TRABAJO PRACTICO NRO 1 DE FILOSOFIA ARISTÓTELES

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Aristóteles diferencia dos tipos de virtudes: las virtudes éticas y las virtudes dianoéticas:

- Las virtudes éticas son las que tienen que ver con el carácter, serían aquellas que nos llevan a actuar inmediatamente en dirección al bien. Este tipo de virtudes se adquieren mediante el hábito. Aristóteles va a inscribir las virtudes éticas a la función sensitiva del alma.

- Las virtudes dianoéticas: son aquellas virtudes que tienen que ver con el conocimiento (prudencia y sabiduría). La prudencia como virtud dianoética consiste en la deliberación racional que nos lleva a reflexionar sobre qué medios son los adecuados para conseguir nuestros fines, atendiendo siempre al bien. La sabiduría como virtud dianoética consiste en Aristóteles en la mayor de las felicidades, en el fin último de la existencia humana, el bien supremo.

Aristóteles consideraba al ser humano es un “animal político”, sin la sociedad que nos rodea no somos seres verdaderos. El Estado puede cubrir la mejor organización de comunidad humana, debido que el fin tanto de los ciudadanos como del estado es garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual.

Para Aristóteles parece preferible una sociedad en la que predominen las clases medias y en la que en los ciudadanos se vayan alternando en las distintas funciones de gobierno, entendiendo que una distribución más homogénea de la riqueza elimina las causas de los conflictos y garantiza de forma más adecuada la consecución de los objetivos de la ciudad y del Estado.

- Pensamiento aristotélico en la actualidad

Aristóteles nos brindó una gran enseñanza sobre la ética y la felicidad, con la utilización de los medios y el equilibrio de los mismos para lograr un estado pleno de felicidad, que a su vez repercute en sociedad y provoca un estado en armonía con justica equitativa. Nada más lejano es el mundo en el que vivimos, en donde los “medios” que se utilizan no son para nada equilibrados y es la base de la (falsa) felicidad y libertad.

En un mundo pendiente de la tecnología, del dinero, del poder, de la exposición y el invidualismo muestra que la doctrina de Aristóteles en los tiempos actuales es inalcanzable.

Escaso son los seres humanos virtuosos que tienen como finalidad hacer el bien y lograr vivir en plenitud que opaca todo esfuerzo por lograr contagiar esa ética aristotélica.

En el plano del estado, la teoría de Aristóteles sostiene que la ética tiene como base la concientización del hombre en hacer el bien y evitar el mal, lograr una convivencia social de acuerdo con la justicia, justamente a nivel mundial es todo lo contrario, predomina las medidas socio-económicas desinteresadas en el bien social, mucho menos en la felicidad de los ciudadanos.

El estado inundado de corrupción, poder, riqueza desleal rompen con las idas de Aristóteles porque definitivamente predomina el individualismo y el fomento de los vicios ante cualquier bienestar, sin ninguna garantía ni de bienestar ni de bien supremo.

Si se aplicará los conceptos de Aristóteles sobre la ética, la virtud, la felicidad y la justicia el mundo en el que vivimos sería todo lo contrario a lo que es. En las últimas décadas, siglos hay una desesperación por el avance y la conquista al consumismo, aún en los intentos de las “curas” de enfermedades mortales se puede ver el bienestar al prójimo, ya que el consumismo farmacéutico es más redituable que el bienestar del enfermo.

La felicidad del siglo XXI se centra en los placeres inmediatos, en las posesiones materiales, en los status, en la belleza, y fundamentalmente en el egocentrismo que no permite ver que la verdadera plenitud está muy lejos de todo lo que uno posee. La complejidad del ser humano no le permite concebir la idea de felicidad en la simpleza, ni el equilibrio, ni en su libertad, ni siquiera en su propio bienestar auténtico.