Una aproximación teórica a través de conceptos psicológicos
Enviado por Jillian • 25 de Octubre de 2018 • 3.737 Palabras (15 Páginas) • 324 Visitas
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Para delimitar aún más el sujeto/objeto de estudio, nos enfocaremos en aquellas pulsiones sexuales relacionadas y manifestadas a través de la perversión de la pedofilia. Para ello, a continuación se reseña brevemente parte de lo dicho por el autor.
El movimiento de inducción a la pedofilia comienza cuando Sigmund Freud crea una versión caricaturescamente erotizada de los primeros años de la vida humana, versión que con la mayor facilidad fue absorbida por la cultura del siglo. Desde entonces la vida familiar aparece cada vez más, en la imaginación occidental, como una olla a presión de los deseos reprimidos (Carvalho, 2002).
Freud en su obra "Tres ensayos de teoría sexual" (Freud, 1905), refiere la pedofilia, más que como una perversión, como un acto ocasional, en donde en algunos casos el adulto sustituye a un niño como objeto sexual exclusivo, al no lograr mantener relaciones sexuales con una persona de su edad. En "Introducción al narcisismo" (Freud, 1914), la perversión es vista como una estructuración firme del sujeto, donde el perverso no es capaz de amar a nadie a excepción de él, el amor hacia el niño es sólo un espejo de su narcisismo. Señala, además, que su génesis sería por una parte el aspecto constitucional, donde como él dice: "recordemos que se trata de niños en quienes el componente sádico pudo salir a primer plano de manera aislada y prematura por razones constitucionales" (Freud, 1919: 186), y por otra, su origen estaría ligado al complejo de Edipo, en palabras del autor: “Entonces, la fantasía de paliza y otras fijaciones perversas análogas sólo serían unos precipitados de Edipo, por así decir las cicatrices que el proceso deja tras su expiración” (Freud, 1919:190) (Riquelme, 2005).
Aproximaciones teóricas al fenómeno
Es importante señalar que Freud entendió como eje principal de la perversión, la tremenda angustia de castración, la que en el discurso de Lacan se entiende como una falta a nivel simbólico. Lacan también señala que porque somos sujetos del lenguaje, simbólicamente estamos en falta, cosa que Freud rotula como los lazos del inconsciente.
Con todo lo visto acerca de la perversión y la pedofilia hasta el momento, podernos entender ciertas ideas. Tomado a Freud, se entiende que el origen de la perversión estaría dada por los aspectos constitucionales del individuo, donde predominaría una fuerte pulsión de muerte, estando en la base la fuerte angustia de castración, resultando el negativo de la neurosis (perversión) (Riquelme, 2005).
Como vimos en Foucault (1993), las sociedades se han encargado de buscar un sinnúmero de problemas y enfermedades sociales, como es el caso de la lepra en la edad media, para dar paso a las enfermedades venéreas, hasta llegar a la locura en su determinado momento, pero esto no bastaría para abarcar todas la complejidad de la mente humana, ya que en la actualidad existe un fenómenos cada vez más recurrente y temido, como es el caso de la Pedofilia.
La pedofilia constituye un fenómeno social altamente estudiado, el que se ha producido, terror, horror, preocupación y malestar en la cultura, ya que ninguno de los padres pueden estar tranquilos al pensar en la seguridad e inocencia de sus hijos. De este modo los estudios han apuntado principalmente a una develación del origen de esta condición, o si esta tiene cura pero nos parecería más fructífera plantear la siguiente interrogante ¿De qué manera y a través de qué mecanismos algunos individuos logran calmar sus deseos y pulsiones en cuanto al objeto sexual representado en niños, y de qué manera otros sujetos lo exteriorizan al no lograr el control de ellos?
Dentro de esas dos posibilidades, la pedofilia trae consigo violadores y pederastas, quienes no buscar beneficiarse económicamente de sus crímenes (a diferencia de la mayoría de los crímenes de otro tipo), sino que busca la satisfacción emocional pero de manera pervertida, es por esto que el abuso sexual se define como:
“Contactos e interacciones entre un niño y un adulto cuando el adulto –agresor- usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor de 18 años cuándo esta es significativamente mayor que el niño (víctima) o cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre otro.” (Bieber, 2012: 1).
Vemos que la definición de pedofilia ha sido un tema recurrentemente tratado, ya que similar definición nos entrega Azor & Trabazo (2009). La pedofilia es entendida como un trastorno sexual que está clasificado dentro de las parafilias, las que serían desviaciones sexuales o perversiones donde la frente de placer está caracterizada por fantasía, impulsos o comportamientos hacia objetos no humanos. Según Hazán (2001), este es uno de los pocos conceptos que han aportado al psicoanálisis, habiendo pasado es su primer momento bajo el término de degeneración, perversión, para finalmente permanecer a la categoría diagnóstica de pedofilia.
Es a partir de concepto de perversión, que Foucault (2005) señala que desde tiempo inmemorables la sexualidad ha sido cuidadosamente encerrada, durante la edad clásica la represión ha sido fundamental de relación poder, saber y sexualidad, de esta relación de poder no es posible liberarse más que pagando un precio considerable, como es el caso de la transgresión a las leyes, anulación de prohibiciones, una irrupción de la palabra, una restitución del placer a lo real y toda una nueva economía en los mecanismos de poder.
Así, la proliferación de los discursos de sexualidad, inaugura el sexo como enfermedad mental, la que se caracteriza por los posibles desvíos sexuales, como fue la sodomía en su momento, y como está representado por la pedofilia en nuestros días, ya que nuestra época ha sido generadora de grandes heterogeneidades sexuales, como es el caso de homosexuales y la sexualidad contra natura, la que dibuja un mundo de la perversión que va más allá de una variedad del mundo de la infracción legal o moral.
Estas sexualidades periféricas que producen una incorporación de las perversiones y una nueva especificación de los individuales (Foucault, 2005: 44).
Siguiendo el tema, la pedofilia, además de ser un crimen, es una máquina de hacer dinero, como se ha visto en innumerables casos de pornografía infantil y redes de prostitución infantil, tema muy tratado este último tiempo. Esto sucedería, debido a que el pedófilo tiene como ideal la actividad sexual con niños o niñas prepúberes, es decir menores de 13 años en su mayoría, pero
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