Catequesis prebautismales TERCER NIVEL

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Job dice que “la vida es una milicia”, por ello es necesario el crecimiento que se obtiene por medio de la frecuencia sacramental, porque eso nos capacita para luchar y trabajar por la extensión del reino de Dios, para su honor y gloria.

El crecimiento comienza en casa por medio de la fe de los papás: la bendición de los alimentos, la oración de la mañana y noche, imágenes de Cristo y María y, sobre todo: la misa dominical en familia y estudio permanente de la biblia, eso hará crecer y fructificar la fe, haciéndonos adultos en ella gracias al Espíritu Santo recibido en la Confirmación.

-Vivo y testimonio mi fe3. Los discípulos lo mencionan en el evangelio, están convencidos de que el Señor los ha enviado (Mt 28,19). Ser “discípulos” es seguir a Jesús; “hacer discípulos” es animar y motivar a otros a un encuentro con Jesús ya que en la medida en que se encuentren con Él lo hacen con Dios y sus hermanos. Porque quien ama a Jesús busca comportarse con El, el amor se da entre hermanos, entre gente de la misma dignidad y valor; Jesucristo pide a sus discípulos no descuidar la vivencia del amor, este es el encargo principal que nos ha dejado (Mc 12,31). Jesús lava los pies a los discípulos (Jn 13,1-15), muere en la cruz como consecuencia de amar sin límites (Lc 23,22ss); tenemos ejemplos de amor y servicio recientes como la M. Teresa de Calcuta que vivió y testimonió en el servicio al prójimo, especialmente el más pobre entre los pobres.

A todos nos cuesta ponernos al servicio de los demás, es mucho más cómodo ser servido, pero no podemos negar que el ejemplo de personas como ella, parecen ser tan felices; eso nos inquieta y nos cuestiona. Vivir nuestra fe por medio del testimonio, es el mejor modo de decir “ven conoce a Jesús”, síguelo, Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

ACCIÓN SUGERIDA: Leer Hech 2,14-47.

¿Qué anhelos brotan en tu corazón? ¿No te gustaría ser actor en el mundo nuevo?

Has recibido el Espíritu Santo, el Señor te llama a construir una nueva sociedad ¡no tengas miedo!

TEMA 3. Celebremos nuestra fe.

Objetivo: Que los asistentes entiendan los sacramentos como fuente de gracia para que entendidos, vivan los sacramentos con compromiso de discípulos de Cristo.

BIENVENIDA. Recuerden que la vida en Cristo es vivir la vida de hijos de Dios, ser renovados para entrar en la alegría de nuestro Señor, la alegría que brota de nuestra unión con Dios, fuente de las legítimas aspiraciones y del gozo auténtico.

CANTO. Cristo te necesita para amar.

NOS UBICAMOS. Jesús dio una nueva vida en el bautismo, esa vida recibida es algo así como una semilla. Toda semilla es fuente de vida: Jesús quiere que la vida de Dios que recibiste la desarrolles durante la vida diaria hasta llegar a dar abundantes frutos y especialmente para que la dejes expresarse con el gozo de ser redimido.

DIOS ILUMINA NUESTRA VIDA (Lc 8,4-15). Leer.

PROFUNDICEMOS. El misterio que anunciamos y que nos mueve a la donación total hacia los hermanos, se actualiza en el ambiente de nuestras celebración es litúrgicas que son el memorial de nuestra redención; cada sacramentos al ser celebrado es la actualización del Misterio Pascual de Jesucristo. Por eso en ellos vemos la acción de Dios que santifica al hombre. Celebrar, ante todo, una acción divina, en un movimiento descendente, el Padre sigue derramando su gracia sobre sus hijos. Mientras el Padre envuelve a sus hijos en sus bendiciones, ellos responden en ese movimiento de alabanza y purificación al Dios de bondad que los ha elegido en su único Hijo, para ser raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada a Él y pueblo de su propiedad. La liturgia es agradecimiento por la obra redentora del Hijo que nos ha dado la vida nueva y al Espíritu Santo, fuente, impulso y vino nuevo que nos hace gozar en la alegría de saber que la muerte ya no tiene dominio sobre nosotros y que aclara nuestro entendimiento para disfrutar der la vida de resurrección.

-La gracia de los sacramentos: Los sacramentos son fuente de gracia y bendición, de las que gozamos desde el bautismo, pues por él somos incorporados a la gran multitud de discípulos renovados en el agua del bautismo con la efusión del Espíritu Santo haciéndonos templos vivos para la gloria de Dios. Este mismo Espíritu es despertado en nosotros en la confirmación para alcanzar la madurez de la fe, anima y fortalece para participar activamente en el sacrificio eucarístico, en que Jesús se nos da como alimento para el camino, pues somos la Iglesia peregrina en el mundo que debe santificar con su presencia.

Fermento de santidad son los matrimonios cristianos y los ministros consagrados, con ellos la Iglesia se reúne y aumentan los hijos de Dios. Están siempre al servicio de sus hermanos y de las comunidades.

Porque así como el padre nunca deja solos a sus hijos ni en la enfermedad, ni cuando por debilidad de espíritu se desvían del camino, sino que los atiende con los sacramentos que hacen presente el gran amor y misericordia del Padre, lento a la cólera y generoso para perdonar. La comunidad tampoco deja de agradecer a un solo coro su presencia salvífica.

Es así como los sacramentos todos actualizan el Misterio Pascual de Jesucristo. Son celebraciones donde todos los cristianos tienen un lugar por de ellos brota la verdadera felicidad. Somos llamados por el Padre a no perder la gracia recibida.

Celebración de nuestra fe: Por el bautismo somos en Cristo criaturas nuevas, donde nuestra fe se desarrolla y madura. Esto es un proceso en la vida del cristiano ya que es u7n ser en camino nunca acabado; puede encontrar obstáculos que lo pueden hacer caer o retroceder. En esto aprendemos que la fe es un punto de partida, esa fe que es sembrada en nosotros como una semilla que cae en diferentes tipos de tierra, nos hace entender que nosotros iremos dando frutos ser-un nuestras capacidades.

La asamblea de los bautizados que se reúne para celebrar: Lo hace en nombre de Cristo y actuará también en su nombre, será testigo de las maravillas que Dios hace por medio de su Hijo por la acción del Espíritu Santo. Ora dando gracias, bendiciendo o intercediendo por ser una comunidad en diálogo con su Padre, razón de su reunión. Está a la escucha de la Palabra, para hacerla presente entre los hombres cuyo culmen es el Sacrificio Eucarístico que ofrece por toda la humanidad.

Domingo, día para celebrar: Toda celebración es para fortalecer