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“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia”

Enviado por   •  10 de Abril de 2018  •  2.351 Palabras (10 Páginas)  •  368 Visitas

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En este momento les invito a hacer un pequeño examen de conciencia. O un examen en el que nos culpabiliza o nos desmotiva; o incluso un examen de conciencia solamente psicológico de lo que nos hace sentir mal. Más bien, consistirá en voltear nuestra mirada hacia Jesús Misericordioso, pues solamente en su mirada podremos descubrir nuestras faltas y aún más, en el podremos descubrir quiénes somos.

Te voy a pasar un sobre, una hoja y pluma para que con mucho respeto escribas amanera de diagnóstico: ¿Cómo estás de salud espiritual? Es decir, que es aquello malo que hay en tu vida y de lo que quieres que te sane JESUS MISERICORDIOSO.

(5 minutos de silencio y meditación para escribir )(Música muy suave de fondo)

Guía: Ya hicimos este examen de conciencia. Ahora como el leproso, acerquémonos a Jesús. Debemos de acercarnos con plena confianza a su corazón misericordioso. Él está siempre dispuesto a perdonarnos y a conducir el amor. Él no quiere que nosotros tengamos una vida miserable. Él no quiere que permanezcamos en nuestra miseria, en nuestro pecado, en nuestra lepra espiritual. Jesús está aquí para darnos su perdón y amor.

Como el leproso, debemos arrodillarnos ante Jesús para pedirle su perdón. Aunque sea él quien tenga siempre la iniciativa para atraernos a su corazón misericordioso.

Es el momento para presentarle tu carta que está representando tu vida que necesitas sea sanada por Jesús. Con mucha confianza deposítala frente al Altar y al regresar a tu lugar ora, reza por ti, por tu vida, por tu juventud para que Jesús MISERICORDISO te sane, te purifique.

(En este momento los jóvenes pasan y dejan delante de Jesús –frente al Altar su vida “carta”, mientras se hace un canto apropiado).

Canto: Nadie te ama como yo (Martin Valverde) /o/ Si conocieras como te amo (Hna. Glenda)

TIME LAP 4:00MIN

TIME LAP 3:00MIN

VANESA

Guía: Seamos como este leproso que nos enseña hacer un a petición humilde a Jesús. ÉL leproso no exige el derecho de ser curado; no pide a Jesús la curación de manera exigente o consumista. Muchas veces las peticiones que dirigimos a Jesús son exigentes o muy humanas.

Pidamos a Jesús de purificar nuestra oración, haciéndola más de su agrado. La mejor manera de moldear nuestra oración es entrando en los deseos que él tiene. Los deseos del hombre es lo que le dan fuerzas para moverse en cualquier dirección para alcanzar sus sueños. Con cuanta mayor fuerza los deseos de Jesús han de ser fuertes. Y si nosotros hacemos nuestros estos deseos, seriamos verdaderamente sus amigos, sus discípulos.

Este leproso no pide a Jesús el ser curado, sino que entra en los deseos de Jesús: “señor, si quieres puedes curarme...”Este ´si quieres´, debemos hacerlo nuestro deseo en la oración. Claro que Jesús desea curarnos y darnos la salud espiritual, pero antes, él quiere que recibamos como un regalo para nosotros los deseos profundos que tiene sobre nosotros.

En el misterio de la oración, los deseos es lo más importante. ¿Cuáles son mis deseos?, debemos de preguntarnos en la oración. Y aún más, debemos preguntarnos cuales son los deseos que Jesús tiene para nosotros. Vamos a decirle también a Jesús: “señor si quieres puedes curarme...” Puedes repetirlo varias veces desde tu interior… y en voz alta.

Canto: Sáname Señor (Hoy señor Jesús)

Guía: Así como estamos vamos a tomarnos de la mano y cerramos nuestros ojos. Significando el gesto de Jesús de tocar aquel enfermo para que quedara limpio.

Jesús dice: “Si quiero, sé limpio”, estas palabras de Jesús nos muestran y revelan cuanto su corazón está siempre listos para curarnos, para limpiarnos de nuestra lepra espiritual, de nuestro pecado. Pocas veces vemos a Jesús en el evangelio decir “si quiero” o “quiero hacer esto”; entonces en este episodio con el leproso, vemos como una perla de evangelio. Es Jesús mismo que dice qué es lo que quiere; y esto es el hacer misericordia. Jesús desea curarnos.

“Extendiendo la mano, Jesús lo toco”. Jesús toca aun leproso. Normalmente en la Biblia las personas que poseían está enfermedad debían vivir aislados. Pero Jesús no tiene vergüenza de tocar el leproso. Así con nosotros, él no quiere que nos mantengamos a distancia de él mismo. Jesús quiere perdonarnos y curarnos de nuestras enfermedades espirituales. Y lo hace tocándonos; el toca las áreas sensibles y enfermas de nuestras vida deseando curarnos y restablecernos. Es como si Jesús viene a abrazar a este leproso.

Así Jesús hoy quiere abrazarnos y perdonarnos. ÉL nunca se avergonzará 355ª de nuestras áreas de oportunidad o incluso de nuestras enfermedades espirituales o de nuestros pecados. Acojamos este abrazo de Jesús que nos levanta como el leproso; o como el hijo pródigo a quien su padre levanta y le da su dignidad de hijo. A este leproso Jesús le devuelve su dignidad y lo hace tocándole. Así a nosotros, Jesús nos recibe tocándonos y acariciándonos. Seamos agradecidos por este abrazo que Jesús nos da en este momento, pues la eucaristía es su presencia tierna entre nosotros. Abrazamos al compañero de al lado como ese gesto de Jesús que nos abraza con MISERICORDIA.

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Canto: sáname Señor

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ANGEL

Guía: La palabra del Dios nos dice: “Pero el leproso, en cuanto salió comenzó a proclamarlo abiertamente y a divulgar el hecho”, este hombre se convierte en misionero de la misericordia de Dios. Lo que Jesús hizo en su vida es una alegría para él y está alegría lo lleva a anunciar a los otros las grandezas de Dios. Así es nuestra vida, Jesús nos purifica de nuestras miserias y nos lleva a anunciar la grandeza de su amor. Está ternura que recibimos aquí en esta hora santa, la debemos de llevar a los demás. Ser misioneros que después de recibir la misericordia, la testifican ante los demás para que otros también la reciban.

Pensemos en unos momentos de silencio con que actitud o modo de ser deseo transmitir a mis hermanos (familia, amigos, jóvenes alejados de Dios) la misericordia de Dios.

(Breve silencio)

Guía: Jóvenes antes de concluir nuestra Adoración

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