Las misiones son un mandamiento de Dios
Enviado por Antonio • 28 de Noviembre de 2017 • 2.666 Palabras (11 Páginas) • 663 Visitas
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En conclusión, el trabajo misionero nace en el corazón de Dios, debe centrarse en la iglesia y en todas las personas que han aceptado a Cristo como su Salvador personal, quizás no he sentido el llamado a trabajar en las misiones, pero puedo involucrarme desde lo externo: orando por los misioneros, ofrendando, hablando a otros acerca de la importancia de cumplir con la Gran Comisión y lo más importante Dios no te va a enviar a donde tú quieres, sino donde él te necesita…
República Bolivariana de Venezuela[pic 3]
Instituto Bíblico Bautista del Sur
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Facilitadora: Participante:
Gladys de Rivas Maiyelin de Valenzuela
C.I. 13.016.047
Ciudad Bolívar, Abril de 2014
La palabra “misionero” significa que hemos sido enviados por Jesucristo, es decir, que cada cristiano evangélico es un apóstol de Jesús. Somos sus representantes, sus embajadores enviados al mundo, somos sus misioneros, pero en perspectiva no existe un compromiso con Dios en ir y plantar iglesias, muchas son las razones iniciando con desobedecer el mandato de Cristo en la Gran Comisión, descuido en la oración y ministración de la Palabra.
Por esta razón muchas iglesias hoy día se encuentran estancadas, encerradas entre las paredes de un templo que cumple con lo requerimientos de la congregación pero no con el de Dios, no están comprometidas en plantar otras iglesias, existe poco liderazgo o no compromiso, no se dedica tiempo a la evaluación de la obra, pretender que con su iglesia no falta nada, falta de entrenamiento y descuido en la meditación de la Palabra.
Por su parte, las misiones deben tener claro cuáles son los medios, mensaje y el método para alcanzar a los perdidos, estos deben ser claros, apegados a la Biblia, dirigidos por el Poder del Espíritu Santo, llevando siempre el Mensaje de Salvación, el de hacer Discípulos, capacitando y preparando a otros para la obra.
Con el pasar de los años, se escucha a muchos creyentes que sienten el deseo de ir a otras naciones a predicar el evangelio, pero muchas veces en el entorno donde convive cada día ni siquiera les han hablado a otros de la Palabra de Dios, otro aspecto es que la iglesia debe convertirse en una agencia reclutadora y el principal apoyo para el ministerio, recordando además, que es el Espíritu Santo el que llama a este hermoso ministerio pero el creyente debe estar dispuesto a atender el llamado.
Una vez que los creyentes de la congregación atiendan el llamado a la obra misionera, este grupo debe reunirse en una localidad y comenzar una iglesia local, la iglesia debe convertirse en una “madre” que respalda a la iglesia “hija”, con el fin de expandir la actividad misionera, la iglesia que es obediente debe tomar en cuenta la oración, el compañerismo, la alabanza, y la enseñanza, esto permitirá un avivamiento en el ministerio evangelístico y misionero.
Sin embargo, la iglesia “madre” y el grupo de misioneros deben entrenarse y estimularse entre sí, tomando en cuenta la población a donde será dirigida la obra, este grupo puede o no poseer características en común como: costumbres, cultura, prácticas, herencia, lenguaje o dialecto y características físicas, así podrán reunirse para orar, discipular, evangelizar y satisfacer otras necesidades.
Una de las estrategias decisivas para la fundación de iglesias consiste en iniciar estudios bíblicos evangelístico locales, haciendo seguimiento constantes, manteniendo un liderazgo entrenado, que cultive y fomente la entrega al trabajo misionero, entusiasmo y crecimiento espiritual, mantener la llenura del Espíritu Santo para obtener sabiduría, capacitación y guía.
Una vez iniciada la nueva obra (iglesia) se debe colaborar con el liderazgo tanto tiempo como sea necesario esto con el fin de ayudarles a crecer hacia la madurez en Cristo y formar en ellos una mente reproductiva y discipuladora.
También es necesario que el misionero encargado por un tiempo comience a delegar autoridad y responsabilidad en los lideres locales, depender cada vez más de la participación de los miembros, dedicar tiempo a la evaluación de la obra y por último, el misionero deberá retirarse por si solo y comenzar la obra en otra localidad.
Por otro lado, en la obra misioneras se deben considerar aspectos culturales como de ir a todas las etnias o grupos étnicos, el término etnos no significa que sea bueno o malo simplemente denota diferencia cultural, tampoco la palabra incivilizado debería ser empleado para hacer referencia a un grupo, sino tomando en cuenta que cada nación, país o región necesitan a Cristo en sus vidas ya que se encuentran perdidos.
Además, la cultura no sólo hace referencia a la forma de vivir, sino la manera de vestir, hablar, comer, producir, mirar las cosas y el comportamiento, es decir, la cultura se manifiesta en el lenguaje, estilo de vida y la apariencia física, por esto es que no existe buena o mala cultura sino diferentes
Es de destacar que el Evangelio cuando es compartido en medio de una cultura diferente existen ciertos aspectos que demandan atención como:
- El misionero en un cultura distinta, él es el extraño.
- Existen prácticas y costumbres culturales que no son sagradas y las mismas deben ser evaluada a la luz de la Biblia.
- El misionero se puede adaptar a la cultura donde va a convivir, siempre y cuando no sean antibíblicas, pero debe tener cuidado en no cambiar el contenido del mensaje-
- Establecer relaciones armoniosas y genuinas entre los habitante con el objeto de compartir de Cristo.
- El misionero debe familiarizarse con las creencias, costumbres, tradiciones, practicas, lenguaje, alimentación y su modo de vestir, de esta manera será más fácil relacionarse con el grupo.
Todo lo anteriormente descrito conlleva al misionero a ser eficiente y efectivo, pero éste debe mantenerse orando, leyendo la Biblia, dependiendo de Dios, buscando constantemente la llenura del Espíritu Santo, impregnar en los convertidos la necesidad de convertirse en discípulos multiplicadores, manteniendo un espíritu humilde, predicando el evangelio sin ningún temor y dejando los resultados a Dios.
Pero esto no va solo, debe ir concadenado con la labor de la iglesia convirtiéndola en una
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