Odres nuevos y odres viejos
Enviado por karlo • 13 de Abril de 2018 • 2.561 Palabras (11 Páginas) • 1.579 Visitas
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Lo mismo que el vino, una Enseñanza no es una cosa muerta, al contrario, vive, y su vida conlleva toda clase de consecuencias.
A veces, algunos se quejan diciendo: “Antes me sentía mucho mejor. Comía, bebía, hacía tonterías y me sentía bien. Pero desde que me interesé en lo espiritual me siento incómodo…Verdaderamente, la Enseñanza espiritual no me conviene.”
No comprenden lo que sucede en ellos y, en vez de evolucionar normalmente, se lamentan, se desaniman, retroceden.
¿Qué significa eso? Que son odres viejos y que todavía no ha llegado el momento de verter en ellos el vino nuevo.
Tenemos que preparar dentro de nosotros una forma sólida capaz de contener y de soportar,no solo el conocimiento, sino las buenas nuevas que están llegando.
La ciencia ha observado que las células de nuestro cuerpo físico se renuevan. “¡Entonces todo nuestro ser ya está transformado!”¡En absoluto! Nuevas células reemplazan a las antiguas, pero cada una de estas células posee una memoria, unos hábitos que han dejado surcos. Los pensamientos, los sentimientos, los actos, pasan por estos caminos bien trazados, y las nuevas partículas, que ocupan el sitio de las antiguas, heredan su memoria y se encuentran en los mismos estados inferiores.
Las células han sido renovadas, pero, como esto no es suficiente para transformarnos seguimos siendo fieles a los mismos hábitos, repetimos las mismas tonterías, tenemos los mismos pensamientos.
Así es cómo debemos renovar los odres a medida que vertemos en ellos el vino nuevo, es decir, nuevas enseñanza,. Si no lo hacemos, si seguimos viviendo con los mismos desórdenes y con los mismos hábitos, habrá desequilibrios en los odres.
Por eso debemos realizar al mismo tiempo estas dos cosas: recibir la Enseñanza y transformar la nuestras vidas, trabajando para introducir en nosotros elementos nuevos a través del alimento espirituales.
Hablemos un poco del vino.
Encontrarmos enseñanzas, teorías, tradiciones, que se parecen mucho a los vinos adulterados; están hechas de muchos elementos que ya no contienen nada vivo que nos nutra. Cuando hemos bebido estos vinos, nos quejamos, nos sentimos mal. Eso sucede cuando buscamos vinos provenientes de cualquier organización, gurú, chamán,etc…que se nos pone al paso. Ya vamos a tratar ese tema detenidamente.
El secreto consiste en elaborar nosotros mismos el vino que vamos a beber, es decir, en preparar nosotros mismos nuestros propios pensamientos, nuestros propios sentimientos y nuestros propios actos.
Verter vino nuevo en odres nuevos es realizar la unión del cuerpo y del espíritu. No podemos contentarnos con verter una Enseñanza en nuestra cabeza, aprendiendo nuevas cosas, sin renovar, al mismo tiempo, nuestro cuerpo físico con una vida más pura. Si nos limitamos a aprender, los odres hinchados pronto reventarán, porque ya no habrá ninguna correspondencia entre sus formas y las fuerzas nuevas que entran en ellas.
¿Por qué Jesús no vertió su enseñanza en los viejos odres, es decir, en la cabezade los fariseos y de los saduceos?
¿Por qué escogió inteligencias y espíritus nuevos, capaces de soportar grandes tensiones y grandes pruebas?…
Nunca debemos decir: “Desde que acepté seguir este camino, se me vinieron encima todo tipo de cosas malas”, porque, en realidad, no es verdad; sólo que hemos olvidado que un cambio de punto de vista produce obligatoriamente fermentaciones.
Podemos aprender algo de los odres de los que habla la Biblia.
El odre era una especie de bolsa hecha de piel de animales (cabra, oveja y a veces buey), usada para almacenar y transportar vino. El odre, antes de ser odre, era un animal y tenía que pasar por un proceso para que allí pudieran depositar el vino.
PROCESO DEL ODRE
Primero mataban al animal. Luego, le quitaban la piel y pasaba un proceso de curtido (para convertir la piel putrescible en cuero imputrescible). Las curaban con sal, y las trataban para ablandarlas. Si la piel no estaba bien curtida, el líquido adentro adquiría un sabor desagradable.
La piel del animal consta de dos capas principales: la epidermis y el corium. La epidermis es quitada y el corium es la parte con la cual se fabrica el cuero. La fibra del corium está formada por un grupo de fibras entrelazadas de tal forma que proporcionan gran resistencia y flexibilidad a la piel, al mismo tiempo que permite que el aire y el vapor de agua pasen a través de ella.
Nuestro cuerpo es el odre que retiene la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, lo cual cambia nuestra manera de pensar y sentir
Cuando el vino nuevo es vaciado en un odre viejo, comienza a soltar gases que hacen que el odre se hinche, y se rompe debido a la presión causada por la fermentación. Un odre viejo no lo puede soportar, porque no es flexible. Si “nuestro odre” es viejo, nos volvemos inflexibles y no permitimos que el aire y agua de la vida celestial entre en nuestro ser. No podemos quedarnos en el legalismo, ni en exigencias anticuadas, ni en la inflexibilidad. Hemos de pasar por un proceso para evitar el “olor desagradable” del pecado. Para eso es necesaria la presión de las circunstancias de la vida que, junto con la Palabra de Dios, nos irán moldeando, y transformando…si se lo permitimos. La mente estancada no puede recibir ideas nuevas.
En cambio, el odre nuevo tiene la capacidad de expandirse, estirarse y de recibir el vino nuevo que es vaciado en él. El vino nuevo (zumo de uvas no fermentado), debe ser colocado en odres nuevos, flexibles. El vino nuevo representa los pensamientos nuevos. Si los pensamientos nuevos entran en odres viejos, la mentalidad antigua choca y se rompe el cuero. Es necesario cambiar de mentalidad para recibir los pensamientos nuevos. Empezar la vida cristiana, es como pasar de un odre viejo a un odre nuevo, lo cual nos da una nueva visión de la vida. La inflexibilidad de los Fariseos para recibir el vino nuevo del Reino de Dios, era inaceptable para nuestro Señor Jesucristo.
Primero, debe haber un cambio interior, en los pensamientos y sentimientos, pues lo que pensamos afectará lo que sentimos (y viceversa), lo cual se manifestará en acciones.
Dejemos los recuerdos que nos hacen daño, pues no podemos hacer absolutamente nada para cambiar esa situación. Es mejor que miremos
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