EL LIDER Y EL FRUTO DEL ESPIRITU.
Enviado por klimbo3445 • 25 de Enero de 2018 • 1.905 Palabras (8 Páginas) • 895 Visitas
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Mansedumbre.
La palabra griega praótes contiene la idea de una benignidad humilde que se preocupa más por los demás que por sí misma. Jesús dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5). La palabra relacionada pras significa “manso”, “humilde” o “delicado”. La persona mansa tiene un espíritu disciplinado. En potencia, todas las bendiciones espirituales se hallan al alcance de una persona así.
Templanza.
La palabra enkráteia significa “dominio propio”, en lo que queda incluido el control de las pasiones sensuales, por lo que comprende también la castidad. La inmoralidad no tiene lugar en una persona que quiera ser usada por Dios.2 (todas las definiciones).
- ¿Por qué es importante obtenerlo?
Aunque ni la edad ni la experiencia pueden garantizar una madurez espiritual, el fruto del Espíritu sí la produce. Es de vital importancia para aquel que ha sido llamado a ser líder no solo debe tener algunas “gracias” del fruto de Espíritu, sino todas estas que lo conforman, que van de la mano una con otra para así formar un buen líder.
Un líder completo, es decir, un líder con el fruto del Espíritu se puede llamar una persona “integra”, el diccionario Websters define la palabra integridad como “el estado de estar completo, no dividido”. Cuando tengo integridad, mis palabras y mis obras coinciden. Soy quien soy no importa en donde estoy o con quien estoy.
Lamentablemente hoy en día la integridad es un producto perecedero. Una persona con integridad no divide su lealtad, ni finge ser de otra manera (eso es hipocresía). El líder con integridad es alguien completo, puede identificarse por tener solo una manera de pensar y de actuar, las personas con integridad no tienen nada que esconder ni nada que temer. Sus vidas son libros abiertos. “la integridad no es tanto lo que hacemos sino lo que somos” y lo que somos, a su vez, determina lo que hacemos.3
Muchos líderes que no pueden mantener una integridad completa y que lamentablemente no son buenos testimonios o cartas abiertas hacia sus subordinados o grupos exclaman algunas frases como estas: “no me vean a mí porque los hombres fallamos”, “no sigan al hombre, porque somos imperfectos”, pero encontramos en la palabra de Dios a un hombre llamado Pablo diciendo “ser imitadores de mí, así como yo de Cristo” 1 Corintios 11:1, esta es la verdadera actitud de un buen líder, lleno del fruto del Espíritu, integro en todo, el Apóstol Pablo, en necesario pues que todo líder sea plenamente integro, lleno del fruto del Espíritu.
“La integridad no es tanto lo que hacemos sino lo que somos”
- John C. Maxwell
Y termina diciendo Gálatas 5:23 “no hay ley que condene estas cosas”, por supuesto que no.
- ¿Cómo puedo obtenerlo?
El fruto del Espíritu como su nombre lo describe viene dado por el Espíritu y está directamente relacionado con lo que conocemos como “santificación”, Millard Erickson dice: “la santificación es una continuación de lo que ha comenzado en la regeneración, cuando le fue otorgada e impartida al creyente una novedad de vida. En especial, la santificación es la aplicación por parte del Espíritu Santo a la vida del creyente de la obra hecha por Jesucristo.
La santificación del mundo se produce a nivel individual, los cristianos deben ser santificados por el Espíritu, un proceso que exige la cooperación continua de cada uno de nosotros. Si somos creyentes maduros sabemos cómo como lo describe Pablo en su carta a los Efesios que “al creer en Cristo hemos sido sellados con el Espíritu Santo”, entonces lo que tenemos que hacer es ejercitarnos, buscar cada día que sea más Dios en nosotros y no la carne, darle su lugar al Espíritu Santo para que el siga obrando de manera poderosa en nuestra vida, hacer frutos dignos de Dios, alcanzar perfeccionar todo el fruto del Espíritu en nosotros, todas sus gracias, será importante para esto una vida devocional activa: oración, lectura de la palabra, ayuno, convivencia con los santos.
La meta de todos nosotros ahora como líderes debe ser que a través del fruto del Espíritu podamos ser como nuestro maestro, como lo menciona el Apóstol Pablo en Efesios 4:13 “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
- Conclusión.
Como líderes que hemos sido puestos de manera teocrática en nuestras congregaciones, es nuestra responsabilidad diaria el buscar ser mejores tanto secular como espiritualmente, sabemos que por nuestras propias fuerzas u méritos no podemos lograr nada delante de Dios, todo lo que es celestial es por gracia, debemos esforzarnos en buscar más de Dios, más de su Espíritu, Él ya lo ha dado, por tanto nos toca esforzarnos y tomarlo, ejercitar y abundar en cada una de las 9 características o gracias del fruto del Espíritu Santo, porque solo con ellas podremos lograr ejercer un liderazgo eficiente, a la altura de lo que demanda nuestro Señor.
- Bibliografía.
- Jorge Enrique Díaz F. “Los llamados a enseñar” editorial Mundo Hispano.
- Stanley M. Horton “Teología Sistemática, una perspectiva pentecostal” editorial Vida.
- John C. Maxwell “Desarrolle el líder que está en usted” editorial Caribe.
- Santa Biblia, versión Reina-Valera 1960.
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