento no tiene nada que ver con el arte de enseñar y mucho menos con la complejidad de evaluar.
Uno de los principales problemas de evaluación debe ser, sin duda, la visión subjetiva de los actores de dicho proceso, puesto que se ve que es más importante el aprobar que el aprender, debido a que el aprobar tiene una consecuencia o un premio; para los docentes una compensación salarial y para los alumnos el reconocimiento y el avance al siguiente nivel educativo.
Otra problemática radica en el seno mismo de la evaluación, que es la calificación se puede afirmar que lo importante es que la evaluación desde esta perspectiva cobra sentido si el alumno participa activamente en el conocimiento de los resultados y los procesos, si las informaciones obtenidas son utilizadas para reflexionar, tomar conciencia, revisar y mejorar el propio aprendizaje, si los resultados son comunicables y si contribuyen a una autoevaluación del docente y del alumno.
Los alumnos parecen mejorar su desempeño cuando conocen cuál es el objetivo de lo que están aprendiendo, si saben cómo y cuándo usar esos conocimientos, al mismo tiempo que se hace más efectiva y coherente la práctica docente cuando éstos también saben cuál es el objetivo de lo que están enseñando.
Conclusiones
Las 20 paradojas de la evaluación educativa y los paradigmas de la evaluación nos permiten llevar un mejor proceso para evaluar, ayudando al docente llevar un control de los procesos de los alumnos y a los alumnos a motivarse y preocuparse por mejorar.
Aunque la finalidad de la enseñanza es que los alumnos aprendan, la evaluación se convierte en una estrategia para que los alumnos aprueben, la misma busca el éxito el cual se sustenta en la obtención de calificaciones excelentes, los alumnos se sienten bien cuando el docente lo evalúa de acuerdo a la calidad de su trabajo y el esfuerzo que han empleado sobre el mismo.
Por lo tanto queda claro que la evaluación debe ser de proceso y continua, en donde se evalúa no solo al alumno sino también al profesor. En definitiva las dos lectura de la evaluación educativa nos muestran que uno de los puntos más importantes del proceso de la enseñanza lo representa la evaluación, por lo tanto se puede decir que la evaluación es el motor de la educación y que se debe reconocer que hasta del más mínimo detalle (error o acierto) se aprende.
De acuerdo con los resultados de la prueba enlace las lecturas muestran que esta debería de ser un proceso continuo y de apoyo para mejorar el aprendizaje. Tener bien que todo tipo de evaluación no es un proceso para recibir un premio, sino un proceso que nos ayude a mejorar en los aprendizajes y que debemos comenzar a caminar dentro de un proceso integral.
Bibliografía
Carbajosa, Diana. Debate desde paradigmas en la evaluación educativa, Perfiles Educativos | vol. XXXIII, núm. 132, 2011 | IISUE-UNAM.
Santos Guerra Miguel Ángel 1999, 20 paradojas de la evaluación del alumnado en la universidad española, Revista electrónica interuniversitaria de formación del profesorado.
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